Un simple deseo

Las fotos

En el momento que reconozco que hay fotos mías en ese estado de inmediato corro a mi habitación, cierro mi ventana y jalo las cortinas. Una vez asegurado el perímetro, comienzo a pensar cual era la intención de enviarme tales fotos o quien podría ser.

Aclaremos el panorama primero, me dice mi cerebro. Respiremos más lento, me recomiendo mis pulmones. Dejemos de temblar, me gritan mis músculos. Paremos de sudar, me pide mi piel. En ese momento me doy cuenta que estoy sufriendo un ataque de ansiedad. De esos que hace tiempo no sufría. Y si bien soy consciente de ello, no quiere decir que lo pueda frenar. Esto es aún más frustrante porque no puedo hacer nada por mí misma.

Justo en ese momento mi hermanita viene corriendo hacia mí, supongo que está asustada por verme en este estado.

- ¿Estas bien? –niego con la cabeza- ¿quieres un dulce?

- No –digo con dificultad.

- ¿Un abrazo? –la verdad ni idea tenia si iba empeorar a pesar de ello al final asentí.

Se acercó a mí con cautela. Me abrazo y no se me pasaba. Hasta que comenzó a cantar un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña. Le seguí la canción hasta que llegamos a 35 elefantes.

-Gracias –la apretuje contra mí y unas cuantas lagrimas se me escaparon por la frustración.

Me estresa cuando esto me pasa ya que no era la primera vez, lo peor es que mi hermanita viene siendo testigo de esto hace ya un buen tiempo atrás. Claro que no es como que siempre me dé, sin embargo, ha sido testigo de casi todas ellas.

Yo me considero una persona muy inestable emocionalmente hablando, con ansiedad y depresión. La cuestión aquí es que no he ido a terapia y nadie en casa lo nota. Puesto al estigmatismo de que tener depresión es estar triste 24/7 en todos los casos, y que si te irritas por algo es que eres una amargada. Cuando realmente puede ser que el nivel de tolerancia, con cualquier situación donde algo no te sale a tu favor, es mínima. Por ejemplo, estas en una tienda comprando cuando te das cuenta que no hay la marca que sueles comprar al instante te pones a llorar. En realidad, no es que llores por el azúcar, sino que vienes aguantando pequeñas situaciones donde no demuestras que te afecta y dejas que se apile hasta ya no dar más.

- ¿Quieres agua? –la voz de mi hermanita me hace reaccionar una vez más.

- Sí, por favor.

Ella baja las escaleras para ir por el vaso de agua, mientras que a mí se me pasa por la cabeza que la única que puede poseer estas fotos es Melissa sino quien más. Claro que necesitaría pruebas, aunque más allá de eso lo que me tiene intrigada es como y para que rayos lo hizo. Para ser más precisa, todas las fotos tenían fechas de días y años distintas, lo que más me da miedo es el que hay incluso una de que ha sido tomada hace unos meses y la cicatriz es pequeña. Pero la siguiente a esa, esta ampliada por lo que se puede ver por completo.

-Gracias –justo había llegado mi hermanita con el agua.

- De nada.

- Por cierto, mi amor. ¿Habrás notado a alguien que este merodeando últimamente? –ladea la cabeza para un costado y se tarda unos segundos en responder.

-Mmm no sé –me mira como si guardara un secreto.

- ¿Segura? –lo piensa otra vez y esta vez asienta con su cabeza.

- Quizás

- Esta bien, solo preguntaba porsiacaso –me dio cólera a qué punto habían llegado a vigilarme y todo por un chico- puedes ir a ver la tele.

Se fue corriendo a la sala para ver dibujos animados, mientras yo intentaba ordenar mis pensamientos. Lo primero que pasaba por mi mente era como iba a resolver algo de lo cual no tengo pista alguna. Luego estaba el hecho de que por mi falta de precaución ha sido expuesto mi lado más lamentable. Por ultimo no existía persona en el mundo con quien pudiera hablar para resolver esto.

Suena mi teléfono, despertándome del viaje profundo al cual me lleva todas las posibilidades de que estas fotos sean vistas por Sebas, mi familia o la escuela entera, veo la pantalla y sobresalta el nombre de Alex. No dudo en lo más mínimo y contesto al instante.

-Hola, Alex –hablo rápido- justo necesitaba hablar con alguien.

-Hola querida –sé que sigue un monologo- ¿Qué tal tu día? –sonrió porque ya no tengo espacio para renegar y la verdad es que le agrego un tonito muy particular de burla- Ah pues muy bien, gracias. ¿Y tú?

-Pues peor que nunca, ven a mi casa y te lo cuento.

-Veo que es situación de urgencia, pero de la escala del 1 al 10. ¿De qué nivel hablamos?

-La verdad que del nivel 1000, es de vida o muerte.

-No me asustes, quizás estas que exageras.

-Ya quisiera –suspiro- tengo una situación bien grave y delicada.

- ¿No habrás matado a alguien? –me jode- Si es así, yo no sé nada.

-Okey, te hare un resumen lo más conciso posible.

-Apurate, suéltalo –siento que ya lo desesperé- cuenta mujer.

-Tocaron mi puerta y dejaron un sobre que contienen fotos mías –estoy por continuar.

- ¿Fotos desnudas? –no sé si pregunta o lo exclama, pero no hay duda de que hay mucha sorpresa en su tono de voz.

- ¡No! –resoplo- dejame terminar la oración.

-Vale, vale.

-Nadie entrego el paquete, ni hay remitente –dudo si decirle o no la verdad de los hechos- las fotos muestran auto lecciones que me hice hace un buen tiempo –lo dije bajito con la esperanza de que no lo escuchara.

Por unos segundos no se escucha ruido alguno ni algún sonido. Esto causa que me ponga ansiosa de nuevo.

-Ángela, eres una caja de sorpresas infinitas –suspira- hablaremos de eso después, primero enfoquémonos en el anonimato y propósito de las fotos.

- ¿Me vas a regañar o te vas enojar? –lo que sea que hiciera no me afectaría sin embargo vale la pena estar preparada.

-Claro que no, lo que necesitas ahora tu es ayuda en los 2 asuntos –remarco bien fuerte los ultimo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.