Un té "El Destino Nos Unió"

La Paz Despues de la Guerra ||Capítulo 50||

Capítulo 50

Paz después de la Guerra

 

Tres días después del asalto a la iglesia, los chicos se encontraban paseando por la hermosa ciudad de México. Salas después de una operación de alto peligro, pudo volver  a burlar a la muerte y salió sonriente de la aventura. Aqua estaba a un lado de él, no se despegaba ni un momento después de haber podido verlo. Max pasaba las tardes con su capitán y los demás hacían de las suyas por ahí.

Eran las nueve de la mañana y ninguno miembro de la Brigada de la muerte estaba presente, solo Aqua y Salas. La luz entraba por la ventana y el ambiente era tranquilo, Aqua tejía una bufanda con sus agujas y salas leía un libro, mientras  veía de reojo a su chica. Sin embargo, la voz dominante del macho se dejó escuchar.

—Aqua —Ella volteo al instante— quiero decirte algo… Ya hemos pasado por muchas cosas, y pienso que es momento de decírtelo, no mejor dicho, proponértelo. —Ella se sintió extraña al instante, la declaración de su chico, le pareció raro y se detuvo en el arte de tejer, para prestar atención a su amado joven.

—¿Que es, dime? —Dijo ella con su más dulce voz.

—Quería darte esto en otro momento pero… dada las circunstancias, —El chico rebusco entre sus bolsillos, del traje con el que ingreso al hospital.— Yo te quiero mucho y desde que nos conocimos, creo que deberíamos habernos comprometido antes… —Él se levantó de la camilla.

—Salas no te levantes aún está débil.                                                                                                                

—Aqua. —Dijo el mientras se arrodillaba.— ¿Quieres Casarte conmigo? Salas se arrodillo y saco un anillo de una cajita.  

—¡Salas! —Ella se llevó las manos a la boca, tapando la cara de impresión que tenía— pero soy un peligro para ti. Dijo ella mientras se encogía de hombros.

—Entonces serás el peligro que más voy amar en este mundo.

—¡Salas!

La sonrisa del chico era tan sincera, que conmovió el corazón de la chica, inevitablemente ella lloro de la felicidad. Terminando el día con un tierno beso, entre rayos de luz tenue, una ventana abierta con la fresca brisa de otoño, y hojas de cerezos cayendo al piso, solo ellos dos sabrán lo que paso,  un acto de amor puro, llenando de felicidad sus corazones, tras la respuesta de la chica un ferviente y endulzado: ¡Si!



#28864 en Otros
#4012 en Aventura
#11631 en Joven Adulto

En el texto hay: romace, joven adulto, accion aventura y drama

Editado: 08.01.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.