Ella al llegar frente a Lucas se detuvo y vió su feliz rostro esperándola que no tuvo opción que llegar a sus brazos.
—Sabia que podías, no me lo has dicho, pero fue un gran momento para tí.
—Lo fue, estoy feliz de estar aquí, —dijo ella sintiéndose protegida sin habérselo propuesto— Lucas, gracias a tí, yo estoy haciendo lo que me gusta.
—Esta noche lo vamos a celebrar, te llevaré a bailar.
—En la residencia no tengo esa opción, Lucas...la señora Marlen es muy estricta, lo sabes.
—Vamos, y si hay problemas buscamos otro lugar, no estás haciendo algo malo y tienes derecho a divertirte conmigo. —ella rió en su pecho con confianza sin soltarse de su abrazo— ¿Qué es gracioso?
—Que dices que mi derecho a divertirme es contigo, Lucas.
—Es así. —aseguró él— No puedes negarlo Aurora, eres mi chica.
—Solo no quiero cambiar de residencia. —dijo como si aceptara sus palabras, y lo miró preocupada a los ojos— ¿Puedes hacer algo que nos divertamos y que no me echen de mi residencia? Quiero mucho a la mamá del señor Peter, ellos son super lindos conmigo, me cuidan.
—¿Te cuidan de mi? —ella sonrió feliz tapándose el rostro con ambas manos.
—Creo que sí, pero yo estoy feliz con usted —rió aún más— contigo, ¿Podemos irnos?
—Vamos preciosa, creo que hoy será un excelente día, el señor Visconti ya llegó a la empresa con sus hijos. —el silencio de Aurora fue notorio mientras Lucas cerraba su cinturón de seguridad— Dios —susurró cercano a su rostro— estoy enamorado...
—Lucas, es por eso que no confían en tí...
—Está bien, me retiro, sé que un besó no bastaría para expresar lo que siento por tí. —aurora enrojeció y éste como de costumbre, acarició su mejilla con el dorso de su mano mientras susurró— Muero de amor por tí mi chica, pero sé que no estás lista.
—No lo estoy —dijo asustada al sentir las yemas de sus dedos acariciar sus labios— Lucas...
—Aurora, no quiero presionarte pero...ésto que siento es demasiado...
—Lucas...—tomó su mano retirándola.
—Perdóname...¿Si?
—Creo que no es buena idea que salgamos está noche. —aseguró ella con prontitud.
—Tambien lo creo, no estás lista y yo no tengo tanta resistencia. —sonrió besando su frente— Vamos mi amor, esperan por nosotros.
Aurora Clark, no podía simular sus mejillas sonrojada ni sus manos temblorosas, solo apartó la mirada de los ojos cristalinos de Lucas Miller.
***
La mesa de trabajo estaba puesta, estudiaban las últimas auditorías que se le hicieron a los negocios Visconti, las expectativas eran ver las fallas en las estadísticas y de las promociones y gastos.
—No se puede avanzar si no hay confianza en lo acreedores. —dijo de manera inocente Aurora mirando a los hermanos Visconti— No entiendo para que buscar errores en los números que arrojaron las auditorías, hay males que no son de gastos o salidas de dinero, sino que es asunto de confianza.
—Explíquese. —dijo el señor Visconti ante la mirada minuciosa y calculadora de Lucas Miller, quien ya sabía lo que allí se manejaba.
—Si sus acreedores exigen el retiro de su dinero, es porque usted ya no está al frente, ¿A quien usted cree que le dificulta ésto?
—A mis hijos, ellos son ahora los responsables.
—Antes de retirarse debió mostrar que sus hijos son tan competente como usted, ¿Lo hizo? —el viejo hizo un silencio después de mirar a sus hijos.
—No es la única problemática que existe allí. —dijo justificándose.
—Es la más importante señor Visconti...—dijo Aurora con confianza que hizo salir de Lucas una orgullosa sonrisa— Si hay alguien acá que ha desencadenado que sus estadísticas bajen desfavorablemente, es usted.
—Eres una insolente. —dijo el hombre con incredulidad.
—Claro, lo soy, siempre aparezco donde no me llaman, —sonrió altiva y el viejo la admiró por su templanza— Dígame...¿cuando su primogénito tomó el control de la empresa ya se había dado a conocer como hombre de negocios...o usted salió abandonando el cargo de presidente de su empresa como si se quitará una camisa de fuerza?
—Eres muy joven para hablarme así, pudieras ser mi nieta. —Aurora se levantó poniendo la carpeta y el lápiz que sostenía.
—Uste es inteligente, pero su sabiduría no alcanza para entender ciertas cosas, motive a sus hijos para lo grande...y eso no siempre se trata de costos o dinero, para haberse levantado de la nada y haber construido un imperio, no transmitió lo esencial a su generación más cercana.
—¿A dónde vas? —preguntó Lucas al verla de pie.
—Leeré jefe, hay cosas que no me quedan tan claro como los números.
—Siéntate un momento. —ella obedeció— Aurora, yo apoyo tu teoría, y puedo garantizar que en la práctica fue así como lo has dicho.
—Claro, no hay malos manejos sino apresuradas decisiones...le puedo asegurar que el señor Visconti también tenía grandes gastos y no por eso sus negocios iban en declive.
Editado: 20.06.2025