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New York.
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Después de que Darren compartió con sus antiguos compañeros de equipo, decidió regresar en un vuelo hacia la ciudad de New York y, desde que llegó a su destino, se preparó mentalmente para hablarle a su familia sobre los nuevos parientes que aparecieron en su vida.
Su asistente lo esperó en el despacho para darle los pendientes y mientras revisaba todo con detenimiento, se acordó de tomar la medicina que le dieron en el hospital de Chicago, después de donar el órgano a su propio hijo, debía cuidar muy bien de su salud, sobre todo el único riñón que le quedaba.
Se sentía bastante ansioso debido a las dos personas que quedaron en otra ciudad, pues quería tenerlos en su entorno, a pesar de que sabía las dificultades que iba a tener por su decisión. Aun así, era su anhelo más cercano, por lo que estaba dispuesto a todo.
—Lorena, gracias por ocultar el verdadero motivo de mi viaje con la señora Snox—dijo a su asistente.
—De nada, señor, es mi deber como su persona de confianza y empleada directa —respondió ella.
Se fue a sus labores unos minutos después para dejarlo trabajar en tranquilidad, una que no perduró mucho cuando la madre de su jefe ingresó en el despacho sin previo aviso, algo que no pudo evitar como empleada.
—¡Darren, hasta que por fin apareces!—exclamó, cruzándose de brazos.
—Hola, madre—dijo él, sin levantar la cabeza.
—¿Es tu respuesta? No puedo creer tu falta de respeto con tu madre y hasta con tu padre que sigue enfermo en casa, ni siquiera llamaste para saber si estábamos vivos…
—Mamá, no estoy para tus berrinches en este instante, tengo muchas cosas que manejar en la empresa y contigo aquí no puedo concentrarme en mi objetivo —interrumpió con ímpetu.
—No me puedes tratar así, parece que se te olvida que soy la única persona que se preocupa por ti y te protege —reprochó Janet.
Darren decidió dejar de lado lo que estaba haciendo para prestarle atención a su progenitora y se puso de pie para caminar en su dirección, con el semblante bastante serio, había muchas cosas que quería cuestionarle después de todo lo que supo, por lo que pensó que si ya encontraba ahí, era el momento adecuado para hacerlo.
—Ya que estás aquí, voy a hablarle de un asunto muy serio que está ocurriendo, aunque primero tengo que hacerte algunas preguntas —dijo.
—Perfecto, pregunta lo que quieras —dijo la señora, tomando asiento en el sofá del despacho.
Darren hizo lo mismo, poniéndose cómodo en el otro mueble para comenzar con lo que ya no se podía ocultar más, necesitaba respuestas claras de la única persona que debía dárselas.
—¿Por qué después de que tuve ese accidente que me dejó sin memoria, no me hablaste de mi vida pasada en Chicago como jugador profesional de fútbol?—interrogó.
Todo el color se drenó del rostro de su madre y se quedó paralizada ante semejante pregunta, además de que sus ojos se abrieron como luna por la impresión, una reacción que su hijo percibió muy bien, sabía que la pregunta la había puesto nerviosa, quizás algo ansiosa, aun así, no iba a permitir que se saliera con las suyas.
—No tengo idea de qué hablas…
—¡Si lo sabes! Tus abogados hicieron la visita en la franquicia para soltar algunas advertencias sobre la relación que ellos tenían conmigo, queriendo callarlos y después de eso no supieron más de mi existencia —interrumpió con enojo.
—¿Quién te habló del tema? Si esos tipejos vinieron hasta aquí para decirte la verdad sobre ese asunto y luego manipularte con chantajes, no lo pienso permitir —advirtió.
—No, sucedió algo más que me hizo llegar con ellos y así supe que jugué en su equipo por unos cuantos años, entonces hablé con cada uno de mis compañeros, me contaron como fue mi vida en esa ciudad, algo que ahora te reclamo, ya que no tienes ningún derecho a privarme de mis amistades, de las personas con la que había hecho una relación cercana—reclamó.
—¡¿Y qué querías que hiciera?! —estalló, poniéndose de pie con evidente rabia por el reproche de su hijo—. No querías regresar a ocupar tu lugar dentro del imperio que manejaba tu padre cuando estaba bien de la cabeza y tus hermanos me estaban presionando, querían sacarme del camino para tomar el mando de todo, por lo que no podía permitirlo, así que aproveché tu amnesia para traerte de regreso —explicó.
—¿Sin mi consentimiento?—cuestionó.
—¡Exacto! Tu padre comenzó a ganar mucho dinero con mi ayuda cuando nos casamos y nos hicimos ricos después de que fue divorciado de su primera esposa, por lo que todo lo que tenemos te pertenece a ti, no a ellos…
—¡Madre! Son mis hermanos y, por ley de familia, también tienen derecho a nuestra fortuna por ser hijos biológicos de mi padre; es para compartirla entre todos.
—¡De ninguna manera!—negó.
—¿Por qué eres tan ambiciosa?—averiguó.
—Eres lo único que tengo en esta vida y por eso debo cuidar tu futuro, por encima de quien sea. Aunque me veas como una villana, quizás una tirana, no me importa nada, seguiré siendo igual hasta que me muera.
Darren se quedó en silencio, observando la actitud de su madre, y prefirió callar la otra parte que aún no le mencionaba. Por el momento decidió que era mejor así, se lo diría cuando la situación estuviera más tranquila para todos.
Desde pequeños era autoritaria, moldeando la educación de su hijo como tanto deseaba, y después de que lo logró hacerlo un adulto productivo, no iba a quedarse de brazos cruzando mientras él mismo tiraba todo por la borda.
—¿Terminaste? Tengo cosas pendientes que no puedo dejar para mañana —dijo, despidiendo a su madre de manera indirecta.
—Si tanto lo deseas, entonces me marcho y espero que pienses en lo que te digo, todo lo hago por tu bien, aunque creas que no es así —culminó y se puso de pie para caminar hacia la puerta—. Además, aún me debes una explicación de cómo supiste de tu pasado.
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Editado: 07.10.2025