Un Solsticio Maldito

Capítulo cuatro

El comedor, un amplio espacio con mesas distribuidas por todo el espacio en filas simétricas, el color marfil abundaba en todo incluso en el suelo que lustran continuamente.

La fila de estudiantes esperando por su almuerzo es inmensa, se empujan entre ellos ansiando su turno por comer.

—Agradezco llegar temprano —comenta la castaña viendo la misma escena

Lucas le dio la razón bebiendo un zumo, ambos en la mañana habían solucionado su pequeño conflicto.

—No quisiera estar allí ahora mismo, cuando la fila termine no tendrán ni la mitad de sus pertenencias —señala la masa de gente con un gesto desaprobación.

La conversación se desvió cuando Lucas empezó a contar alegremente sobre la elección del equipo masculino de fútbol americano de este año, no es un equipo con muchos logros o reconocimiento sólo un par de medallas y una competencia con el pueblo aledaño.

Sin que pueda evitarlo empiezo a evocar los recuerdos de la noche anterior olvidando la charla que mantienen mis amigos.

Mis padres desde el momento en que puse un pie dentro de la casa me recibieron con una sonrisa, me contaron su aburrida tarde dentro de las cuatro paredes de su despacho.

Pregunté si habían hecho algo más, me miraron a los ojos asegurando que no, no había inseguridad o nerviosismo en su respuesta, aquello sólo volvió más grande el nudo de palabras atascadas en mi garganta no me quería ni imaginar cuantas veces me mintieron en la cara con tanta normalidad.

El sonido de un chasquido me regresa a la conversación sobre deporte, ellos me miran buscando algo.

—¿Qué?

—¿Este año te unirás al equipo de animadoras?

—Ni lo piensen, dar ánimos no es lo mío —niego con una mueca y tomó el último sorbo de limonada— además en ese equipo, si es que puede llamarse así, sólo hay tres personas, contando a Alice

—Necesitamos más gente este año de lo contrario el director Harper cerrará el equipo

—Te verías bien de animadora —el pelinegro opino con burla— las dos apoyando al jugador estrella

Alice asintió emocionada con la idea mientras yo solo pude bufar y soltar

—Sin duda Rivers es un gran jugador, merece mucho apoyo

Eso borró su sonrisa socarrona y me lanzó una mirada fulminante.

El bullicio de fondo se escucha aún cuando todos ya se encontraban sentados en su mesa, no había voz entendible sólo un montón de palabras mezcladas entre sí haciendo imposible comprender una frase.

De un momento a otro las voces fueron disminuyendo el volumen hasta quedar como murmullos, los tres volteamos la cabeza en la dirección que todos los presentes miran, incluso las cocineras desviaron la mirada a la puerta del comedor.

Allí de pie en la entrada del comedor se encuentran tres personas, entre ellos sólo distingo el nombre de uno, Liar el mismo que el día anterior me tope en los pasillos se mantenía junto a sus hermanos con una sonrisa evaluando las diferentes reacciones, como si tener toda la atención le encantará y esa sonrisa confirma que ser el centro de atención no le molesta en lo más mínimo.

Los otros dos no miran a nadie en específico, se limitan a seguir su camino con la mirada neutral cargada con demasiada frivolidad.

—Tiene que ser una broma —Lucas rueda los ojos con un tono amargo carente de humor

La reacción de Ali es todo lo contrario, ella sonríe con una mirada llena de dulzura admirando desde su lugar a uno de los hermanos, él por su parte continúa con la indiferencia en su máximo esplendor.

Zachary Santorini, el flechazo imposible de Alice desde hace años.

Se sientan en las mesas del fondo, el rincón más alejado del resto de estudiantes.

Hablan entre ellos con palabras cortas sin prestar atención a las docenas de ojos que los observan sin disimulo alguno.

Y admito que en un par de ocasiones mi mirada se desvía analizando a los tres individuos de la esquina, no puedo evitar repasar su aspecto, sus movimientos o bueno solo logró ver la cara de Liar y Zachary ya que el otro se encuentra dándome la espalda.

Mis orbes se alejan con rapidez de ellos cuando me encuentro con la vivaz mirada del flacucho, el que a mi parecer es el menor de ellos.

Liar sólo sonríe y vuelve su atención a la charla con sus hermanos.

A los minutos las voces vuelven a alzarse sin dejar de lado las miradas aunque ahora si disimulan un poco más, incluso he pillado Lucas ojeando en dirección a la esquina y Alice ni se diga.

El timbre da por finalizada la hora del almuerzo, con pesar levantó mi mochila hasta que una pregunta hace que me detenga en seco.

—¿Dónde estuviste ayer?

No me esperaba un interrogatorio de mi propio amigo

—En la biblioteca, ayudando a organizar y todo eso ....

Asiente poco seguro pero no le da importancia al tema y vamos a las últimas horas de clase.

—Este año no debería presentarme, puede que el equipo desaparezca

—¿Vas a rendirte sólo por una suposición?, hay miles de escenarios posibles y en tu mente los debe estar imaginando —nos detuvimos frente a su casillero y de manera lenta sin dejar de soltar palabras motivadoras guarda sus libretas— pero nada de eso es seguro, sino te atreves a dar el paso jamás lo descubrirás

Aunque el tema de conversación eran las animadoras, sentí que de alguna manera se asemeja a mi pequeño inconveniente.

Uno que reposa en la cámara de mi celular desde el día anterior y no he tenido la valentía suficiente para mirar.

No quiero enfrentar el engaño de mis padres, descubrir porque tantas mentiras me aterra, no se si estoy preparada para saber la verdad.

—Puede que no sea buena idea... —Duda al hablar y un leve sonrojo cubrió sus mejillas

—Qué prefieres,¿Descubrirlo o solo atormentarte con miles de escenarios trágicos? —espero una respuesta negativa pero ni eso fue capaz de formular Alice— en ocasiones arriesgarse no está mal

Zanjó la charla, cambió el tema para que los pensamientos de Alice se ordenarán y decidiera algo.




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