Un Solsticio Maldito

Capítulo uno

¡CORRE!

 

Mi respiración se mezcla con el aire helado que congela mis mejillas, mis pasos resuenan en la inmensa oscuridad del bosque no puedo ver más allá de las ramas que golpean mi rostro. 

El problema no es estar en el bosque, lo que realmente me asusta y preocupa en partes iguales es no saber cómo llegué aquí, recuerdo estar en mi casa lista para dormir y ese es el último recuerdo lúcido antes de aparecer en el espeso interior del bosque que rodea Billmurth. 

El ruido de los búhos no mejora el ambiente solo aumenta mi nerviosismo al no encontrar salida.

 

Es tanta la paranoia que me hace imaginar el ruido de siseos detrás de mí, como víboras arrastrándose a mis pies buscando que detenga mis acelerados pasos.

 

—Detente —esa repentina voz congelo mis pasos 

 

Cerré los ojos con demasiada fuerza esperando un ataque por parte de esa voz autoritaria, sólo percibí una brisa helada erizarme la piel. 

 

Permanecí así unos cuantos segundos hasta que la intriga venció al miedo, abrí los ojos encontrándome un amplio prado muy distinto a los tenebrosos árboles que me arañaron. 

 

—Sigue tu camino

 

Aun sin poder ver a la mujer que me hablaba camine con lentitud para ver mejor el lugar,los árboles formaban una especie de escudo en el centro de este había un lago diminuto con aguas cristalinas muy llamativas. 

 

Una inmensas ganas de correr y alejarme me abordaron sin embargo no pude moverme un solo centímetro,mi cuerpo se mantenía estático reflejándose en la superficie del lago. 

 

—El destino está escrito.... No hay poder en tierra que altere su final— esa voz volvió aparecer ahora más fuerte que antes, como un eco en todo el bosque y aún más en mi cabeza

 

El viento se volvió mucho más violento moviendo las ramas frondosas de los arbustos que protegen las aguas cristalinas, las pequeñas hojas caían una tras otra marchitas.

Mi reflejo desapareció ahora podía ver con claridad una mansión enorme rodeada de un resplandor pero en los límites se podía oír murmullos clamando por algo o alguien,no había nada visible solo voces ahogadas en el interior en bosque que los rodeaba. 

 

Un movimiento en una de las ventanas delanteras desvío mi atención de los lamentos, antes de poder ver algo un toque en mi hombro me sobresaltó y al instante me giré en seco. 

 

Solo podía ver el techo de mi habitación, con la respiración acelerada comprobé que fue una horrible pesadilla, todo fue producto de mi imaginación. 

 

Todo se encontraba en su lugar, me encontraba acostada en medio de la cama llena de sudor y con temor a volver escuchar esos lamentos o ver qué desdichado los emitía. 

 

La cerradura de la puerta empezó a moverse y no pude evitar soltar un fuerte grito,intenté llegar al otro extremo de la habitación pero unos brazos me lo impidieron al levantarme del suelo. 

 

—Cálmate —no podía razonar solo recordar la voz amenazante y la angustia al estar en ese lago —Deva, mírame 

 

Patalee con todas mis fuerzas , la sensación de esos tentáculos deslizándose por mis piernas para hacerme perder el equilibrio no había rostro alguno solo ... oscuridad.

 

Una sacudida evaporó esos pensamientos de temor, mi mente encontró claridad en medio de los nublosos recuerdos, en frente mi padre sujetaba mi rostro con ambas manos,miraba con atención mis ojos.

 

Ambos estábamos tirados en el suelo a un costado de mi cama, no hubo preguntas solo una mirada llena de lástima con algo que no pude descifrar y me envolvió en un abrazo. 

 

Recosté la cabeza en su hombro aún impactada porque está pesadilla no fue como las anteriores, en esta había más realismo,sentí mucho más pánico que de costumbre. 

 

No sé cuánto tiempo pasó hasta que pude controlar mi respiración y ordenar mis pensamientos, me solté y unos segundos bastaron para que fingiremos que nada había sucedido. 

No solía tener sueños extraños o malos solo algunas noches, pero en la última semana se repetían constantemente y solo podía despertar gritando cosas que no recordaba en su totalidad, así que prefería fingir que nada ocurría y mis padres estuvieron de acuerdo.

 

Unas horas después estábamos los tres desayunando con normalidad, el tenedor en mi mano se movía en todo el plato, no tenía ganas de comer solo quería estar un rato sola sin las miradas complicadas de entender que me lanzaban mis padres cada cinco segundos.

 

El silencio fue cortado por mi madre con una pregunta directa y sin mucho tacto. 

 

—¿Qué soñaste? —no quitó sus ojos avellanas de mi analizando mis movimientos tensos— no mientas Deva

 

Una mujer poco encantadora así se podría definir mi madre, Bianca Moretti era muy exigente y poco empática aunque en algunas situaciones poco frecuentes suele mostrar nobleza.

 

—Soñé que una mujer me perseguía por el bosque.... Llegamos a un lugar más despejado —tome aire mirando a mi padre que escuchaba atento— no recuerdo mucho más, desde ahí todo se vuelve difuso... 

 

No mentía, el final del sueño es confuso entre el miedo y la desesperación no recuerdo mucho, no es algo sorprendente la mayoría de sueños los suelo olvidar con facilidad. 

—¿No soñaste algo distinto? 

 

—Bianca, no la presiones —endureció su expresión 

 

Puedo asegurar que Zaid Moretti es un hombre más compasivo, amable  y con menos rigidez que su esposa. 

 

Ella relajó su semblante o al menos lo intentó, pocas veces vi a mi madre sonriente o calmada. 

 

Dimos por concluida la charla,subí a mi habitación la encontré en perfecto orden, Carlota era nuestra ama de llaves desde que tengo memoria y a mi parecer es como un fantasma nunca se siente su presencia en esta casa, solo podía notarlo cuando veía los muebles sin polvo o los tendidos en bien planchados en una esquina de la habitación. 




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