Aileen
—Puedo hacerlo. Puedo hacerlo. -me dije a mi misma cuando el auto aparcó al frente del castillo.
—Aileen.
Giré mi cabeza y me encontré a mi hermano mirándome fijamente.
—No te preocupes Xander. No me marcharé y eso es lo que temes.
—No es eso que temo Aileen y tú lo sabes muy bien.
Me mantuve en silencio tras estas palabras porque se a que él se refiere.
—Tratare de no toparme con él, para que no le moleste mi presencia. No te preocupes.
—Si repentinamente quieres marcharte me dices.
—Gracias pero no. Me quedaré aquí hasta que él escándalo se haya disipado en mi hogar.
Xander asintió y posteriormente bajo del auto llevando consigo a uno de mis hijos.
He de decir que se le dan muy bien los niños.
Sin duda alguna será un excelente padre.
—Aileen. -escuche la voz de mi madre y todo se quedó paralizado por un momento. —Hija volviste.
Me apresure a salir del auto.
—Madre. -dije con voz entrecortada —Te extrañe.
Mi madre se secó las lagrimas que brotaban de sus ojos y sin pensárselo mucho se acercó a mí para abrazarme.
—Te extrañe mi niña. Todos lo hicimos.
—Todos excepto él. -murmure para que mi madre escuchará.
—Él fue el que más te extraño pequeña. Nunca lo dudes.
Hice una mueca.
Como su eso fuera cierto.
Al rey solo le importa Xander, yo nunca le importe. Nunca mostró el amor que demostraba con mi hermano, siempre fui excluida de todo.
Como él pudo haberme extrañado si él tiempo que estuve aquí demostró que no le importaba en lo más mínimo.
—Debemos ir dentro. -la voz de Xander me trajo a la realidad.
—Madre, he venido para que conozcas a tus nietos -mamá dejo de abrazarme luego de escuchar estás palabras.
—¿Tengo nietos?
El deseo de verme fue tan fuerte que ella solo centro en mi. Por Dios si que me extrañó.
—Di, dos niños. -Xander emitió estás palabras mientras le mostraba a mi hijo a mi madre.
—Por Dios que hermoso. -la reina se acercó a Xander y sin dudar tomó a mi bebé entre sus brazos —Tiene los genes del abuelo, sin duda alguna.
—Eso le dije madre. Y si te enteras del nombre te mueres.
—Xander..
—¿Qué? Tarde o temprano lo sabrá hermana, así que es mejor que ella lo sepa de mis labios. -lo filme con los antes antes de que abriera la boca pero la parecer eso no funciono. —Se llama Alexander, como su abuelo.
Mi madre dejo de mirar a mi hijo para colocar sus ojos en mi.
—Como su abuelo.
Me tense.
—¿Haran un show por el hombre de mi hijo? ¿Cuanto cuesta la entrada a la función para ver el show completo?
Mamá abrió la boca para hablar pero el chismoso de mi hermano la interrumpió.
—El otro nombre te hará delirar madre.
—Xander deja de ser chismoso.
—Lo siento hermana pero el chisme me persigue. -Xander camino hacia el auto y de allí saco a mi bebé. El cuál se encontraba rendido en su sillita. —Madre te presento a Alec. También como su abuelo.
—Alexander y Alec, dos hermosos diamantes de la corona. -suspiré —Él debe conocerlos hija. No lo reprimas de hacerlo.
—Él los conocerá conmigo presente.
Xander se acercó a nuestra madre y ella con una sonrisa en sus labios tomó a mi hijo.
—El rey morirá al ver asus nietos.
Lo dudo mucho. Porque él no quiere nada que venga de mi. Nada.
Xander y mi madre entraron el el castillo y yo tras tomar una larga respiración entre.
Mis ojos escanearon el lugar y todo seguía colo los había dejado antes de marcharme. Nada aquí había cambiado.
Mi madre y Xander caminaban con paso apresurado. Y yo decidí seguirles el paso porque no permitiré que él rechace a mis hijos.
Bien si los quiere conocer pero, si fuera el caso de que no. No permitiré por ningún motivo que se acerque a ellos.
La reina y Xander se detuvieron al frente de la gran puerta de roble del despacho del rey, sin tocar Xander entro en la habitación y le dió paso a mi madre, quién entro al lugar con una gran sonrisa en sus labios.
Me apresure hacia ellos y justo antes de entrar tomé una larga respiración.
Aquí voy.
—Padre.
—Alexander.
El rey levantó la vista de los papeles que estaba revisando para colocar sus ojos en mi madre y Xander.
—¿Qué son esas formas de entrar?
Su voz logró llevarme al pasado y lastimosamente mis ojos se cristalizaron.
—Alexander vinimos para que conozca a tus nietos...
El rey coloco sus iris en mis hijos y tras hacerlo se colocó nervioso.
—Padre, conoce a tus nietos, Alexander y Alec. Dos diamantes de la corona.
El rey abrió sus ojos como platos y por primera vez coloco sus ojos en mi.
—Alexander. Alec -murmuro mirándome y yo me removí incómoda.
El rey se levantó de sus preciada silla giratoria y para sorpresa de todos se acercó a mis hijos.
—Quieres tomarlos entre tus brazos.
Él rey asintió ante estas palabras y tomó a Alec entre sus brazos.
Mi madre sonrió al ver la escena y pues yo me mantuve mirándolo fijamente.
—Seras un niño fuerte Alec. Te enseñaré a montar. Y a jugar polo.
Xander le coloco en los brazos a Alexander.
—Les enseñaré todo lo que se. Seremos invencibles.
—No podrás porque ellos crecerán lejos de tí. No dejar que mis hijos crezcan bajo tu dominio. Eso sí que no.
El rey colocó sus ojos en mi.
—Aileen, hija.
—No madre. No dejaré que convierta a mis hijos en monstruos que desprecien a sus propios hijos. Eso nunca.
El rey hizo una mueca y posteriormente le entrego a Alec a mi hermano.
—Fue una locura venir aquí. -los tres negaron con su cabeza —Me marchó ahora mismo.
—Tú no irás a ninguna parte. Te quedaras en el castillo sin rechistar en el castillo Aileen....
—¡Por favor..! Tendré que ir en contra de sus deseos rey.
—Aileen Amerli te quedarás aquí. ¡Ya lo he dicho....! -enarque una ceja —¡Te tengo que ordenar que te encierren lo haré...! No me provoque...