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New York.
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Para evitar a la prensa y a los chismosos que pudieran comentar sobre sus actividades personales, Darren apartó una de las suites que había en uno de los hoteles de su familia para recibir a su invitada, en la conversación esperaba saciar todas sus dudas, además de sacar de su cabeza la laguna mental que tanto lo atormentaba.
Pidió a sus empleados de recepción que guiaran a su invitada cuando entrara en el hotel y subió para esperar con paciencia la reunión programada. Aunque trataba de mantener la calma, los nervios cubrían cada parte de su cuerpo.
Si tenían un pasado de relevancia, entonces debía saberlo y después actuar con responsabilidad según sus actos de aquella vez.
—Señor Snox, la invitada ha llegado —informó uno de los empleados—. ¿Le digo que entre?
—Por supuesto—aceptó.
Darren se acomodó sobre uno de los sillones del sofá y se enderezó cuando vio a la joven mujer que apareció ante sus ojos. Su belleza realzaba con el atuendo juvenil que tenía puesto, además de que mostraba un maquillaje fresco que rejuvenecía su rostro.
—Hola—saludó al padre de Daniel.
—Gracias por venir, puedes sentarte —pidió él.
—No, a ti por aceptar que hablemos de algo tan delicado para los dos y sobre todo para nuestro hijo—respondió.
Ambos se sentaron, uno frente a otro, y un empleado del hotel se encargó de servirles una bebida refrescante, además de dejarles un aperitivo. Entonces se fue para permitir que su jefe pudiera hablar con su invitada.
—Voy a darte primero la palabra y dejar que expliques cómo me conoces, solo te pido que no obvies detalles, necesito dejar claro que las imágenes dentro de mi cabeza no son ilusiones fugaces de mi memoria afectada —habló a Zuri.
—Perfecto, te voy a contar lo más importante, cómo nos involucramos y después terminamos en la misma cama por unas cuantas horas —expresó.
—¿Unas cuantas horas?—cuestionó él.
—Sí, nunca tuvimos una relación amorosa y tampoco de amistad, simplemente te veía por televisión, jugando en el equipo de fútbol americano, los Bears. Eras algo así como mi amor platónico, alguien que creí que nunca podría tener a mi lado.
—¿En serio? Qué tontería…
—No lo es, en ese momento te convertiste en alguien muy popular y las chicas despampanantes te perseguían por todos lados, hasta que mi mejor amiga consiguió la dichosa boleta de la fiesta de celebración que tu equipo realizó, ahí fue donde nos encontramos de frente por primera vez, pero ambos teníamos antifaces en ese momento—explicó.
Un escalofrío recogió todo el cuerpo de Darren después de darse cuenta de que su relato era igual a lo que veía en su memoria, una chica con los ojos cubiertos y le creía lo que decía, puesto que el único que sabía de sus lagunas distorsionadas era el terapeuta.
—Sigue, por favor—pidió.
—Ese día nos sentimos atraídos, uno por el otro, y después de un par de copas, una cosa llevó a la otra… En fin, terminamos teniendo intimidad. Cuando desperté, vi que me encontraba a tu lado sin nada de ropa, por lo que decidí huir sin dar explicaciones, debido a la vergüenza que me dio, después de ese episodio, no supe nada más de ti.
—Comprendo… ¿Qué más?—interrogó él con insistencia.
—Unos meses después, me enteré del embarazo y me hice responsable de mis actos, por lo que decidí tenerlo como madre soltera, por eso nunca hice el intento de buscarte o decirte lo ocurrido, hasta que mi hijo empezó a enfermar de repente —declaró.
—¿Qué enfermedad tiene específicamente?—solicitó.
—Insuficiencia renal aguda, sus riñones no funcionan correctamente y necesita un donante con carácter de urgencia, pero ni mi madre ni yo somos compatibles, también le pedí el favor al hombre que me engendró, recibiendo una negativa, así que me estoy quedando sin opciones, por eso tomé la decisión de buscarte, eres su padre, quizás si seas compatible con el niño—detalló Zuri.
—Todo lo que me cuentas parece creíble y me genera cierta confianza, de hecho, algunas escenas concuerdan con la poca memoria que tengo de mi pasado, por lo que no tengo objeción sobre lo que dices —declaró Darren.
—¿Por qué no recuerdas tu pasado?—averiguó ella.
—Según supe por mi familia, tuve un grave accidente automovilístico y desperté meses después en el hospital, pero no recuerdo nada de lo sucedido. Lo que sí me parece extraño es la falta de información de mi pasado, es como si alguien la hubiera borrado de todos lados —comentó.
—Pues sí, es algo sin sentido…
—Bien, te escuché y ahora voy a tomar mi decisión —interrumpió a su invitada—. Acepto hacerme las pruebas para la compatibilidad de órganos con tu hijo.
Zuri se puso de pie con los ojos cristalizados por la noticia que recibía y sorprendió a su antiguo amor platónico, arrodillándose entre sus piernas, luego sujetó sus manos para llenarla de besos. Su acción tenía a Darren completamente perplejo.
—Gracias por tu empatía y comprensión, por ayudarme en una situación tan complicada —susurró.
—Mi colaboración tiene condiciones —soltó Darren de repente, logrando que Zuri se confundiera y se pusiera algo nerviosa.
—¿Condiciones?—averiguó.
—Sí, además de hacerme la prueba de compatibilidad, quiero hacerme también el ADN para probar que el niño es mi hijo y, en dado caso de que lo sea, quiero darle mi apellido. También deseo que te mudes con él a esta ciudad para que pueda ejercer mi papel como padre —explicó.
—Comprendo—aceptó.
—Si resulta todo lo contrario y las pruebas dicen que no es mi hijo, espero que nunca más me busques para nada, haz de cuenta que no me conoces o no existo —exigió.
—Lo que digas, se hará y no tengo miedo de cumplirlo, de todos modos, gracias por aceptar el reto —prometió Zuri—. Me hace feliz que haya una colaboración entre nosotros y ahora me regreso a donde me estoy quedando.
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amor platonico, embarazo inesperado, reencuentro después de años
Editado: 07.10.2025