Un Sugar Daddy... ¿yo?

CAPITULO 1. PADRE E HIJO...

La mañana había llegado y con ella el apresuramiento de Liam Miller, único hijo del arrogante millonario lucas Miller.

—Liam date prisa, ya tu padre está en la ciudad. —decía su madre al ver la actitud desmotivada de su hijo— sabes cómo es, si no estás listo, no esperará por ti.

—Ya estoy listo madre, ¿Crees que no lo sé? Ese no parece mi padre. —espetó con molestia el chico poniéndose la chaqueta.

—Hijo, por favor. —trataba de justificar la mujer— sé obediente...

—Es la verdad, no entiendo porque tratas de verlo como a un padre normal —el joven tomó el bolso y mientras lo ponía en su espalda, besaba la mejilla de su madre— Adiós madre, lo esperaré afuera...

—Hijooo, Liam por Dios...no tienes que salir de esa manera.

—Déjalo mujer, ya es un hombre, así se siente. —respondió su padrastro— lo que no entiendo es el motivo por el cual ese hombre no puede llegar hasta acá, toca bocina y si no sale se va a lo bravo...

—No es bueno lo que hace...Lucas Miller es muy déspota, entiendo a mí hijo, pero él no debe sentir rencor por su padre, y más aún cuando va a vivir con él, viene porque ya Liam va a la universidad, dice que ya es hora de que tome serias responsabilidades...quiere ir enseñándole sobre los negocios familiares.

—Es muy duro para quien apenas se desprende del hogar... quiero a tu hijo, pero él nunca ha sentido ese cariño de padre por mi, eso también es algo que me he preguntado, Liam es un hijo más para mí.

—Lo sé cariño... él lo niega, pero tiene la genética de Lucas....

***

Lucas Miller manejaba feliz ya saliendo de la autopista, confiaba plenamente en el manejo de su Rolis - Royce Boat Tail, para este millonario era algo relajante de vez en cuando tomar el control del volante; sus padres procuraron siempre convencerlo de tener constantemente su chofer a la orden de cualquier hora, y lo tenía , pero era un placer viajar solo y a alta velocidad.

Doblando ya la esquina es sorprendido por un encuentro inesperado de una bicicleta y aunque frenó de forma repentina esquivando a la conductora, ésta se levantó del piso quitando su casco de seguridad al mismo tiempo que se puso en su frente.

—Señorita, no se lastimó, lo lamento...¿Okey? —dijo el empresario con la puerta abierta del auto a medio salir, pero con él rostro sarcástico— veo que nada le ha sucedido...échese a un lado, tengo prisa...—la chica estaba perpleja observando el lujoso auto y aunque trataba de disimularlo, también al conductor, sin embargo la arrogancia de Lucas la hizo enojar recordando lo sucedido— Apártese ya....le dije que tengo prisa.

—¡¿A mi qué me importa que usted tenga prisa?, la autopista quedó atrás, ¿Que se ha creído, eh?! —Aurora Clark terminaba de recoger su bicicleta en su frente— ¡Mire como dejó mi bici...

—Puedo ayudarla. —dijo al mirar su bello rostro tras su molestia que terminó causándole risa al millonario, y al mismo tiempo una extraña sensación de querer saber de ella.

—Y se ríe, no es gracia, pudo haberme matado...

—Pero no lo hice, puedo pagar tu destartalada bicicleta. —ella lo miró enojada— si se detiene me hará perder mi tiempo...

—¡¿Fácil no?! ¡Usted me hace enojar, me acaba de robar la única posibilidad de viajar a estudiar a la universidad!

—¿Yooo? —reclamó mostrándose molesto el señor Miller— ¿Qué culpa tengo...? Te atraviesas en mi camino y ahora yo soy culpable...

—Mucha culpa... sí, págueme los daños.

—¿Cuánto cuesta esa cosa? — sacó una faja de billete y le entregó un dinero que ella recibió y al mismo tiempo le ordenó— ¡hazte a un lado! —él de momento creyó que todo se quedaría hasta allí habiéndole dado el dinero.

—¿Verdad? ¿Y quién le dijo que ésto salda todos los daños?

—¿No? Te he dado mucho dinero. —espetó sorprendido.

—¡Pues no! Llévame a mi casa, ya perdí mi cita para mis estudios y no pensará usted que voy a llevar mi bici en el hombro...

—Abandónala, puedes comprar una con lo que te dí...además está inservible esa cosa.

—No lo está, no hable usted así, y no me dió dinero, usted me pagó que es diferente...y yo no abandono a quien quiero, es lo máximo mi bici, y usted es un desarmado arrogante y...

—Nada de insultos, —él se sorprendió de la manera en que ella defendía tan solo una bicicleta sin valor— eres muy suelta de lengua, —dijo y detalló en ella su frescura y su juventud— debería de mordértela por atrevida...y no, no puedo llevarte a ningún lado —dijo Lucas queriendo hacerlo, ya que la chica le causaba gracia, quería seguir escuchándola y observarla por largo rato.

—¿No me llevará a casa, entonces? —preguntó la chica manteniéndose erguida.

—No señorita, le dije que estoy rápido.

—Ah okey, ¿así es la cosa? Pues vea por donde va a pasar —dejó nuevamente la bicicleta en el medio de la calle y se sentó— pobre de usted que llegue otro auto u otros autos, les diré a todos que me golpeó y me tiró el dinero...

—Esta bien —dijo haciéndose el convencido, y la chica de inmediato se puso de pie y recogió la bicicleta para subirla al auto.




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