Todo comienza el 15 de DIciembre de 2020, me encuentro en el famoso aeropuerto El Dorado, no sé qué pensar acerca del hacho de mudarme de país para afrontar un nuevo comienzo en mi vida; dónde todos son desconocidos, el idioma es totalmente diferente y realmente dificil de domar. Pero, ignoro esas dificultades, el porpósito por el cual haré este viaje es para mi beneficio.
Mientras espero en la larga fila para comprar mi tiquete de viaje, recuerdo la última vez que compartí con mis mejores amigos, al día siguiente no recordábamos lo que habíamos hecho en toda la noche; tal situación trajo a mi mente imágenes de la película "¿Qué pasó ayer?". Sé que es extraño pero, lo que sucedió fue similar al lema de la perlícula.
Mi celular suena con la llamada de mi adorada madre, su voz de preocupación me lastima al reconocer su estado emocional.
-Hola hijo. - Su voz pausada y entrecorda, me porduce un poco de nostalgia. Duele, realmente duele dejar a tus seres queridos, pero el dolor que siente una madre por un hijo, no tiene comparación.
-Hola madre...
-Sólo quiero despedirme. - Ella me interrumpe en el momento en que respondo, suelta un suspiro y continúa. - Quiero que sepas que te amo demasiado y siempre estaré aquí esperándote, ve y cumple tus sueños, disfruta de ésta nueva aventura. Pero, no olvides que te amo y, aquí estoy para tí, deseo que seas muy feliz en tu nueva vida.
-Dios te bendiga madre mía, te amo y te aseguro que volveré pronto. - Finalizo la llamada con mi madre y llega mi turno en la fila para comprar el tiquete de viaje.
Al obtener en mis manos un pase a un cambio total de mi vida, dejo atrá el área de bordaje y me dirijo hacia donde se encuentra el avión en el cual empezaré con ésta anhelada aventura.
El vuelo durará aproximadamente dieciocho horas. Al ingresar al avión, busco detenidamente el asiento que se asignó; ésta vez pude darme el lujo de viajar en la muy cómoda área preferencial.
Al encontrar mi lugar, me siento y enseguida me preparo mentalmente para el largo viaje que afrontaré dentro de unos minutos, tomo mi celular y lo reviso mientras llega el momento de despegar; encuentro varios mensajes de mis amigos, quienes alegremente se despiden y me desean un buen viaje. Al leer sus mensajes y analizar éstos sentimientos que me crecen en un segundo, noto que sin duda alguna los voy a extrañar demasiado.
Hoy es 16 de Diciembre y ya me encuentro en las afueras del aeropuerto de Tokyo.
Aunque prácticamente dormí en todo el viaje, me siento un poco cansado. Aún así, no importa mucho, por que realmente estoy muy emocionado por lo que estoy a punto de vivir.
Tomo un taxi que me lleva directamente al hotel más cercano del lugar. Al no conocer la ciudad, no podría solicitar un hotel específicamente basado en mi presupuesto o que obtenga las comodidades que yo desee, la verdad, el conductor me llevó a un hotel que al parecer tenía mejores condiciones a las que yo deseaba, con un valor un poco elevado ante mis expectativas, pero no es realmente un problema para mí; aún tengo dinero suficiente para pagar el hospedaje.
Al llegar a la recepción del hotel, solicito una habitación para una persona. El amable caballero que me atiende, me extiende las llaves de la habitación y me indica en qué piso se encuentra.
Al dirigirme hacia la habitación, observo el lugar; es muy limpio, como todo el hotel y es una habitación muy luminosa. Estoy encantado con lo que veo.
Después de hacer el recorrido por la habitación, decido tomar un baño para salir a comer algo.
Llego a la recepción y le pregunto al caballero que me atendió hace unos minutos, hacia dónde me podría dirigir para comprar algo de comida, él mencionó varios restaurantes y un supermercado que queda cerca, aproximadamente a tres cuadras del hotel. Le agradecí y me dirijo hacia éste último local. Tal vez tengo la suerte de encontrar lo que deseo.
Camino exactamente tres cuadras para llegar al local del supermercado, el cual se llama Nappon.
Al entrar me dirijo hacia el área de bebidas, pero justo antes de llegar a esa área un producto llamado "Natilla" llama mi atención. En mi país natal, principalmente en la ciudad en que nací y críe; la natilla es un postre muy típico y conocido. Pero al ver éste que ofrecen en el supermercado, me hace dudar que sea el mismo de mi tierra, sin pensarlo dos veces lo tomo. Lo probaré.
Al tenerlo en mis manos, me dirijo inmediatamente hacia el área de las bebidas, de nuevo. Al ver que hay Coca - Cola Zero, abro la puerta de la nevera con la intención de tomar la bebida, pero en el segundo que estoy dispuesto a tomarla, una suave y pálida mano, rosa la mía tomando impulsivamente la Coca - Cola. Parpadeo en un segundo y mi vista se dirige hacia mi izquierda, el lado de donde apareció aquella delicada mano; observo un rostro angelical y hermoso. Estoy anonadado de tal belleza frente a mí.
Sus ojos son de un azúl profundo platinado, su pelo es igual que sus ojos, azul; lo cual hace resaltar sus facciones, su nariz es pequeña y sus labios... ¡Oh por Dios! un siento un anhelo profundo de querer besarlos. Realmente no sé de dónde sale éste sentimiento, ni la conozco.
-Ésta es mía. - Dice ella mostrándome la bebida con una sonrisa burlona. Yo asimilo lo que dice y se roba una sonrisa de mi parte.