Tres semanas después de la boda de mi hermano.
Hay momentos que se quedan pegados a tu piel.
Como el olor de la lavanda en Provenza al atardecer.
Como la mirada de él… antes de besarme.
Como el silencio de la mañana siguiente, cuando desperté sola.
La boda de mi hermano fue perfecta. Flores, risas, vino, promesas.
Pero esa noche, entre copas y bailes, entre luces y sombras… yo cometí un error.
O eso pensé al principio.
Julien Marchand.
El mejor amigo de mi hermano. El hombre que me ha evitado toda la vida. Que me miraba como si no existiera. Que ahora no deja de aparecer en mis sueños… y en mis pensamientos.
Todo pasó demasiado rápido.
Él y yo. La habitación equivocada. Sus manos, mi risa, el miedo, el deseo.
Y luego… silencio.
Él no volvió a hablarme. Se fue antes de que amaneciera.
Pero ahora… ahora algo crece dentro de mí.
Una pequeña vida. Un secreto entre nosotros.
Él no lo sabe.
Y yo no sé si decírselo romperá lo que queda de nosotros… o si, quizás, sea la única forma de empezar algo real.
Lo único que sé es que desde esa noche…
nada volverá a ser igual.
Editado: 30.07.2025