Un solo destino

capitulo 1 una mañana casi igual

CAPÍTULO 1

Una mañana casi igual

Primer día de instituto

¿Amas tu vida como es ahora? Porque yo simplemente quiero salir corriendo y por obras del destino perder la memoria y alejarme de todos, me encantaría saber que no soy la única con este pensamiento, porque… Sí, eso es lo que pienso cada mañana.

 

Era un amanecer de febrero, me es difícil reconocer si hay sol o está nublado la ventana de mi habitación por más que ilumine al despertar solo veo oscuridad. Soy rara según lo que comentan lo he escuchado la mayor parte de mi vida ha de ser algo con lo que me identifico aunque duela de manera inconsciente, sé que es por mi ojo derecho cubierto con un parche blanco, uno que yo cree, todos los años hago uno nuevo al inicio no eran nada bonitos, pero fui mejorando al pasar el tiempo y el que tengo es más decente comparado con los demás, que siempre guardo en mi cajón pequeño secreto que tengo bajo el armario, mi ojo al descubierto es color azul oscuro agua marina, tengo el cabello negro yo pienso que es el mismo tono que las cenizas de un cadáver, así me identifico.

Repasar mi mañana es algo aburrido, siempre me levanto a las 4 hago todos los quehaceres de la casa, empaco el almuerzo de mi tía, su marido y el mío y me voy a estudiar, algo normal en mi día a día. Voy de camino a la escuela a eso de las 6 am siempre voy con la mirada perdida en el suelo con mi cabello cubriéndome la mayor parte de mi rostro, lo que es algo que amo de mí, mi cabello, aquel cabello largo que nadie nunca nadie admiro excepto una sola persona que ya no está conmigo. Tengo un reloj siempre cálculo mi tiempo, cada segundo de mi vida no me gusta que me falte o me sobre todo lo tengo calculado, a una hora exacta, específicamente a las 6:45, veo unos segundos un árbol de cerezos rosas, en esos instantes todos los días siento como el tiempo se detiene, como el viento rosa mi cara con dulzura y siento mucha libertad y tranquilidad.

Pero esa tranquilidad se va más rápido que los demás días, siento una presencia algo que me observa detrás de mí, cuando me doy vuelta hay un chico, piel clara, cabello color caramelo y ojos miel intensos, me está mirando fijamente nos quedamos mirándonos unos segundos hasta que él se está acercando poco a poco, yo me quedo quieta en donde estoy, cuando lo veo demasiado cerca cierro los ojos, no sé por qué me quede porque sigo hay, porque no lo ignore, pero después siento una luz, él está al lado mío, él mirando aquel árbol y yo mirando la avenida donde iban y venían autos de manera aleatoria, me sentí tan ridícula creo que no me estaba mirando a mí sino a aquel árbol.

Después de percatarme de eso cambié de dirección y me fui al norte de camino al instituto, cuando iba de camino alguien me agarro el brazo, me di la vuelta bruscamente y corrí 2 pasos atrás, era el chico de antes yo no dije nada, él se empezó a acercar poco a poco esta vez me di la vuelta y seguí mi camino hasta que sentí una sombra detrás de mí y su mano en mi cabeza yo quede congelada no sabía qué hacer, él se me hizo en frente y puso su mano cerca de mí, la palma de su mano tenía un pétalo rosa con forma de corazón, lo mire a los ojos desconcertada, él entendió el mensaje porque me respondió:

— parece que tienes suerte, estaba aquí —me dice con una sonrisa amigable mientras señala mi cabeza
—...

No mencione palabras, solo observándolo entendió su comentario, me era inútil de responder, a fin de cuentas, no tengo por qué decir algo, él puede hacer lo que le venga en gana con ese pétalo tan ridículo.

Al momento una tropa de chicos llama al sujeto que estaba enfrente mío, y él con una señal les indica que se adelantaran yo sin más doy un paso al lado y sigo mi camino, pero antes de hacerlo alguien me empuja con fuerza haciéndome caer al suelo, suelto un grito pequeño casi susurrado pongo mis manos al frente en modo reflejo para no golpearme la cara. Me quedo, hay un tiempo no hacía falta ver quien me había empujado.

 

— Ay, disculpa, ¿te lastimé? —dice con cara burlona y de superioridad.
Yo no digo nada, solo levanto mis cosas rápidamente, ya que mis cosas se dispersaron por el sendero, después el tipo de antes se arrodilla y me colabora con mis pertenencias.

— Vete —digo susurrando.
— ¿Por qué? —me responde confundido.
No pensé que me había escuchado —solo vete –digo con la voz entre cortada.

Pongo todas mis cosas rápidas en la maleta, de forma inconsciente miro mi reloj y veo que ya es demasiado tarde, tengo 10 minutos para llegar a la escuela y el trayecto de donde estaba hasta el instituto duraba 20 minutos, perdí 5 minutos en el árbol y todo lo extraño que me paso. Atrapé mi mochila rápidamente y Salí corriendo para llegar a las 7:05 en punto, en ese momento escucho una voz alejarse.

— ¡oye! Podíamos irnos juntos, sabías —dice esas palabras a gritos.
«Irnos juntos estará loco si piensa que nos iríamos juntos» pensé.

Pude llegar a tiempo, como tenía la maleta en el pecho no me fije que se me había roto la manija.
—ah fantástico primero lo de esta mañana y ahora mi mochila -susurro.

Suena la campana para que todos vayan a los salones asignados yo tenía un papelito donde estaba mi nombre y número de aula lo tenía guardado en una agenda roja donde anoto todas mis labores y cosas importantes, cuando miro la mochila empiezo a buscar y no la encuentro, saco todas mis cosas abro todos los bolsillos y no lo encuentro, empiezo a tener tensión miro una y otra vez y no la veo.
—santo cielo como pude ser tan descuidada —dije eso con las manos en la cara. Al momento veo una silueta en frente mío se inclina y me mira fijamente.




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