Y se me acabaron las ganas de poesías escribir,
aunque no eran para nadie, sin contarme a mi,
las poesías que escribí eran para un todo y no para algo tan superfluo y tan soso como el singular.
Pero vaya que dolían esas poesías,
aunque no eran para nadie, sin contarme a mi.
Las poesías que escribí.
Te fuiste de mi vida como el rayo de luz que entra por la ventana,
pero no llegaste al otro dia,
ni a la otra semana,
no dijiste nada y tampoco lo esperaba.