Pasaron los días y llego el día tan esperando, al fin era jueves, Clarisa se encontraba en el salón de clases, sentada en su pupitre, escribiendo en su cuaderno cuando de repente tocan la puerta del salón y un muchacho pregunta: ¿Buenas tardes profesora, me permitiría hablar con Clarisa?
Clarisa se levantó de su lugar y se preguntó, quien podría hablarle; cuando salió del salón y vio al muchacho se quedó muy sorprendida, ya que años atrás lo había visto en uno de sus sueños, mientras Clarisa estaba sorprendida, pregunto el muchacho
William: ¿Te encuentras bien?
Y le toma la mano, cuando Clarisa reacciona, se da cuenta que ya no estaba en la escuela, si no en otro lugar que nunca antes había visto en su vida, en eso empieza a observar a su alrededor y ve al muchacho con una cálida sonrisa,
Clarisa: ¿Quién eres?, ¿Dónde estoy?, ¿Cómo llegue aquí?
William: Una pregunta a la vez
Y en eso se ríe con una tierna sonrisa.
William: Me llamo William, te encuentras en la ciudad Davoulas y llegaste cuando te tome la mano
Clarisa: ¿Pero que estoy haciendo aquí?, ¿Cómo me conoces? William: En esta ciudad te conocemos todos los habitantes y la verdad no sé qué haces aquí, yo solo cumplo órdenes del rey.
En eso Clarisa se queda muy pensativa y se queda pensando, Clarisa: ¿porque todos me conocen?
William: Bueno ya que ya nos presentamos, te llevare con el rey de Davoulas.
Clarisa, no dijo nada y lo siguió por todo el camino, cuando iban por el bosque, clarisa se acordó de un sueño que tuvo años atrás, William se le hacía familiar, lo había visto antes. En ese sueño Clarisa se encontraba perdida justo en el camino que se encontraba en estos momentos.
Cuando llegaron a la ciudad, inmediatamente se dirigieron al castillo del rey.
Rey: Bienvenida Clarisa, te hemos estado esperado, por favor toma asiento, William puedes tomar asiento también
William: Gracias su majestad
Clarisa: ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es su nombre?
Rey: Responderé algunas dudas que tengas Clarisa, Soy Farouk Winston, te contare una leyenda que tiene siglos en nuestra ciudad
Hace muchos años existió una joven muchacha que salvo esta ciudad del mundo de las tinieblas, pasarían 1000 años para volver a enfrentar la guerra de nuevo, una muchacha de tierras lejanas llegaría con el elegido, atravesaría el portal mágico que solo se abre cada 1000 años y vendría a la ciudad Davoulas para salvarnos del maligno rey de las tinieblas, devolviendo así la paz de este mundo.
Al escuchar la leyenda Clarisa quedo sorprendida, no podía creer lo que estaba escuchando, el mundo de las tinieblas, un rey, un elegido, esto parecía un sueño muy extraño que por alguna razón no podía despertar. Clarisa ante sus dudas que surgían en la cabeza, seguía preguntando al rey.
Clarisa: ¿Cómo saben que yo soy la elegida? , yo jamás los había visto, ni estado en este lugar que ni siquiera conozco.
Rey Farouk Winston: la leyenda no miente Clarisa, por eso nos dimos el tiempo para encontrarte, el portal no se volverá a abrir, hasta que se cumpla la profecía. Necesitamos que aprender a pelear nos esperan momentos difíciles, he decidido asignarte a William el será tu entrenador y acompañante mientras llegas a la ciudad de las tinieblas, donde te ayudara a combatir en la batalla y vencer los obstáculos que se te presentaran en el camino.
Clarisa: ¿Y si me rehusó que va a pasar?, solo quiero despertar de este sueño tan extraño, no comprendo lo que está pasando
Rey Farouk Winston: ¿Me está cuestionando Clarisa?
Clarisa: Yo a usted no lo conozco, yo no tengo porque……….
En eso William interrumpe antes de que Clarisa termine la oración
William: Disculpe su majestad, le debe haber afectado el viaje a nuestra ciudad, yo terminare de explicar lo que no entiende y es para mí un honor haber sido elegido como su entrenador
Rey Farouk Winston: Eso espero William, sabes que las consecuencias serán graves Si Clarisa se niega, me retiro Clarisa, un gusto en conócela, la dejo en buenas manos
El rey se levantó de su silla, camino por un pasillo largo para salir de la sala, dejando atrás a Clarisa , dejándola sin palabras después de lo que había escuchado, solo pensaba en cómo podría salir de ahí.
William tomo la mano de Clarisa, la apretó fuerte y con una cálida sonrisa y tristeza en sus ojos, supo que ya no había vuelta atrás, por su parte Clarisa se encontraba asustaba no sabía qué hacer, no podía moverse del miedo que la invadía, solo unas lágrimas escurrieron de sus ojos, mientras miraba como se alejaba el rey.
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Editado: 24.05.2019