El día había llegado, y no podía estar más feliz.
En cuanto salgo de casa me dispongo a caminar hacía la parada del autobús. Llego dentro de unos quince minutos, Mario llegó antes que mí.
En cuanto todos los del elenco de Teletica y Club de Leones estábamos en el lugar donde se haría la entrega de la casa, hicimos llamado a la familia beneficiada.
El elenco y yo entramos a observar por un momento la casa, y dejar algunas cosas que hacían falta para la entrega.
La casa contaba con; dos servicios sanitarios, dos baños, cuatro habitaciones, una sala grande, un cuarto de lavado, un bello jardín y también un jardín trasero.
La sala era grande, tenía un juego de sillones color marrón que constrastaban muy bien el color de las paredes. Las ventanas estaban decoradas de lucecitas de colores navideñas, había un árbol decorado, debajo de él regalos para toda la familia, y en su punta una estrella dorada. También tenía una mesa de centro. No podía falta el televisor moderno y el equipo de sonido.
El cuarto de Alina era grande; contaba con su cama la cuál tenía varios peluches y unos cuantos regalos ahí, las sábanas eran de color rosa. Tenía un peluche gigante en una esquina de la habitación, un armario en dónde la ropa había sido comprada a la su medida y edad, un estante donde habían colecciones de barbies, un escritorio con una lámpara ahí, regalos encima de él también; lo cual eran los útiles escolares para el próximo año que se avecinaba. También tenía una computadora de juguete, y una de verdad para que se ayudará con sus estudios.
Los zapatos estaban ordenados, la ropa también lo estaba. El cuarto era alfombrado, las paredes eran de color rosa con dibujos de mariposas, libros, hadas, etc. Era un ambiente mágico.
Supongo que a la niña le encantará.
En cuanto a la cocina, había una alacena llena de todo lo que necesitaban.
También había los útiles de lavado.
Tenían ropa nueva, cada uno.
El cuarto de los padres era bastante amplio. Cada uno tenía sus cosas por separado.
En cuanto nosotros terminamos de ver la casa y de hacer unos cuantos arreglitos que faltaban, hicimos llegar a la familia.
Las lágrimas no se hicieron esperar en los rostros emocionados de Silvia y Jorge. Ellos eran los padres. El señor Óscar también tenía un rostro de perplejidad.
Ah, y él también tenía su propia habitación.
En cuanto les hicimos entrar a su nuevo hogar. Apenas, fue que sus quijadas no cayeron al suelo.
Alina y José estaban tan felices que podría haberme sentado a llorar de la felicidad con ellos. Más sin embargo, me contuve.
Y no podían faltar más regalos de mí parte.
Las muñecas de Alina, y los carritos de José estaban envueltos en sus respectivos colores; rosado y azul.
Dentro de cada paquete había una tarjeta que daba el pase especial para los niños al parque de diversiones, obviamente para toda la família.
Les dijimos que tenían un convenio sin límite con Palí, quién se encargaría de darles la comida cada semana y todo lo que ellos necesitaban.
Pero teníamos una sorpresa más.
A Don Jorge le dimos un sobre. En donde se le decía que se presentara el lunes siguiente a trabajar.
Él no aguantó y lloró, lloró desconsoladamente.
Y así un sueño de Navidad se había hecho realidad.
Los niños estaban felices, yo y mi equipo de trabajo también estábamos felices. Don Óscar, Silvia y Jorge también lo estaban.
Para finalizar el día dimos un resumen, en la televisión.
Los niños agradecieron a toda Costa Rica y por supuesto no podían faltar las cálidas palabras de la madre.
Ella dijo que no sabía como agradecer esto. Pero no hay nada que agradecer.
Es cierto, la Navidad es para compartir en familia. Pero si tenemos la oportunidad de ayudar a los demás hay que hacerlo.
Somos la esperanza de muchas personas.
Hay pocas personas como nosotros en el mundo.
Somos la luz del mundo.
Es cierto, celebramos el nacimiento del niño Jesús.
Todo es fiesta.
Todo es celebración.
Todo es amor.
Y paz.
Pero no podemos olvidarnos de las personas que nos necesitan.
Así que si puedes ayudar, hazlo.
Vendrán cosas mejores.
Fin.