Un Sugar Daddy...¿yo?

Capítulo 18. ¿Casualidades?

—Nunca tengas miedo Aurora, mientras estés conmigo, yo cuidaré de ti y lo sabes. —su mirada brillaba y aunque tenía la certeza de su interés hacia ella, Aurora sentía la necesidad de confiar.

—No quiero desfraudarlo, hay tanto por lo que estoy aquí...mi familia, ellos me necesitan. Mis hermanos, ellos son tan inocentes, no quiero que sufran tantas carencias como yo. Nuestras vidas cambiaron con la llegada de Guillermo, pero aún así nuestra situación no es buena.

—Verás que lo lograrás, eres valiente.

—No lo soy, yooo...

—¿Por qué callas Aurora?

—Temo a todo, pero debo seguir, debo hacerlo, siempre seguir hacia adelante. Mamá no sabe que sufro esta constante ansiedad cuando estoy lejos de casa, no puedo decirle. Me hará volver y yo no quiero hacerlo, sería cobardía.

—Lo dicho, eres valiente, yo estoy contigo, ¿Okey?

—Lo sé señor Miller, solo que...¿Hasta cuándo? Liam dice...

—Liam no me conoce Aurora, es mi hijo, pero no sabe realmente como soy. Solo especula unas intenciones de mi parte que comúnmente está equivocado y no pienso aclararle nada, no estoy dispuesto a que un chico inmaduro con aires de grandeza, amargado por lo que no puede tener ahora me desorganice la vida, no voy a vivir explicándole lo que él ya sabe.

—Lo entiendo, conozco a Liam y así mismo actúa con su mamá, solo que ella si le consiente todo, cree perderlo cuando viniera acá.

—Eso es un problema...y ahora no estamos para problemas Aurora, hoy llega a la ciudad el señor Sandro Visconti.

—¿Cómo señor...cómo dijo que se llama...

—Sandro Visconti, —el silencio de Aurora fue repentino— es el empresario del que te hablé, no te preocupes, podrás estar a su altura, eres muy inteligente, además le pedí a mi secretaria que te lleve a escoger algo con lo que te sientas cómoda y que sea representable para la ocasión. ¿Sucede algo? —preguntó al verla pensativa.

—A ese señor lo he visto en la tele...

—Es un famoso empresario, aprenderás mucho, eres muy rápida para aprender.

—Usted confía en mí y eso es bueno para mí, me hace sentir...

—¿Qué te hace sentir, Aurora? —preguntó él acercándose y ella bajó la mirada, mientras el señor Miller acarició su mejilla con el dorso de su mano— No tengas miedo, —susurró— no de mi. Voy a cuidarte. Dime...¿Qué te hago sentir.

—¡Emocionada! —dijo con prontitud sacudiéndose y él por segundo la observó, y terminó por sonreír— Estoy feliz señor Miller.

...

La secretaria interrumpió entrando de forma extrañada, el señor Miller la miró con reproche ante la forma de presentarse.

—Señor Miller, discúlpeme...es que el señor Visconti ha llegado.

—No pensé que fuera tan pronto su llegada...bueno, recibámoslo, ve y hágalo pasar.

—Sí señor...

—¿Puedo retirarme? —preguntó Aurora con las manos frías de los nervios— Es que tengo cosas pendientes.

—Te quedas conmigo, ya te dije que quiero que aprendas. ¿Okey? Y no te preocupes por como estás vestida.

—Unjum —él la miró fijo y ella objetó— Sí señor Miller...la ropa no es tan importante, son trapos y nada más.

El señor Sandro Visconti entró denotando seguridad, Aurora lo miró y solo su voz interior pudo expresarse así misma.

—Es él, mi padre biológico...lo creí mucho más mayor. Mi madre tiene razón, tengo el color de sus ojos y su cabello...

Aurora estaba metida en su pensamiento que no escuchó a su jefe mientras le presentaba al señor Sandro Visconti.

—¿Sucede algo? ¿Aurora...

—Disculpe señor...

—Aurora ya no estés distraída, conoce al señor Visconti.

—Es una chica muy joven señor Miller — dijo con naturalidad el señor Visconti y Aurora lo repudió desde el primer momento creyendo que la observaba de forma indecorosa, pero no fue así— La juventud debe estudiar, preparse.

—Ya estoy por comenzar mi carrera, —expresó ella con naturalidad— Como ya le dijo el señor Miller, soy Aurora, Aurora Clark. Trabajo con el señor Peter en las oficinas de contables. Bienvenido.

—Vaya, has de ser una eminencia para que el señor Miller te ponga en un puesto tan exigente.

—Lo es, —interrumpió lucas— Aurora es muy hábil, inteligente y capaz, mañana comienza sus estudios, becada por una de las universidades de mejor prestigios.

—Qué bien, yo te felicito Aurora.

—Muchas gracias señor Visconti. —el señor Miller se acercó a ella mostrando su atención y caballerosidad.

—Aurora está reciente en mis negocios, ha sido evaluada en sus capacidades obteniendo excelentes resultados, además de su rendimiento académico.

—Señor Miller, yo aplaudo su iniciativa, a veces esperamos que los hijos hereden nuestras habilidades de negociantes y no pasa, con los años uno aprende que vale la pena dejarlos ser feliz con lo que les apasione, y darle oportunidad a lo jóvenes que tienen sus capacidades y aman los negocios.




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