Un sueño, una poesía.

Completamente tuyo.

Cuando no llego, no creas que me fui,
sólo estoy atrapado en los relojes del porvenir.
Mis manos ausentes no saben de distancia,
porque aún lejos de ti siguen tocando tu alma.

Eres el vértice dulce de todos mis mapas,
el eco de luz en mis horas más flacas.
Y si me desvío del camino prometido,
no es traición, amor… es destino torcido.

No elijo faltar, ni herir tu confianza,
es la vida que a veces retrasa la danza.
Mas cada segundo que no puedo abrazarte,
es castigo que duele por no poder amarte.

¿Piensas que prefiero otros cielos, otras lunas?
Si supieras cuántas veces, entre brumas,
he cerrado los ojos para verte en el viento,
como si tu nombre fuera el mejor argumento.

Hay días en que todo me pesa sin ti,
donde el mundo es gris aunque trate de sonreír.
Porque eres el eje que sostiene mi intento,
la razón callada de cualquier movimiento.

Y si fallo, si caigo, si no cumplo al momento,
sólo recuerda: no es falta de sentimiento.
Es la tormenta, el caos, el deber que se impone,
pero mi amor por ti, que jamás se cuestione.

Vuelve a mirarme con tus ojos que curan,
cree en este amor que ni el tiempo depura.
Porque cuando no estoy, aunque el mundo lo niegue,
sigo siendo tuyo… y no me importa si duele.




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