Susana

Susana siempre se caracterizó por ser una mujer ambiciosa e inteligente. Enfermera de profesión, ya de muy joven sabía lo que quería y aunque apenas tenía 26 años, ya tenía su vida bien definida.

De niña, su infancia había estado marcada por la rigurosidad de su padre como jefe de la familia. Hombre de corte militar, era muy estricto tanto en su entorno laboral como familiar, lo que había generado en Susana un respeto casi al límite del miedo por su padre. Su madre en cambio, la apoyaba y acompañaba en todo lo que podía, aunque siempre respetando las decisiones de su marido.

Susana tenía un hermano menor, Jorge, que había resultado un poco más rebelde y enfrentaba a su padre casi con regularidad. Ya al cumplir la mayoría de edad, había resuelto dejar la casa paterna para seguir su destino fuera de las reglas impuestas por su padre. Muy diferente a su hermana, Jorge había escogido ser estilista de profesión, y a pesar de todo, había logrado abrirse camino en el mundo del modelaje. Planeaba irse a trabajar a otro país con mayores oportunidades y donde no se discriminara tanto a los homosexuales.

Susana llevaba dos años de casada con Alberto, un militar corpulento seis años mayor que ella. Se habían conocido en una de las clásicas reuniones que siempre organizaba su padre en la casa de la playa para sus amigos.

Con respecto a su trabajo, Susana era una mujer comprometida con lo que hacía. Si bien realizaba su turno completo en el Sanatorio Americano, a veces lo complementaba con un turno extra en la Clínica de Daniel, un cirujano amigo. Además de sus tareas como enfermera, en la Clínica se desempeñaba como instrumentista (otra de sus pasiones), ya que en ella se realizaban cirugías estéticas principalmente.

Las largas jornadas de trabajo, no eran un impedimento para su matrimonio, ya que con Alberto habían decidido no tener hijos todavía. Él pasaba mucho tiempo trabajando también, dado al cargo de importancia que ejercía dentro del Ejército.