Un Sugar Daddy...¿yo?

Capítulo 23. La prioridad de Lucas Miller.

—Disculpe a Aurora, señor Visconti. —dijo Lucas Miller— Es muy joven para tener inteligencia emocional.

—La entiendo, no es fácil ver a unos hijos gritándole a su anciano padre. —dijo mirando a sus hijos con reproches.

—Perdón padre, —dijo el menor de los hermanos— entiendo a mi hermano, hacemos un buen trabajo y somos comprometidos, pero para tí es más importante lo que piense cualquiera.

—No es cualquiera, es Aurora Clark, una inteligente chica que me da lecciones de negocios a mí, y a ustedes de valores, ahora veo mi error, tengo dos hijos con suficiente edad que me hicieron abuelo, pero no conocen lo que es la jerarquía y el respeto a su padre.

—Los dejaré —interrumpió Lucas— conversen, iré por Aurora.

***

—Entonces eres una niña que hace pataletas y abandonas la sala de trabajo. —dijo Lucas mientras él mismo se servía un café.

—Sé que no estuvo bien, y menos cuando Peter no está y ya el personal se había retirado...perdón Lucas .

—Te quedaste conmigo para que aprendieras, no para hacer berrinches por sentimentalismos familiares. Créeme no vas a enséñales valores a esa familia

—Qué tipos tan mimados y malagradecidos. —expresó ella con desagrado y Lucas rió.

—Y realmente pareces familia de ellos, pudiera ser nieta del señor Visconti...el mismo color de ojos y una negociante.

—No soy su nieta, gracias a Dios, imagínese teniendo yo de papá a los niños esos que solo crecieron y se pusieron viejos por inercia de la vida.

—Me confundí, hasta creí que eras una Visconti de sangre, por tus expresiones cuando se trata de ellos. Además, yo nunca olvido nuestras conversaciones y esa historia que me contaste de tu madre me hizo pensar.

—Ese viejo es mi padre biológico. —dijo, y Lucas enmudeció con los ojos agrandados puestos en ella— No me importa, créeme que no me importa...pero eso de gritarlo, es un señor mayor.

—Tu padre es el señor Viscontin entonces. —dijo con firmeza Lucas dejando su mirada aún más fija en ella.

—Por mi jamás lo sabrá, no me quiso, yo no lo quiero, fuí una niña estúpida, yo misma creía que lo esperaría, ya tengo un padre.

—Cambié de opinión, —dijo repentinamente Lucas— me asociaré al señor Visconti. —Aurora lo miró y no pudo evitar preguntar.

—¿Por qué?

—¿Cómo que por qué? Eres mi chica...hija de ese hombre, dices que no lo quieres, pero tus expresiones y arranques hablan por si solos, ven vamos a la sala.

—Lucas...

—Aurora, jamás voy a decepcionarte, ni siquiera cuando nos casemos, seré un buen esposo, ¿Okey?

—Lucas, no podemos casarnos, mamá tendrá que aceptar que yo estaré acá, es mi vida, ya estoy grande, crecí y estoy estudiando, ¿Dejarás de protegerme si no nos casamos?

—Nunca dejaré de protegerte, y sí, claro que nos vamos a casar.

—¿Por qué lo dices? No conoces a mamá, es amorosa y también estricta.

—Y yo muy terco, y bruto cuando se trata de comprender que no quieres estar conmigo —sonrió hermoso— nunca te irás de mi vida.

—¿Que harás si mamá me hace volver?

—No quieras saberlo, tú no vas a regresar allá, ¿Okey? —Aurora sonrió sintiéndose extrañamente protegida, Lucas la tomó por la mano y juntos salieron hasta la sala de conferencia— Estamos de regreso señor Visconti, espero que ya las aguas se hayan calmado.

—¿Aurora, estás bien? —preguntó el viejo sosteniendo una tierna mirada sobre la chica.

—Lo estoy...¿Usted lo está?

—Así es, mis hijos y yo tuvimos una conversación, ellos saben la importancia de nuestros negocios y han decidido reemplantearse las expectativas que conciernen a que yo vuelva a la empresa.

—Les conviene, no hay de otra. —dijo entre dientes— Me alegra que hayan acordado una solución a su problemática.

—Señor Visconti, —interrumpió Lucas Miller— Aurora me convenció de que sería bueno estudiar una buena propuesta de su parte para que negociamos.

—¡¿Es en serio?! —el viejo se sacudió repentinamente— ¡Sería excelente señor Miller!

—Solo lo haría si ella supervisa nuestros acuerdos, como verá no confío a simple vista mi dinero ni mis acciones.

—Entiendo, haría lo mismo.

—¿Confía en una chica inexperta más que en nuestra firma? —preguntó el primogénito Visconti ofendido.

—Por supuesto. —respondió Lucas muy seguro de sí mismo— Aurora tiene toda mi confianza.

***

La noche llegó y con ella muchas estrellas brillando en el cielo, Aurora iba al lado del señor Miller. Su jefe jamás la deja sola y menos cuando ya iba a descansar a su residencia.

—Estas agotada, y te entiendo, hoy fue un día muy largo. —dijo él al verla bostezar— Necesito que descanses.

—Lo haré, debo madrugar, tengo lectura, mañana debo hacer una presentación.

—Aurora, mi amor. —tomó su mano al detenerse— Lo que necesites, confía en mí. Sé que no es fácil ver a tu padre y...




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