Ella me dijo una vez, ¿Por qué estas triste?
dime si puedo hacer algo por ti...
sonreí con ironía y le respondí:
No hay nada que puedas hacer,
porque lo único que tu harías por mi,
es irónicamente lo que me hace sentir así.
Tus consejos y regaños,
tus ojos mirando los míos
estrechando mis manos,
las llamadas preocupantes
a deshoras de la madrugada,
las fotos con tus quedantes
y mirarte enamorada.
Me alegro de todo eso por ti,
se que eres muy feliz;
-¿Entonces porque estas así?
Quizá ya lo adivinaste
o tal vez no es evidente,
pero siempre que sufrías
por el amor de otra gente,
era yo el que te reconfortaba,
y nunca fue con besos, ni caricias,
fue invitándote a comer
o llevándote a la playa,
fui el pañuelo que seco tus lagrimas,
fui la vela que velo tus sueños,
el espejo en donde te mirabas
y no existía en esos reflejos,
pero no quiero que pienses en ello,
ni que me preguntes nada,
solo déjame llorando solo;
ya no me preguntes nada.