Camino por los jardines del castillo, estoy muy nerviosa sabiendo que pronto asumiré el trono, solamente hay un único y ridículo requisito, debo casarme.
Agradezco que mi madre sea bastante comprensiva, dice que no me va a obligar a casarme con alguien que no amo. Le agradezco profundamente, confía en mí y sabe que ha hecho un buen trabajo conmigo.
Recuerdo una lista que mi madre me entregó esta mañana, la leo detenidamente… hay exactamente seis nombres en la lista.
25 Años, le encanta la literatura
26 años, experto en gastronomía
25 Años, disfruta la danza
23 Años, la música es uno de sus muchos talentos
23 Años, construyo un hogar para niños huérfanos
22 Años, es competitivo, ama los deportes extremos
Vaya…Todos son príncipes algo… diferentes, por las fotos que hay son bastante atractivos, sacudo mi cabeza –Señorita deja de pensar en eso- me digo a mi misma, claro está de que no todo es como parece, no voy a reinar junto a cualquiera, que sean príncipes y hayan crecido bajo el seno de una familia importante, no quiere decir que son educados, o que su corazón se inclina verdaderamente al pueblo.
“El rey sirve al pueblo y el pueblo al rey” eso me dijo mi abuelo antes de morir, mi padre falleció cuando yo estaba en brazos, después de la muerte de ambos, mi madre sumió el papel de reina, lo ha hecho bien, sin ayuda, verdaderamente no entiendo el motivo de tener que casarme, pero las leyes son para mantener el reino en orden.
Delante de mi hay una linda fuente, me recuerda cuando mi madre me enseñaba las leyes y comportarme como tal, fue una tarea difícil, pues yo quería hacer lo que se me venía en voluntad, con el tiempo entendí de que si nací como princesa e para hacerle un bien al pueblo, aprendí a velar por él y ahora eso es lo que me mantiene viva.
Una de las criadas que está bajo el servicio de mi madre, llega corriendo y se detiene frente a mí:
Mary: Princesa- Hace una reverencia- La reina la espera en su despacho- me hace señas para que la acompañe y la sigo.
Mary, la criada cierra las puertas después de salir, me encuentro sola con mi madre.
Mamá: ¿Has pensado con quién te gustaría casarte? –Se sienta frente a mí- tienes dos meses para decidirlo en la gran cena real, es la más importante del año, sería muy apropiado anunciar tu compromiso ese día.
T/N: No lo sé, me gustaría conocerlos bien antes de tomar una decisión, no quiero reinar con alguien incompetente o que se preocupe por sí mismo, quiero a alguien que ame a su gente así como lo hago, no me importa si tiene sangre real o no, quiero que su corazón sea de un rey.
Mamá: ¿qué piensas hacer querida? –Pregunta con una sonrisa en sus labios y satisfecha por mi argumento.
T/N: Iré a visitar a cada uno y lo pondré en prueba, No iré como princesa, iré como las demás personas, veré si son o no dignos de ser reyes.
Mamá: Estoy muy segura de que uno de ellos es el rey que buscas, no me siento muy cómoda de que emprendas este viaje, pero confío en que tomarás la mejor decisión.
Después de esa conversación me levanto y comienzo a pensar un plan para probar al primer candidato.
En otro lado del reino...
¡Señor prometo que pagaré todo lo que debemos, pero por favor denos tiempo!-Suplico mientras soy atado con unas cadenas.
No hemos podido pagar la cuenta del médico de mi padre, mis hermanos y yo hemos trabajado pero no ha sido suficiente. Aquel señor al parecer no me escucha y me lleva arrastrado a un carro tirado por caballos, mis hermanos corrían detrás del antes mencionado, pero no logran alcanzarlo.
Solo puedo quedarme aquí, mientras puedo pensar en cómo volver a casa… creo que… estoy condenado…