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Chicago, Illinois.
Actualidad.
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Los años transcurrían con rapidez, tiempo donde a Zuri le costó muchísimo salir adelante con su secreto bien guardado sobre la paternidad de su pequeño, a pesar de que su mejor amiga le rogó que le confirmara si Darren era el padre del niño, aun así, decidió callar la verdad, sobre todo por la desaparición del hombre con quien se vio siendo feliz en un futuro.
Después de un tiempo, comprendió que eran ilusiones vagas de su cabeza y que de ese amor platónico, solo quedó el fruto de su enamoramiento platónico, Daniel James, un precioso niño de cabellos rubios y ojos enormes como ella.
A pesar de la circunstancia que le tocó vivir, decidió seguir adelante con su embarazo y el día más feliz de su existencia llegó cuando nació su pequeño tormento, desde entonces, hizo todo lo que tuvo a su alcance para criar a su pequeño sin la presencia de un padre, justo como le sucedió a ella con el suyo.
—Amiga, en serio te admiro, en estos años te has dedicado a mi sobrino y saliste adelante con mucho esfuerzo, tanto que ahora eres corredora de bienes raíces, no te va nada mal con ese trabajo bien remunerado —comentó su siempre amiga, Tiara.
—Así es, aunque pasé mil dificultades, pude aprender sobre los bienes raíces y de eso me mantengo, también ayudo a mi madre con lo que puedo, nunca debemos rendirnos, aunque todo se ponga oscuro en algún momento —expresó con mucho positivismo.
—Ya nuestro nene tiene cuatro años y es todo un hombrecito, lo estamos criando muy bien —dijo su amiga, bastante emocionada.
—¿Estamos?—cuestionó Zuri, mostrando un gesto de burla.
—Por supuesto, sabes que he amado a ese precioso desde que estaba en tu vientre y más cuando nació, parecía un ken, igual que su padre —soltó su indirecta.
—Dale con lo mismo…
—Por más que lo niegues, estoy segura de que tuviste intimidad con el guapote de Darren y te pintó a esa hermosura, si el parecido en innegable, lo que me parece extraño fue que no le dijiste nada, además de que ese tonto se desapareció de extraña manera, a pesar de lo popular que era en aquel tiempo—expresó algo pensativa.
—Son cosas del pasado que ya no tienen importancia y ahora solo me importan las personas que siguen a mi lado, es todo —concluyó.
Le dolía hablar del tema, ya que sabía que fue un poco egoísta cuando le negó a su hijo la existencia de su padre y no haberle dicho la verdad a su amor platónico sobre el bebe que engendraron juntos. Entonces entendió que no había sentido decirlo si se marchó a algún lado sin decirle nada a nadie.
—Tienes razón, de todos modos, cuentas conmigo para lo que sea—ofreció.
—Lo tengo claro, gracias, querida amiga.— Zuri agradeció con una sonrisa—. Casi debo buscar a mi niño en la escuela.
—Creo que es muy joven para que vaya a estudiar —comentó Tiara.
—¿Qué dices? Es bueno que a muy temprana edad vaya adquiriendo conocimientos y se vuelva más inteligente, aunque desde bebe era muy astuto.
De repente, escuchó la notificación de su teléfono dentro de su bolso y lo abrió para buscarlo. Era una llamada de la escuela, lo que le pareció extraño, pues casi nunca la llamaban. Sabía que su hijo siempre se mostraba muy bien portado.
—Hola, ¿en qué puedo ayudarles?—saludó.
—¿Usted es la madre de Daniel James?—interrogó la coordinadora de la escuela.
—Sí, soy Zuri James—respondió.
—Necesito que venga ahora mismo a la emergencia de nuestra escuela, debido a que su hijo se muestra pálido y tiene fiebre muy alta, podría ser peligroso para su cerebro, por lo que debe llevarlo al hospital lo más rápido posible —informó.
Zuri se quedó muda ante lo que estaba escuchando y después comenzó a ponerse ansiosa, presa del susto. Perdió todo el color de su rostro, provocando que su amiga se pusiera alerta ante su reacción.
—¿Qué sucede?—preguntó Tiara.
—De acuerdo, voy para allá enseguida —susurró.
—Gracias.
Luego de que salió del impacto que le generó la noticia, se levantó a toda velocidad para correr hacia afuera del edificio y ni siquiera le importó el llamado desesperado de su amiga. Simplemente, se fue hacia donde se encontraba estacionado para subir de prisa, se sentía presa del pánico.
—¡Espera! ¿Qué ocurre? Me estás asustando —exigió su amiga.
—Daniel se puso mal y necesito buscarlo—dijo como pudo en medio de sollozos.
—Voy contigo—decidió Tiara, viendo su ansiedad acumulada—. Dame las llaves del auto para manejar por ti.
Entregó las llaves y vio que su amiga aceleró con prudencia para no chocar con otros autos, ya que sabía su urgencia por llegar a la escuela, se notó cuando no esperó a que se estacionara bien, simplemente saltó del carro para correr hacia la enfermería, necesitaba comprobar que su hijo se encontraba bien.
Entró por la puerta sin pedir permiso y buscó a su hijo, caminando de un lado a otro, hasta que lo ubicó. Entonces se acercó de prisa para que le dijeran qué estaba sucediendo con él.
—Soy la madre de Daniel James, dígame qué le ocurre a mi niño —apuró a la doctora.
—Tiene dolor abdominal que cruza por su espalda y una fiebre alta, además de que se ve pálido, por lo que le aconsejo que lo lleve a un hospital, debido a que no tenemos los equipos necesarios para darle la atención adecuada. Esta es una enfermería solo para emergencias leves —explicó.
—Bien, deme la salida autorizada y me lo llevo de inmediato —pidió, desesperada—. ¿Dónde se encuentra?
—Venga conmigo.
Siguió a la doctora con Tiara detrás de ella y cuando vio la condición de su pequeño, apresuró el paso para abrazarlo, entonces permitió que las lágrimas aparecieran, ya que había aguantado hasta el momento.
—Mi amor…
—Mami, me siento mal—susurró el nene.
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amor platonico, embarazo inesperado, reencuentro después de años
Editado: 07.10.2025