Un secret entre nous

Capítulo 21: El miedo

Camille

No recuerdo en qué momento exacto empezó el dolor.

Quizá fue días después de que Théo se fue dando un portazo que todavía resuena en mis paredes. O tal vez fue cuando Julien me dejó sola en la tienda, rodeada de flores rotas y disculpas que no cabían en mi pecho. O quizá fue antes, cuando elegí mentir para no perder a nadie… y terminé perdiéndolo todo.

La primera punzada me dobló sobre la mesa de la cocina. Sola. Con la tetera hirviendo a mi lado y un ramo de peonías marchitándose en el fregadero. Me quedé quieta, respirando entrecortado. Pensé que era normal. Un tirón. Un susto.

Pero luego vino otro. Y otro. Y la náusea, y el sudor frío, y mis manos buscando el móvil con dedos torpes.

No llamé a Julien.

Llamé a Chloé.

Ella llegó en diez minutos, sin abrigo, con su pelo revuelto y las llaves tintineando como campanas de alarma.

—¿Qué pasó? —preguntó, pálida, mientras me ayudaba a sentarme en el sofá.

—No sé… —musité, sintiendo la garganta seca. —Me duele. No para.

Me miró la cara, luego mi vientre. Sus ojos se llenaron de miedo. Mi miedo reflejado en ella.

—Vamos al hospital —ordenó.

Recuerdo el taxi, la lluvia golpeando los cristales, mis manos sudorosas sobre la ecografía doblada dentro de mi bolso. Pensé en Julien. En si sabría. En si me odiaría por no avisarle.

El hospital olía a desinfectante y a urgencias mal contenidas. Una enfermera me pidió que respirara hondo, que no me moviera. Chloé no me soltó la mano ni un segundo.

Cuando el médico me miró, después de la revisión, lo vi tragar saliva. Supe que podía perderlo.
Perderlo todo.

—Se va a quedar en observación —le oí decir a Chloé. —Necesita reposo absoluto. El bebé aún está bien… pero hay que tener cuidado.

Todo giraba lento, brumoso, como si mi mente flotara entre las luces frías del pasillo.

Y entonces escuché la voz. Grave. Rota. Demasiado real para ser mi imaginación.

—Camille…

Era Julien.

No sé cómo llegó. Ni quién lo llamó. Lo vi cruzar la puerta blanca, aún con gotas de lluvia en su cabello. Tenía ojeras, la camisa arrugada, la mirada cargada de algo que no supe descifrar. Se acercó a mí. Puso su mano en la mía. Calor. Peso. Promesa.

—Tu m’as fait peur… —susurró.

Y yo lloré. Porque sí, yo también tenía miedo.

***

Traducciones de lo que dice en Francés

Tu m'as fait peur… - Me asustaste…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.