Un susurro en el silencio

CAPITULO 4

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"Toda una vida"

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"¿Se puede disfrutar lo que nos hace sufrir? — Con frecuencia el amor es así."

Cerré el libro, aquella cita me dejó pensando, Carlos Cuauhtémoc en serio tocaba el alma con tan pocas palabras.

Miré mi reloj, ya era medio día, y mi estómago no se equivocaba al pedir comida. Bueno, a cocinar; me dije levantándome de golpe de la cama.

Fui a la cocina y revisé por todos lados, necesitaba hacer compras, no había mucho con que cocinar, saqué la billetera y bajé, había una tienda cerca cruzando la pista, entré y había una señorita de polo gris recibiendo sus compras, me miró y pidió permiso para pasar, al cederle el paso, me sonrió agradeciendo.

— Señor llevará algo— Me preguntó la que vendía, me había quedado observando a la señorita, algo en ella me parecía familiar...

— Oh sí, perdón

— ¿No es de por aquí, ¿verdad?

— Oh... no señora

— Si lo noté, no te había visto por aquí, ¿Qué llevarás?

Hice las compras, la señora fue muy amable, este lugar me empezaba a agradar, el trato de las personas era muy agradable.

Regresé a casa, aún estaba en mi mente la cita del libro, ¿Se puede disfrutar de lo que nos hace sufrir?, de ser así estaríamos consientes que nos hace daño, pero aun así disfrutaríamos de ello, ¿Puede alguien amar y sufrir al mismo tiempo?

Empecé a cocinar y la música a todo volumen estaba presente. La primera vez que cociné fue a los doce años, como todos empecé con el arroz y huevo frito. Para ser mi primera vez me quedó horrible, para que mentir, el arroz me quedó simple y el huevo más negro que blanco.

Poco a poco fui aprendiendo e implementando más comidas a mi registro de aprendizaje, cada vez me quedaban mucho mejor. En un tiempo, quise estudiar gastronomía, pero... bah, los libros de cocina y videos enseñan muy bien. La idea era no morirme de hambre cuando me independizara y pues hoy veo cuanto valió la pena.

Me senté a comer, me había quedado rico, aunque claro, era mi crítica, de hecho, no sé qué pensarían otros si probaran. Por lo general solía cocinar los fines de semana en casa, a mi familia le gustaba que cocine, siempre estaban pendientes del menú de ese día, aunque también pudo haber sido modestia para no hacerme sentir mal, ¿Quién sabe?, bueno nunca se quejaron de mi comida, después de mi familia nadie más ha probado mi comida.

Se sentía extraño comer solo, leí que los primeros días después de independizarse eran los más difíciles y la verdad, tenía razón, estaba acostumbrado a reír con mi familia mientras comíamos y cada uno contar todo lo que habíamos hecho durante el día, que el silencio en la mesa me hacía sentir muy incómodo.

Saqué mi teléfono y revisé mi Instagram, leí algunos de los comentarios en mis fotos, allí también estaba la foto de aquella pareja de ancianos. Esa foto era una de mis favoritas, la había llamado "Toda Una Vida" , una vida llena de... caídas, penas, problemas, discusiones, pero aún con todo, juntos.

Se miraban completamente enamorados, sus lentos pasos reflejaban lo pesada que fue la vida con ellos, pero su amor no se extinguió. Entonces... "¿Se puede disfrutar lo que nos hace sufrir?"... Fue allí que lo entendí, y es que sin importar lo dura que sea la vida y el sufrimiento que los malos momentos nos causen, mientras estés con la persona que amas, eres feliz... con frecuencia, el amor es así, no existe amor perfecto, en una relación habrá muchos problemas y caídas, sin embargo, aún con ello, pueden disfrutar de aprender y sacar el mayor provecho a esas lecciones, juntos.

Valla... que profundo... en definitiva, moriré solo, un amor así, ¿Alguien más entiende lo que significa e implica?

Bebí mi refresco de golpe y lavé los servicios que faltaban. Fui a mi habitación y saqué toda la ropa de mi equipaje para acomodarla en el ropero, aproveché a sacar el terno para plancharlo y tenerlo listo para el viernes.

Las horas pasaban volando, una luz naranja entraba por mi ventana, era el atardecer, el cielo se veía hermoso, cogí mi cámara y tomé una foto.

Amaba el tono del cielo cuando el sol se ocultaba, eran mis tomas favoritas, tomé varias fotografías en diversos ángulos, para luego quedar observando como el sol poco a poco se ocultaba reflejando sus últimos rayos de luz dejando a la luna tomar su lugar dando paso a la noche.

Una a una las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, la luna nunca estaba sola, tenía una infinidad de estrellas que la acompañaban.

En la luna yacían aquellos gritos de corazones destrozados, aquellas palabras que jamás se pronunciaron, aquellos suspiros que debieron quedarse dentro y aquellas historias que no se contaron jamás.

La noche era muy hermosa, cuantos poemas se crearon en alusión a ella, a cuantas personas inspiró aquella luna que lo observaba todo. El cielo es hermoso.

Una sensación extraña invadió mi cuerpo, de pronto sentí un terrible dolor en la cabeza que me provocó mareos, caí en la cama bruscamente y traté de calmarme sin entender que me pasaba.




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