Un sueño, una poesía.

Castígueme.



Si Dios esta leyendo mi poesía,
que tenga misericordia de cada lagrima enrojecida deslizándose por la comisura de las silabas,
porque soy consciente de que merezco el peor de los castigos,
la habitación mas nauseabunda y flagelante del fuego eterno.

Si Dios realmente puede saber lo que guarda mi corazón maltrecho,
epa usted señor que lo hecho ya esta hecho y por eso es que duele el hecho,
y si gane un lugar maltrecho en el techo del infierno que usted mismo a hecho;

entonces déjeme llevar conmigo...
𝑙𝑜𝑠 𝑏𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑦 𝑐𝑎𝑟𝑖𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑝𝑟𝑜ℎ𝑖𝑏𝑖𝑑𝑜.




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