Un sueño perdido

Capítulo 4: ¿Quién es este idiota?

Natasha
Ayer fue el cumpleaños de mi hija, no pude levantarme de la cama, no fui a trabajar, no pude parar de llorar, no entiendo por qué sigo tan afectada, debería quizás ver a más psicólogos. Hoy llego temprano a la agencia, aún sigo de mal humor por la conversación con mi madre y por el día de ayer, pero bueno, siempre estoy de mal humor

— Señorita Miller, hay alguien esperándola en la oficina con Alexia y Mariano— informa mi secretaria

—¿Quién?

— El representante del fotógrafo—responde y yo entro a la oficina, me siento y miro al sujeto que está frente a mi

— Mi nombre es Arturo Falcon, soy el representante de

— Donde está el fotógrafo?— Le pregunto interrumpiéndolo

— hoy no pudo venir, tenía asuntos personales

— Al parecer no necesita el trabajo—Digo y el tal Arturo parece estar sudando

— Si, si le interesa es solo que tenía que 

— No me importa lo que tenía que hacer, mañana es la boda, ¿cómo voy a saber si es bueno o no si no viene hoy?

— Vendrá — Dice enseguida

— Dile que venga o que se olvide de este trabajo—digo, Arturo sale temblando de la oficina

— No debiste ser tan dura—comenta Alexia

— Quiero que mis empleados se tomen en serio su trabajo, no que a la mínima falten

— ayer faltaste — Dice Alexia y la miro mal

— Sabes bien el por qué

— con permiso— Arturo vuelve a entrar— Ya llamé a mi amigo, vendrá, es seguro el trabajo? él es el mejor

— Si su amigo viene, doy mi palabra de que lo contrataré—Digo intentando dibujar una sonrisa en mi rostro, el sujeto sonríe

— Le diré ahora mismo

— Ya todo está listo para mañana? Los novios están felices?— pregunto a mis amigos

— Si, solo falta el fotógrafo —responde Mariano

— Ya hay fotógrafo

— A saber cuanto dinero pide — suelta Alexia, sus palabras ya me cansan—Si no hubieras despedido a Patrick

— Él se lo buscó —Digo mirándola fijamente

— Si? lo hizo? solo pidió respeto Nati, como todos los empleados, como los anteriores a los que despediste porque no te gustaba su ropa o como hablaban, te has vuelto fría, mala, sé que sufres, sé que lo que pasaste fue malo, pero no alejes a todos

— No sabes nada Alexia,¿has tenido hijos? has llevado 9 meses a alguien dentro de ti, preparando una habitación llena de cosas, comprando cosas para bebés, soñando con abrazarlo, hablándole siempre, sintiendo sus pataditas, ¿sabes cómo se siente?

— Lo siento Nati

— Solo déjame sola, ambos—Digo mirándolos a los dos y ellos salen, le pido por teléfono un café a mi secretaria.

Me levanto de mi silla y voy a la ventana, de la cual puedo ver la ciudad

— Waw— volteo al escucharlo, mi corazón se detiene al verlo

— Ryan—menciono su nombre como si fuera un sueño, o una pesadilla

— Estás más preciosa que antes — Dice acercándose—ha pasado mucho tiempo

— tres años—Digo sin dejar de mirarlo—qué haces aquí? 

— Bueno, hace tres años me dejaste claro que ya no me querías en tu vida, yo me fui sin luchar porque estabas mal, pero ahora quiero luchar

— es tarde— digo, él sonríe.

— Nunca lo es mi Nati, te extrañé tanto, quiero que volvamos a estar juntos, podemos tener más hijos, aún somos jóvenes—expresa acariciando mi rostro

— Te vi feliz Ryan, con solo pocos días de la pérdida de nuestra hija te vi feliz, con otras mujeres, no parecías afectado, ¿te dolió algo?

— Claro que me dolió Nati, pero no todos lo demostramos igual—Dice, pero por qué no creo en sus palabras

— aquí trabajo Ryan, vete ya

— Volveré, te voy a recuperar — jura cerca de mis labios, yo lo aparto y salgo de mi oficina, necesito aire de verdad.

Él y mi madre no sufrieron, quizás soy egoísta o no sé, mala, pero es la verdad, lo vi en sus rostros, estaban como si nada, me criticaban, me decían que todo pasaba por algo, ¿cómo podían decir eso? me decían que viera el lado bueno, ¿qué lado bueno podía tener algo así?
Intento subir al ascensor, pero este no abre, me desespero, ¿por qué demonios no trabaja el maldito ascensor?

— Señorita Miller, no funciona—Dice Olivia llegando a mi lado, la miro, estoy enfadada, ella trae el café que le pedí en su mano

— Y el de mantenimiento? para que demonios le pago un dineral?

— Esta enfermo señorita, él

— llámalo — Le grito, la chica se asusta— dile que está despedido y contrata a alguien más

— Pero señorita

— No me cuestiones Olivia—Le vuelvo a gritar, he perdido la paciencia, tomo el café de sus manos, al darme la vuelta choco con otra inútil de mis empleadas y el café caliente se derrama en mi mano

— ¿Eres idiota?—Le grito— ambas están despedidas, son dos ineptas— les digo, me estoy desquitando con quienes menos se lo merecen

— Son personas, no las trates mal—volteo para encontrarme cara a cara con el dueño de esa voz, es un hombre alto, tiene el pelo un poco despeinado, lleva una camisa blanca remangada hasta los codos y la lleva abierta hasta su tercer botón, su brazo izquierdo está lleno de tatuajes, miro sus ojos grises

—Son mis empleados, les hablo como quiero, les pago bastante bien para que hagan bien su trabajo

— No son roboces, cometen errores, eso no le da a usted el derecho de gritarles— Me dice,¿ quién es este idiota que cuestiona lo que hago?

— Es mi empresa, le grito a quien quiera y usted no puede cuestionar eso, ¿quién demonios te crees que eres para cuestionar mi trato hacia ellos?

— Son personas—Dice de forma calmada, con una voz serena—No animales, que les pague no significa que pueda tratarlos mal

— Ellos siguen aquí, no se van, no los obligo a estar aquí, así que o aguantan o se van

— Están por necesidad, aunque eso usted no lo entiende— expresa mirando mis ojos, yo sonrío

— No se meta en asuntos de otros— Le digo, camino hasta mi oficina, ¿este quien se cree? ¿será uno de mis empleados? claro que no, con esa facha loco sería el que lo contrató en mi empresa.



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En el texto hay: romance, secretos, niña

Editado: 11.03.2023

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