Capítulo 6

––¿Que?

Ella aprieta los labios, no quiere volver a repetirlo y en ese instante lo capto.

––Espera, espera––pido un poco aturdido––¿Tu padre es el tipo violento de hace unos minutos?

Ella agacha la cabeza.

Respiro hondo porque si todo lo que estoy pensando es verdad, ella tal vez necesite ayuda.

––Maytte, mírame––alzo su barbilla, sus ojos conectan con los míos––, desde que llegaste al bar, note el moretón––ella se tensa–– ¿fue él?

Vuelve a bajar la cabeza y niega con la cabeza.

––¿Entonces cómo te lo hiciste? ––debe ser difícil contarle a un extraño estas cosas, pero ella llego con un golpe hace unas horas y hace unos minutos su padre con una actitud violenta y con ese intercambio de palabras que, en una relación de padre e hija, no es normal––puedes confiar en mí, Mayte

––¿Porque debería confiar en ti? ––pregunta a la defensiva

Pongo una mano en su hombro y con la otra, vuelvo a alzar su barbilla para que me mire.

––Porque no es lindo ni acogedor sentirse solo e inseguro––le sonrió––la soledad no es sana, guardar secretos que te lastiman tampoco––sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas––Tener a alguien para hablar es quitarse un peso de encima, peso que te detiene a seguir adelante, a hacer esas grandiosas cosas que la vida te depara––le doy un suave apretón en el hombro–– ,nadie tiene derecho en el mundo de lastimarte, Maytte, de hacerte sentir como algo insignificante, ni las personas más cercanas a nosotros lo tienen ¿entiendes?

La mano que sostenía su barbilla cae a mi costado al igual que la que estaba en su hombro, las pequeñas manos de Maytte se enrollan en mí y se aferran como un niño a su madre cuando no quiere ir solo a su primer día de clase, le correspondo el abrazo con la misma intensidad y la dejo llorar en mi pecho.

Para que sienta esa seguridad que necesita, que él no le ha dado.