Un Sociópata Dentro De Él

Capítulo 11

Previamente: Hades y Calix van a la antigua casa del segundo a buscar alguna pista sobre el chico con el que Calix soñó, y en eso, él se da cuenta de que puede entrar junto a Hades a una realidad que parece ser su pasado, solo que ahora no pueden salir.

 

1

Calix

  Hades gira lentamente su cabeza hacia mí con ganas de querer matarme lentamente.

  — ¿Cómo que no sabés cómo sacarnos?

  — Sip, tu grito me había sobresaltado cuando vine acá antes, por eso salí.

  — Entonces —agarra mi mano y la pone en su hombro—, concentrate, imaginanos saliendo de acá y volviendo al presente. Cerrá los ojos, respirá hondo y sacanos de acá.

  Hago lo que me indica. Cuando abro los ojos, estamos en el presente. Miro a Hades.

  — ¿Estudiás psicología?

  — Eso no importa, ya vámonos.

  Salimos de la casa, subimos al auto y arranco.

  — Yo creo que deberíamos ir al hotel que está a unos kilómetros —expone el hijo de Cronos.

  Fue lo primero que pensé, pero hago como que no se me había ocurrido para que no se sienta mal.

  — Buena idea, vamos allá entonces —Hades parece increíblemente feliz con la idea de que lo pensó antes que yo, y yo no voy a romper su ilusión.

  Awww, que tierno.

  Cuando llegamos al hotel abandonado, bajamos sigilosamente del auto.

  — Bueno —suelta El Dios Del Inframundo—, ¿ahora qué?

  — Teniendo en cuenta que es un hotel —comienzo—, estamos buscando habitaciones que den directo al oeste —camino hacia el lado del hotel que está de cara al oeste—. Ahora, solo las del segundo piso son las que importan.

  — ¿Por qué?

  — Decía ‘’como Juan Pablo’’, el papa se llamaba Juan Pablo II.

  — Te admiro, Calix, te lo juro.

  — Y teniendo en cuenta que es el segundo piso, tenemos solo una opción ya que el segundo piso es el único que solo tiene una habitación que dé al oeste.

  Paso por al lado de Hades para entrar al hotel, y veo que él está boquiabierto. Sí, se me dan bien estas cosas. Ni bien entro al hotel, siento una filosa mirada clavada en mi nuca.

  Maldita sea, como odio estos lugares.

  Subo rápidamente al segundo piso. Lo recorro con la mirada. Las habitaciones están repletas de escombros y todas sus puertas están abiertas...excepto una. La habitación que estoy buscando, la B, tiene la puerta completamente cerrada. Me acerco y trato de abrirla, pero no cede. La empujo fuertemente hasta que termina cediendo, entro en la habitación, que está considerablemente más limpia que las demás.

  Bueno, si fuera un tipo súper inteligente que quiere ocultar algo de un genio como yo, ¿dónde lo pondría?

  ¿Genio vos? Já, buen chiste.

  Ja ja, muy gracioso, querida consciencia.

  Gracias.

  Si yo fuera ese tipo, escondería ‘‘la cosa’’ en un armario o doble fondo de algo...o en el doble fondo de un armario.

  Recorro la habitación con la mirada hasta llegar al armario ubicado en una de las esquinas de la habitación. Me acerco a él, abro la primera puerta y le doy un golpe al fondo, nada. Abro la segunda puerta y le doy un buen golpe, que deja ver un pequeño maletín. Lo saco y me voy de la habitación, bajando hasta llegar junto a Hades.

  Cabe aclarar que en ningún momento dejé de sentir una mirada en mi nuca. Miro a mi alrededor y en ese momento, a lo lejos, veo una silueta yéndose rápidamente.

  Carajo, yo me piro.

  Paso por un lado de Hades y subo al auto.

  — ¿Ya está? -pregunta Hades subiéndose también.

  — Sí, vamos, rápido. Hay alguien acá —aviso.

  — Sí, nosotros —y suelta una risita.

  Le doy una mirada que grita ‘’quiero matarte’’ antes de arrancar el auto y acelerar, alejándonos rápidamente de ese tétrico lugar.

  Cuando llegamos a casa de Hades, bajamos del auto y nos encerramos en su garage.

  — Bueno, ¿qué encontraste? —pregunta.

  Extiendo el maletín sobre la mesa del garage, revuelvo las cosas y las saco. Hay fotos, uno que otro objeto, un libro y una carta. La saco, la abro y la leo en voz alta.

  Hola, Lev, hermano.

  Si estás leyendo esto es porque me recordás, pero no del todo, así que hola. Me presento, soy Jorah, lo único que tenés que saber hasta ahora.

  No puedo decirte mucho ya que si te suelto toda la bomba de una es muy probable que pierdas algunos recuerdos, y no puedo permitir eso, ya que estoy seguro que tenés recuerdos memorables...entendés? Memorables, recuerdos...no importa, fue malo. Bueno, lo que decía...cuando eras chico, Ailani y vos compartían mucho tiempo conmigo.

  Vas a recordarme mediante sueños, tal vez, o vas a estar tranquilo y de repente vas a verme, no sé. Es lo único que te puedo decir, amigo, y cuando me recuerdes completamente, te voy a estar esperando en El Tártaro.

  Un abrazo y un balazo, Jorah.

  Ese nombre y esa expresión se me hacen demasiado conocidos.

  — Es el saludo más creativo que escuché —declara Hades—, pero ¿a qué se refiere con El Tártaro?

  — No tengo idea —aviso—. O sea, Hades era el Dios del Inframundo, que se dividía en 3 regiones.

  » La primera región son los Campos Elíseos, donde iban las almas de los héroes y las personas honestas y justas. La segunda región son los Prados de Asfódelos, donde se encontraban las almas de quienes no cometieron grandes delitos pero tampoco alcanzaron la gloria.

  » La tercera y última región es el Tártaro. En el tártaro estaban las almas de aquellos injustos y quienes cometieron grandes crímenes. En lo más profundo del Tártaro están encerradas las almas de los titanes desde que fueron derrotados por los Dioses Olímpicos. Pero no tengo idea de a qué puede referirse en este caso.



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En el texto hay: droga, accion, muerte

Editado: 19.11.2021

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