Un solo destino

capitulo 3 encuentros inesperados

CAPITULO 3

ENCUENTROS INESPERADOS

 

Después de hablar con él un rato en la terraza, me siento con más confianza y tranquilidad, no me siento tan sola, como solía sentirme todos estos años. Bajamos de la terraza, ya era hora de irnos, fuimos al aula y recogimos nuestras cosas, pero no me acordaba de un pequeño detalle.

— Pero como putas se nos ha olvidado el profesor, por dios que le vamos a decir mañana, -digo con gran preocupación —definitivamente estoy muerta, si mi tía llega a enterarse, estoy frita.

— Oh, me impresiona más tu vocabulario, que lo que diga el profesor.

— Ay, lo siento de verdad, pero es que es verdad, no quiero que de alguna manera se entere. No quiero que el profesor hable con mi tía y más por algo así.

— No crees que estás exagerando un poco.

Quizá piensa que lo dije en burla. Me empujo amistosamente, pero mi expresión fue inevitable, no me controle. Él lo noto… me quede mirando al suelo sin decir nada, como si viera un vacío, a lo que él me pregunto.

— Oye… ¿Estás bien? Es que acaso tu tía si te lastima...

Me quedé en silencio sin decir nada, con la cabeza mirando el vacío.

— Pero dime algo, no te quedes callada.

Me agarro de los hombros y lo miré fijamente, en realidad no podía decir nada, pero…

— Oh, lo siento, me quede pensando en que ya es tarde y tengo que llegar rápido al trabajo, no quiero que me bajen el sueldo o me despidan.

— Pero oye, no me respondiste.

— Que, Ah. ¿Lo de mi tía? No, la verdad no, pues, aunque no tenemos la mejor de las relaciones, todo está bien, ella es un poco estricta, solo es eso – respondí con una sonrisa y Salí del aula sin mirar atrás.

Salí de la escuela, y cuando lo hice empecé a correr, no quería que Nathaniel me siguiera a mi trabajo, o que bueno con ese cuento de los “guardaespaldas” tenía que alejarme de él en las salidas a como dé lugar.

Llegue a mi trabajo, era mesera en un café. Me puse mi delantal, y no perdí el tiempo, me puse a trabajar. El tiempo pasa muy rápido cuando estoy aquí, talvez será porque siempre tengo la mente ocupada.

Salgo a eso de las 9 de la noche, porque soy la encargada de cerrar y ordenan para el otro día, por eso soy la última en irme, arreglé todo y Salí, siempre camino rápido, ya que me toca pasar por los callejones del atentado de la vez pasada.

Entro a la casa, y es lo mismo todos los días, palabras hipócritamente lindas, después la gran humillación por la comida y por últimos los golpes de buenas noches, claro que como siempre, hace lo posible por no dejarme marcas en lugares visibles.

En la mañana me levanto, empaco mi almuerzo, el de la bruja y su marido, y salgo de la casa y como siempre me siento en el césped apoyada en el mismo árbol, esperando la hora para ingresar a la escuela, pero aparte también estaba esperando a Nathaniel, a ver si de casualidad me topaba con él, a lo cual efectivamente paso. Nos encontramos y fuimos a la escuela. Así pasamos 4 meses en donde casualmente me encontraba con él, en el parque y de ahí íbamos de camino a la escuela, ya era una “tradición” o simple casualidad.

En la salida duré un mes escapándome para que no viera ni donde trabajo ni la mentira que dije con los guardaespaldas, después le dije que ya nada pasaba y solo salimos al tiempo cuando no tengo trabajo. En este tiempo él se alejó bastante de los amigos, es raro, pero nos fuimos acercando poco a poco mientras él dejaba a sus amistades por mí, ya que como era la rara del salón nadie se atrevía a hablarme porque decían que en cualquier momento iba a salir una rata de mi ojo vacío que los iba a morder, sigo pensando que es una estupidez, pero al parecer a nadie se le ha quitado esa idea y supuestamente por eso mantengo mi vista derecha oculta. Los rumores se hicieron más grandes cuando Nathaniel se la pasaba conmigo y dejaba de lado a las demás chicas, decían que estaba perdiendo su popularidad, pues es carismático y muy amable con las personas, solo que esos cuentos siempre llegaron demasiado lejos. Aunque de cierta manera me da curiosidad por qué se acercó a mí, solo que no se lo digo porque conociéndolo me hará preguntas a mí también y la verdad no quiero que me pregunte sobre mi casa, mis padres o mi vista…

Estamos de salida de la escuela, hoy salimos un poco más temprano por reunión de profesores, no me gusta salir temprano porque duro mucho tiempo sin hacer nada, ya que a la casa no puedo ir, trabajo día de por medio y hoy era mi día libre, mi hora de entrada a la casa es a las 10 de la noche y cuando no trabajo es peor me quedo sin nada que hacer.

— ¿Y qué vas a hacer hoy? -Pregunta Nathaniel con los brazos en la cabeza y una expresión relajada — Bueno, ya que salimos temprano.

— No sé, hoy tengo mi día libre y en la casa no hago mucho – respondo pensativa.

— Pues ya que no hay trabajos y estamos desocupados todo este tiempo, ¿Quieres ir conmigo? – saca unos boletos de cine que tenía en su mochila y con entusiasmo me muestra, — me regalaron entradas para el cine, ¿quiere ir?




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