—¿Qué es lo que te tramas, Weasley? —susurré para mí.
El lugar se encontraba vacío, sin embargo giré mi cabeza de un lado a otro para confirmar que no hubiera nadie y me acerqué despacio. Lo bueno era que Miss Pomfrey debía estar ocupada en su oficina llenando documentos, eso me dió la valentía de avanzar un poco más y esconderme detrás de una cortina.
Sabía lo malo que era escuchar las conversaciones ajenas, es más, había regañado tantas veces a Elaia por hacerlo que me faltaban dedos para contarlas.
Era una ironía justo ahora que yo estuviera haciendo justo eso.
La única diferencia, si nos ponemos a pensar, es que si el chico que detesta tu amiga iba a buscarla en medio de la noche no era nada normal. Ni un poco, en un millón de años.
Lo que escuché a los segundos me dejó más que confundida.
—Freddie —oí el tono confundido de Elaia —, viniste…
¿Freddie? Escuchar ese diminutivo de otra persona que no sea James me dejaba escéptica. Mucho menos viniendo de su némesis en Hogwarts.
Tal vez el aturdimiento que me lanzó Jacqueline me estaba pasando factura.
—Claro que sí, Lai, tenía que hacerlo —anunció seguro —. Hablé con Pomfrey hace unas horas, sé que fue un accidente pero no puedo dejar de sentirme culpable, me di cuenta lo mucho que me he alejado.
¿Qué era eso de “Lai”? ¿Él se había alejado?
—No tienes que…
—Escucha Elaia, sé que elegiste a Louis, respeto tu decisión. Pero mis sentimientos no han cambiado, no importa con quien estés siempre voy a quererte y estaré a tu lado. En el fondo sabía que tu vida con él sería más sencilla, en cambio conmigo…
—Contigo siempre sería un secreto —ella expresó en un hilo de voz.
Lo oí soltar un suspiro.
—Había una cosa llamada lealtad a la familia, y yo la rompí cuando mis ojos se posaron en la novia de mi primo. No quería lastimar a Louis, pero no podía evitar sentirme infeliz al verte con él caminando en los pasillos frente a todos mientras nosotros nos limitábamos a lugares escondidos —Fred continuó —. Si me dieras a elegir en este momento si mi percepción ha cambiado te diría que ya no tengo miedo, que te elegiría por completo sin importar nadie más. No me di cuenta antes pero ahora todo está más claro, siempre serás tú, Elaia Zabini. Tú y nadie más.
Me llevé las dos manos a la boca para contener una exclamación. Sentía la falta de aire y los latidos de mi corazón más acelerados.
¿Elaia y Fred? Miré a través de una abertura en la cortina, él se acercó despacio y la besó.
—Freddie, yo…—oí a mi mejor amiga tomar una gran bocanada de aire al separarse —. Estoy embarazada.
El silencio reinó unos segundos.
—¿Es mío o de Louis? —la voz del moreno, por más que estuviese susurrando, parecía nerviosa.
—Es tuyo, estoy segura —Elaia exhaló frotando sus manos —. Tengo siete u ocho semanas, así que por las fechas ocurrió en...
—La fiesta de bienvenida —contuvo un gemido de asombro. Ella asintió hundiendo su rostro en una almohada.
Sentí que todo esto era como una película en la que ni siquiera estaba participando, lo irreal que se sentía toda esta situación hacía que mi cabeza diera vueltas.
—Merlín, ¿qué vamos a hacer? —le oí decir, aún escéptico pero tratando con todas sus fuerzas de aparentar calma —. Somos muy jóvenes, Lai, no estoy listo para esta responsabilidad tan grande. Pero la tomaré sólo si quieres tomarla y me esforzaré por…
—Tengo miedo, tampoco estoy lista —tomó su mano —. Así que decidí que tendré al bebé, más no me lo quedaré.
—¿Adopción? —Elaia asintió algo insegura, Weasley abrió los brazos hacia ella y la abrazó con fuerza —. Creo que es una buena idea, el problema es que tenemos que hablar con Louis de esto, aclarar que nada sucedió cuando estuvieron juntos. Me va a odiar y la familia se dividirá, lo sé.
—Antes del incidente de las pastillas había terminado con él —expresó con remordimiento —. Lo aceptó, aunque no tan bien. Esperaré un poco más para decirle de esto.
—Está bien, será como digas…
Cuando se hizo un corto silencio supe que tenía que irme. Salí de allí lo más silenciosa posible ignorando quejas de los cuadros en los pasillos.
Lo único en lo que pensaba era en esta conversación tan rara tenía que ser una broma o alguna falla en mi cerebro.
¿Cómo podrían estar juntos? Elaia lo odiaba.
Por supuesto no era la única que pensaba esto, todo Hogwarts diría lo mismo. Jamás hubiese tomado a Fred como opción de ser el padre del hijo de Elaia, y si hasta hace unas horas me hubieran dicho que algo así podría pasar, hubiera estallado de la risa.
[...]
Los pasillos estaban tan oscuros como siempre, no había nada raro hasta ese momento de camino a mi habitación. Escuché ruidos raros viniendo de mi torre, tomé mi varita con firmeza y tragué saliva.
Hice en mi cabeza unos pasos enlistados sobre cómo debería actuar. Uno, sacar la varita, dos, entrar por la fuerza y tres, atacar.