Un salto de fe

Prólogo

Me parecía increíble como las personas cambiaban su personalidad constantemente, todo con el fin de encajar con los demás. Es algo que nunca me salió, por mucho que intentará “ocultar” mi yo verdadero, jamás lo logré, al final siempre terminaba saliendo mi lado terco. Lo malo de eso es que, en la mayoría de las ocasiones, mi terquedad no me ayudaba mucho que digamos. Uno de esos tantos días en que esto no termino bien fue hoy. No ha había tenido un buen día y la forma en que él se estaba comportando empeoraba todo

— Alexa, basta — exclame molesta hacia mi mejor amiga — no quiero seguir aquí, por favor, vámonos

— Oh, vamos Leah, no es para tanto — me respondió, pero seguía sin apartar la mirada de la persona que estaba terminando de arruinar mi día

— Sí Leah, no es para tanto, deja de ser tan aburrida — me dijo él con una sonrisa ladeada

— No estoy hablando contigo, así que haz el favor de ahorrarte tus comentarios, ¿Sí? Gracias — espete furiosa, no sabía el porque de su comportamiento pero no estaba del mejor humor para querer averiguarlo  

— Muy bien, entonces supongo que no les será difícil regresar a la ciudad sin mi ayuda —me volteo a ver con una mirada de pocos amigos—, buena suerte, pequeña.

Lo miré, de verdad no lo soportaba, solo Maximiliano Ferrer era capaz de sacarme de mis casillas de una forma tan rápida y lo empeoraba todo con su tonto apodo.

— Te he dicho mil veces que detesto que me llames así, Maxi— hice énfasis en la última palabra con una sonrisa sarcástica, yo sabía que él odiaba que lo llamará de esa forma

— Agh, ¿Por qué siempre tienes que ser tan molesta? —había acabado con su paciencia y lo sabía

—No lo sé, ¿Tú por qué siempre eres un idiota? Supongo que es el tipo de preguntas que no tienen una respuesta

— ¿Sabes qué?, olvídalo, arréglensela solas, yo me voy— comenzó a caminar a paso apresurado

—Hey, espera — lo detuvo Alexa, la amaba, pero a veces me molestaba mucho como aguantaba toda la basura que podía soltar Max cuando estaba molesto solo porque le gustaba — ignora a Leah, de verdad necesitamos tu ayuda, llévanos de regreso, te prometo que nos portaremos bien

— ¿De verdad? ¿Crees que tu amiga sea capaz de comportarse como una mujer decente? – dijo Max, de verdad odiaba cuando se comportaba así. Ni siquiera sabía porque estaba tan enojado.

— Eres un…

— Sí, si puede – me interrumpió mi amiga, me conocía lo suficiente y sabía que después de ese tipo de comentarios explotaba.

No tenía idea del porque estaba diciendo todas esas cosas, pero estaba tan molesta que en esos momentos no tenía ánimos de hablar con él y averiguarlo 

—Bien — dijo Max antes de que yo pudiera decir algo más —vámonos, no soporto estar tanto tiempo con esta— me miro con desagrado

— Eres insoportable — musite, comenzando a caminar hacia su auto.

Lo detestaba en estos momentos, pero aun así necesitaba llegar a la ciudad, no era tan idiota como para volver a pie.

— Solo cállate y vámonos

— Idiota — le dije en un susurro pasando por su lado

— ¿Dijiste algo? – me pregunto el idiota

— No, nada

Llegamos a su auto y yo me subí en la parte trasera, mientras que mi amiga se subía emocionada en el lado del copiloto. No entendía como alguien tan agradable y bonita como ella se dejará pisotear tanto por alguien como Max. Jamás había conocido a una persona tan irritante como él cuando se molestaba. 

Seguimos hasta la ciudad, yo miraba por la ventana y él me vio por el retrovisor.

— ¿Lo ves? Cuando estas sin insultarme te ves bastante bonita – me dijo con una media sonrisa

No le conteste nada, preferí seguir mirando a la ventana, aunque sentía la mirada de Alexa. No estaba con ánimos de discutir y al final solo me quede dormida. 




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