Un simple deseo

Distraída

Me levanto de golpe y suelto maldiciones ya que todo se debe al mensaje que recibí de Aarón, no es que me afecté mucho el mensaje en sí, creo que es más el hecho de que han pasado aproximadamente 2 años y se sigue metiendo conmigo. Lo cual no entiendo de realmente a veces pienso que quiso estar conmigo o algo parecido y como no lo obtuvo pues se quedó con ganas.

Dejando eso de lado me pregunto si le tendré que contar a Sebas lo del mensaje, aunque pensándolo bien no creo que sea buena idea. Puesto que he terminado de poner en orden mis pensamientos es hora de cambiarme. Para hoy la mejor opción es un jean en conjunto de cualquier polo de color entero y unos aretes pequeños dorados. Ya que ha crecido un poco más mi cabello me hare dos trenzas francesas y voila, look perfecto.

Ya cambiada, voy camino al colegio con mis auriculares puestos como de costumbre veo a Melissa un poco triste y hasta enojada, lo deduzco por su forma de caminar y sus gestos faciales. No es que la analice ni nada, pero hay veces que se nota mucho sus emociones.

Siento que tocan mi hombro por lo que di un respingo, volteo y veo que John es el causante.

-John que sorpresa- sonrió, aunque tengo ganas de golpearlo por el susto que me dio.

-Hola, ¿Qué tal? - me sonríe y camina siguiendo mi paso el cual es lento he de admitirlo.

-Bien, todo normal-odio este tipo de conversaciones, pero mi cerebro no da para escoger un tema el cual podamos tener una plática más amena.

-Veo que te asuste - por su expresión me da la impresión que esa era su intención.

-Si un poco, la verdad- lo miro queriéndolo matar, él muy cínico sabia e hace como si nada.

-Pero no era con esa intención, tus ojos dicen mucho, ¿sabes?

-La verdad no me lo han dicho nunca, pero tampoco era la mía mirarte así ni cuenta me di-me encojo de hombros para que se transmita de manera real, aunque es mera mentira.

-No te creo nada, eres mala mintiendo- me mira victorioso habiéndome descubierto.

-Bueno si no me crees está bien, pero yo tampoco creo que no me hayas asustado sin intención querido. – le sonrió de manera malvada como en de los animes y justo entro al salón.

Al entrar solo hay un sitio al lado de un chico al cual no conocía, seré amigable pero no se hacer amigos o conocidos. Tengo una personalidad muy peculiar y pues de corazón que es mejor aceptar tus defectos y trabajar en ellos. Termina la clase y yo perdida en mis pensamientos de que tan maravillosa persona soy, bueno ni tanto, pero es bueno subirse uno mismo la autoestima o por lo menos es lo que yo creo.

-Hey!, ¿en qué piensas? - John se apega a mí y comienza a molestar.

-Pues no sé si mentirte o decirte la verdad, es un tanto preocupante la verdad…- miro el cielo tratando de obtener alguna respuesta y para darle dramatismo al momento.

-Parece que me vas a dar mala noticia como si te vayas a morir o me vayas a matar. – realmente asustado e intrigado me mira esperando respuesta.

-Bueno me armare de valor, sabes a veces no sé quién soy ni que hago aquí y constantemente me pregunto si tal vez esta es mi verdadera forma de ser. – me sentí libre al confesar aquello.

-La verdad no esperaba que dijeras algo así, tenía en mente algo como un problema familiar o cualquier otra cosa. – al observarlo me di cuenta que estaba un poco extraño como si estuviera incomodo o nervioso. – No sé cómo responder a pesar de que no es una pregunta, solo te puedo asegurar que no eres la única con esa inquietud.

-Ser sincera a veces malo, pero es lo que se debería tratar de ser. En fin, no me tranquiliza lo que dices, aunque aprecio que intentes de alguna manera que evite pensar en ello.

-Sinceramente no es que lo trate, supongo que es de esa forma en como lo interpretas. – se movía inquieto y de la nada voltea a mirarme - ¿Me acompañas a comprar brownies?

-Obvio, eso despejaría mi mente. – sonrió – ¿Dónde los compras? Por cierto, hay una pastelería que me gusta mucho y no queda muy lejos.

-Pues lo iba a comprar en la tienda que queda cerca de acá.

- Hay no puede ser, compras de los que vienen empaquetados. Pueden saber relativamente bien pero no hay punto de comparación con uno recién hecho. – vale me he pasado un poco porque él es el que va a comprar y no yo.

-Tranquila solo dije que me acompañes no que te iba invitar – me mira mal y hasta me atrevo a decir que con burla.

-Hey! No puedes estar hablando enserio o ¿sí?, apiádate de mí. – intento hacer mi mejor cara cachorro.

-Casi me convences, un poco más de súplica y lo ibas a lograr. – se ríe, el muy muy por no decir otra cosa.

-Hay sí que gracioso, ni que me vayas a comprar una mansión.

-Vale, no te invitare. – me mira y se ríe sonoramente.

-Eres de lo peor, chau. – levanto mi mano como ofendida – Tu corazón es pura maldad, preguntarme ir a comprar sin que me vayas a invitar un pedazo. – me pongo un mano en el pecho fingiendo indignación. – Me dueles.

-Bravo, más dramática no pudo ser la niña. – me mira burlón – Ah perdón la señorita. – se ríe sin parar y sin darme cuenta ya estábamos en la esquina donde se encontraba la tienda.

Después de nuestro pequeño intercambio de palabras entramos y él fue de frente a la caja donde al lado derecho es donde venden esos brownies. En total compró unos 6. Salimos de la tienda y el me alcanza uno. Al probarlo me doy cuenta que no está nada mal en sabor, pero no lo admitiré.

-Gracias. – estoy disfrutando hasta que decido ver la hora.

- ¿Estas bien? – me pregunta y supongo por la expresión que tengo.

- Algo, la verdad es que me he pasado de la hora que tenía que llegar a casa. – apuro un poco el paso para poder llegar.

- No es tan tarde, solo han sido unos 15 minutos y hasta tu casa son unos 10 nada más.

-Tienes razón, pero en esos minutos van a traer a mi hermana menor y tengo que estar ahí para recibirla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.