Un susurro en el silencio

CAPITULO 6

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"¿Sentido de orientación?"
 


 

***
 


Sonó la alarma, la había programado en la noche antes de dormir para salir a correr, era la mejor manera de empezar el día.

Me lavé y me vestí, miré la hora, 5:28 am, cogí las llaves y bajé. Hacía frio, subí el cierre de la polera me puse los audífonos y le di a reproducir a la playlist.

Era consciente que no conocía el lugar aún, así que mientras corría, miraba las calles memorizando el camino. Pensé encontrar las calles vacías, pero hay personas que se levantan aún más temprano que yo, haciéndole competencia al gallo.

Poco a poco fui entrando en calor, era en ese momento donde el corazón empezaba a sentir a los pulmones trabajar aún más mientras el sudor empezaba a hacerse presente. Disfrutaba correr por las mañanas, podía pensar y acomodar todas mis ideas, destruyendo por fin a aquellas dudas e incertidumbres que disfrutaban en complicarme la vida.

Los primeros destellos del sol se empezaban a divisar como señal de que el día estaba comenzando, haciendo que la neblina poco a poco fuese desapareciendo, mientras las nubes le cedían el paso al astro rey.

Divise una tienda a la distancia y la usé de parada. Compré un agua y le permití a mis pulmones calmar la respiración. Miré mi reloj, 6:33 am, terminé de beber el agua y retomé mi camino de regreso, fue allí cuando me di cuenta que soy pésimo memorizando las calles, había dado tantas vueltas por varias de ellas, que todas me parecían las mismas.

Traté de ubicarme, por un momento pensé haber encontrado la ruta correcta, hasta que llegué a una panadería por la que no recordaba haber pasado. Aproveché a comprar pan, me quité la capucha antes de entrar para no alarmar a nadie

—Buen día joven, ¿Cuánto llevará?

—Deme 2 soles por favor, francés y redondo —Saqué el dinero del bolsillo y le pagué.

—Está bien —dijo llenando la bolsa de pan.

—Perdone, una pregunta, ¿Usted sabe dónde queda la calle...?—Quedé pensando tratando de recordar cómo se llamaba la calle

—¿Cuál calle?

—Olvídelo... no lo recuerdo

—Jajaja no eres de por aquí, ¿Verdad?

—Pues no

—¿Y qué haces fuera, si no conoces?—preguntó entregándome la bolsa de pan

— Salí a correr, pensé que tenía buen sentido de orientación... me equivoqué

—¿Sentido de orientación? Jajá, no deberías ser tan confiado, muchos se confían pensando que el lugar es pequeño y al final acaban igual que tú, así que tranquilo, piensa en detalles específicos

—Umm una casa de 3 pisos, muy bonita, con loseta y una cochera le suena.

—Jajá necesitaras más que eso para ubicarte, mira detrás de ti, la mayoría de casas tienen esas características

—Tiene razón— pensé un poco tratando de recordar algún detalle—, ¡ya sé!... todas las mañanas una señorita barre las escaleras de al frente

—¿Es del concejo?

—No, no, no, ella no es del concejo

—¿Qué persona en su sano juicio barre las escaleras en vez de esperar a que el concejo lo haga?

—Lo mismo digo... bueno, gracias

Recorrí diversas calles, sentía que daba vueltas en círculos, sin éxito alguno, me recosté en un poste y saqué mi teléfono, al final tenía que hacerlo, no quería llamar a Mario y pasar vergüenza, pero no tenía otra opción. Marqué su número y esperé a que contestara, a la distancia divisé a aquella señora del concejo con la que había hablado la vez pasada, colgué la llamada y corrí a alcanzarla.

—Hola —dije algo agitado—, se acuerda de mí.

—Oh si ¿Ocurre algo?

—Emm no, no, vera, estoy perdido, ¿Sabe cómo llego a la plaza?

—Pues siga de frente pasando una calle y luego cruce a la izquierda

—¿Enserio?

—Si

—Bueno, gracias, muchas gracias

Estaba tan cerca y no me di cuenta, seguí las instrucciones, ya en la plaza sería más fácil ubicarme y llegar a la casa.

Sentí un gran alivio al divisar a la distancia la tienda frente a la casa. Llegué a las escaleras y allí estaba aquella señorita barriendo otra vez. Quedé contemplándola por un momento, hasta que se volteó a verme. ¡Era la misma señorita que vi en la tienda!.

—¿Hola?, ¿Qué haces allí?

—Hola... pues... regreso de correr

—Ya veo, estás hecho un asco, sin ofender

—Descuida lo sé y ¿Tú qué haces?

—Pues jugando—respondió sonriendo—, ¿No es obvio?

—Bueno si... tu... ¿Trabajas para el concejo?

—¿Por qué?, ¿No puedo barrer mis escaleras yo misma?

—¿Tus escaleras?

—Pues si ... somos vecinos, ¿No lo sabías?

—¿Qué?

—Pues sí, compartimos las mismas escaleras. El concejo no suele pasar por aquí para barrerlas, así que lo hago yo. La verdad no me molesta hacerlo, me permite acomodar mis ideas y disfrutar del aroma por las mañanas.

— Ya veo , Lo siento

—¿Porque?

—Pensé que estabas loca, sin ofender

—¡Ja! tu sí que eres increíble, deberías aprender a no prejuzgar a las personas solo por lo que ves —respondió ofendida.

—Si lo sé ya me lo han dicho...

—Entonces ponlo en práctica. Adiós.

Entró a su casa. Eso confirmaba que enserio éramos vecinos. Abrí la puerta y subí, necesitaba darme un buen baño, el reloj ya marcaba las 7:40am, no pensé ejercitarme tanto, pero por lo menos ya conocí los alrededores.

Salí de la ducha, Mario estaba golpeando la puerta, lo hice pasar.

— Hola, tengo una llamada tuya

— Si... te marqué por casualidad —dije entrando al cuarto a cambiarme.

— Bueno... no importa, me llamo mi amigo y me pidió que estuvieses en la tarde en el local, quieren tener una sesión fotográfica antes de la noche

— ¿Hora?

— 3:00

— Ok... no hay problema

— ¿Ya tienes todo listo verdad?

— Si...




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