1
Calix
¿En serio?
— Denme sus cosas —ordena dejando salir un olor a porro de su boca.
Al ver las manos de Thompson temblar mientras busca su billetera y se la da al tipo, ruedo los ojos, le saco la llave del departamento y paso por un lado del marihuano para ir hacia la casa de Thompson.
— Ey, dónde te creés que vas —suelta.
— No tengo tiempo para tus estupideces —me limito a responder.
— Dije que me den sus cosas —me detengo al sentir el frio cañón de la pistola en mi nuca, pero no asustado, sino fastidiado.
Me giro hacia el tipo, haciendo que la pistola me apunte al cuello, sin embargo, la dirijo a mi cabeza.
— Dispará —ordeno con tranquilidad, haciendo que el tipo frunza el ceño, confundido.
— Ah...yo…¿Qué…? Yo no...No voy a...Dame tus cosas o disparo.
— No te voy a dar mis cosas, así que dispará tranquilo.
Al ver que el tipo duda, sujeto su pistola y se la arranco, lanzándola lejos. Engancho su brazo con el mío y lo pongo en su espalda antes de tirar al tipo al piso, inmovilizándolo.
— Un tirón y te disloco el brazo —digo.
Él ríe— No vas a hacerlo.
— Tu pistola no tenía balas, imagino que no te diste cuenta —lo ignoro.
— Sí tenía —asegura, pero, no sé exactamente cómo, sé que esta mintiendo.
— ¿Querés que te muestre una pistola que sí tiene balas? Tengo una.
— Qué vas a tener pistola vos.
Llevo mi mano a la culata de la glock de mi cintura y pego la boca de esta a la nuca del marihuano, haciéndolo estremecer.
— No tiene balas —asegura con la voz temblorosa.
— Dudo que quieras que te dispare para probarte que sí tiene balas. Dos movimientos, quito el seguro, jalo el gatillo. Ya depende de vos si lo llevo a cabo o no.
— No, por favor —ruega a punto de llorar—, no me dispares.
Presiono la boca de la pistola contra su nuca— Te dije que no tenía tiempo para tus estupideces.
Al darme cuenta de que no puedo tener este tipo de diversión con un inocente, suspiro algo enojado y lo suelto, levantándome. Cuando el tipo se hubo incorporado completamente, trata de acercarse a su pistola, pero retrocedo y la piso con uno de mis borcegos.
— Gracias por el regalo de bienvenida —expreso y el tipo entra a una de las habitaciones.
Me agacho, recojo la pistola y se la doy a Athan, quien sonríe ampliamente, mientras que Thompson tiene una expresión que grita ‘’horror’’.
— ¡¿Por qué carajos hiciste eso?! —pregunta el segundo.
— Porque sí.
— ¡¿Estás loco?!
— Probablemente.
— ¡Ahora va a venir a desquitarse conmigo!
— No va a hacerlo.
— ¡¿Cómo estás tan seguro?!
Pero que ganas de joder.
— Conozco a ese tipo de idiotas —empiezo—. Se hacen los machitos hasta que alguien les planta cara, es ahí cuando se van con el rabo entre las patas como cobardes.
— Oh. ¿Y cómo sabías que esta era la habitación de Jane?
Levanto la cabeza y me doy cuenta de que estoy en una habitación gris, con cosas de chica.
¿Cómo carajos sabía yo que esta era la habitación de Thompson 2.0?
— No tengo idea —confieso.
— ¿Y cómo sabías que el arma no tenía balas? —pregunta está vez Athan.
— No lo sabía, fue intuición.
— O sea que te arriesgaste a que te disparara.
— Tranquila, princesa, sabía que no iba a hacerlo.
— ¿Cómo estabas tan seguro?
¿Por qué todo el mundo tiene ganas de hacer preguntas hoy?
— Tenía pinta de mamita —respondo—. Tiene la inteligencia suficiente para darse cuenta de que ya había visto si cara en caso de que no llegara a matarme. Si me disparaba, tenía todas las de ganar, incluidos 2 testigos.
Saco de mi bolsillo la billetera de Thompson y se la entrego, haciendo que Athan me frunza el ceño.
— ¿En qué momento se la sacaste? —curiosea.
Suspiro— Un mago nunca revela sus secretos.
— Genial.
— A propósito, ¿dónde está el anillo que siempre lleva tu pulgar?
— En mi pulgar, dónde...—se corta en seco al ver su pulgar libre de anillos, a lo que yo le enseño mi mano con una sonrisa torcida.
Ahí, en mi pulgar, está el anillo de plata de Athan.
— ¿Cómo…? —trata de preguntar antes de soltar una risa.
Empiezo a sacarme el anillo, pero él me detiene— Quedátelo, esa no me la esperé —se inclina hacia mi oído—. Cortesía de cumpleaños.
Cuando se aleja, le frunza el ceño. ¿Qué…? Oh, no...no me digas que hoy es…
Me giro hacia Thompson— ¿Qué fecha es hoy? Ya, 4 am.
Mira su teléfono— 16 de agosto de 2021.
Oh, genial, es mi cumpleaños.
Suelto una maldición en voz baja y me acerco a la cama de Thompson 2.0.
— ¿Dónde específicamente estaba esa nota? —interpelo.
Thompson señala el centro de la cama. Toco ese lugar y…
Por favor que funcione.
...me lleva a una extraña realidad, nuevamente.
Veo a Thompson 2.0 sentada en su cama con su teléfono, de espaldas al balcón de su habitación. De repente, alguien vestido completamente de negro con pasamontañas entra por el balcón y le inyecta algo en el cuello a Thompson 2.0, quién cae inconsciente segundos después. Don Misterio se la carga sobre su hombro y deja la nota en la cama antes de salir por el balcón, bajando al departamento inferior.
Un segundo, ¿cómo es que sé que fue al departamento de abajo si no puedo verlo? No importa, yo obtuve lo que quería.
Recordá las palabras de Hades...cerrá los ojos, respira profundo y sacanos de acá.
Cuando abro los ojos, vuelvo a estar en el presente.
— ¿Quién vive abajo? —interrogo a Thompson.
— Nadie, que yo sepa.
Editado: 19.11.2021