Un rey nunca muere

El otro reino

-Sargento Mayor de comando,  ¿supo de la noticia?.

-Si, cabo estoy enterado, preciso que valla con su sargento mayor y le informe que habrá una reunión de urgencia.

-Enseguida Mayor, con su permiso.

Mientras el S. Mayor de comando está caminado por los pasillos del reino filo, uno de los muchos reinos que existen en el espacio, pero eso sera para más adelante, este reino se considera uno de los mejores en cuanto a la lucha cuerpo a cuerpo, el reino se divide en 4 ciudades y una de ellas esta en el medio y solo miembros del "Los Élite" son personas que entrenan para poder dominar o descubrir su poder interior. 

El lugar cuenta con una gran espada en el medio de la ciudad central, esta dicha espada, solo se usa por dos razones, una es para defenderse de los enemigos mas bestiales y otro para ejecutar a los prisioneros que son condenados al "descanso eterno".

Un hombre con aspecto joven de pelo negro recogido con una cuerda pequeña, se acercaba enojado pareciere hasta el lugar de la reunión, abriendo una gran puerta de madera con detalles dorados, una meza larga se lograba ver justo en el medio de la h...

Un hombre con aspecto joven de pelo negro recogido con una cuerda pequeña, se acercaba enojado pareciere hasta el lugar de la reunión, abriendo una gran puerta de madera con detalles dorados, una meza larga se lograba ver justo en el medio de la habitación, a cada lado de meza se encontraban 16 sillas que representaban al parecer que en la sociedad del filo existen 16 Señores Mayores de comando pero al final de meza en una punta se ubicaba una silla diferente con grabados de oro y plata, en ella ya se encontraba un hombre de edad avanzada pero buena condición física, una barba que degradaba del color negro al blanco y con poco pelo, vestido con un traje negro y rojo, sus manos sobre la meza sirviendo un poco de té, el anciano levanto la mirada y dijo:

-Señor Mayor de comando 11, llegas temprano ¿quieres un poco de té?

Con una simple mirada el joven enojado quedo paralizado y sus nervios se calmaron.

-Seria un placer Gran Señor de Guerra, ¿sabe que haremos ahora en la tierra?, él se oculto mucho tiempo, los otros aun no parecen, mi Señor.

-Pronto sabremos que hacer, esperemos y tal vez mandemos a un espía de algún escuadrón.

-Entonces que a sí esa, mi gran señor.

-No se diga más, a todos los presentes gracias por su atención.




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