Un Sugar Daddy...¿yo?

Capítulo 20. Tus besos serán mios

El silencio de Aurora ante la pregunta del señor Miller fue detonante, pero este hombre decidido no estaba dispuesto a quedarse con la duda y acarició con el dorso de su mano su mejilla.

—Señor...Mi... Miller...yoooo...Oh por Dios...

—Dime que si Aurora y se acaban tus preocupaciones, no soy hombre de matrimonio, es más lo he odiado, pero contigo todo vale la pena...de eso estoy seguro.

—¿Casarnos? Eso... no está bien...

—Estará bien para tranquilizar a tus padres, para que cumplas tus sueños, además sentirán paz al sentirte protegida a mi lado, nadie te mirará con menosprecios, serás mi señora Miller, aquí en las empresas, en la sociedad en la que me desenvuelvo y en la universidad, ni siquiera Liam tendrá las ganas de humillarte más...

—¿Sería un matrimonio arreglado? —preguntó luego de un largo pensamiento como si evaluara la posibilidad.

—Sería como tú lo desees Aurora.

—No, no creo que eso sea necesario. Mis padres van a entender que estoy bien acá y...usted no se pase de listo, estoy muy chica para casarme. —Lucas sonrió viendo su cambio de humor— Siempre ríe de mi, yo tampoco le creí...¿Okey?

—Deberías creerlo porque ésto es serio para mí.

—¿A usted no le da hambre señor Miller? —Lucas no obviaba nada de ella, solo sonreía contemplando su inocente mirada— solo ríe de mí.

—Aurora, no sé cómo harás para devolverme al Lucas que yo era, tú has venido a cambiar mi vida, y eso puedes preguntarlo.

—Usted sigue siendo siempre el señor Lucas Miller, solo que es mejor persona, ¿Verdad? —él sonrió aún más observándola hasta hacerla bajar la mirada y llevarse el cabello detrás de sus rojas orejas, sus mejillas como tomates hicieron que Lucas besara su frente.

—Eres tan especial para mí que no dudaría en ir al fin del mundo a buscarte, no quieres casarte conmigo, pero un día lo harás y yo te enseñaré a amar. Tus besos serán míos ...

—Señor Miller tengo hambre y usted solo piensa en esas cosas prohibidas...

—Nada hay prohibido para nosotros dos y yo te lo demostraré...—Aurora sintió una profunda vergüenza que hizo abrazarse así misma como si cubriera su cuerpo.

—Me voy señor Miller. —dijo queriendo salir corriendo, pero él la tomó de la mano y la sujetó.

—Ya vamos a comer... además que mi secretaria te acompañará hasta una diseñadora de modas, allí también te asesorarán para que vistas a tu estilo, cómoda y hermosa, necesitas estar bien vestida para la universidad y para nuestra reunión mañana.

—Es que...

—Aurora, no digas nada y haz lo que te pido, no voy a permitir que nadie te menosprecie, vamos a comer.

—Pero nada de agarraditas de manos. —ella dijo recuperando su aura, sin embargo no duró mucho en sentirse nuevamente atrapada por el señor Miller— no quiero el chisme de las personas sobre mi.

—Pronto se acostumbrarán...eres mi hermosas Aurora, estoy feliz de que estés aquí conmigo. Vamos a comer. —ella caminó adelante y Lucas empezaba a necesitarla.

***

Ese día trajo un cambio, Aurora no dejaba de pensar en la petición de matrimonio de Lucas Miller ya cuando iba a dormir.

—Compró muchas cosas para mí...ahora sí que estoy ansiosa, pero no me voy... jamás me iré del lado del señor Miller, él cree en mí, y yo soy feliz aquí.

...

Mientras, Lucas Miller pretendía dormir, pero no le era fácil, daba vueltas en la cama atrapado en solo pensar en ese día.

—No sé cómo será, pero esa diablura de casarme con Aurora se metió en mi cabeza y no dejo de pensarla, la necesito en mi vida y es ya... haré lo que sea....

...

El señor Sandro Visconti miraba por el ventanal que daba a la piscina del hotel y sus recuerdos transitaban su mente.

—Aurora, que chica tan lista, esa chiquilla ha despertado algo en mi...así debe ser mi hija...nunca quise conocerla, cometí tantos errores... cómo pude pedirle eso a ella, cómo pude gritarle que la abortara, le tiré el dinero, soy un cobarde, con razón huyó de mi. —lloró en silencio en la oscuridad de la noche— ¿Cómo será mi hija? ¿Qué nombre tendrá...? No puedo morir sin conocerla...debo pedirle perdón y darle mi apellido, y todo lo que eso concierne...

***

Aurora salió feliz dejando a todos mudos con su nuevo cambio, nadie podría imaginar al verla que era una chica pobre, usaba ropas finas y casuales con cómodas zapatillas y un bolso acorde a su nuevo estilo universitario.

Y allí estaba Lucas Miller, esperando por ella para llevarla a su primer día de clases y para mostrarle su nuevo mundo.

—Pensé que se le iba a olvidar su promesa de llevarme a la universidad, señor Miller.

—Eso nunca, —dijo perdido en su estilo tan elocuente, juvenil y libre— pero mandaré por ti para la reunión con el personal de contables y el señor Sandro Visconti. —la miró sonriente y ella se balanceó con las manos en el bolsillo de su pantalón.

—¿Estoy bien así?

—Hermosa, y muero de celos que otros te vean.




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