"El Precio de Conquistar lo Imposible"

Las palabras de Tadi sobre el bisonte retumbaron en la habitación. Kael, el más tranquilo, negó con la cabeza con una leve sonrisa.

"Ese es el precio por conquistar lo imposible, Tadi," le dijo Kael con una entonación que llevaba el peso de un juicio ineludible. "Tú lo sabías desde el principio."

Benji se sentó junto a Tadi, palmeándole la espalda con una efusividad que solo servía para irritarlo.

"Vamos, hombre. ¿Ya olvidaste cómo empezó todo?" preguntó Benji, riendo. "Tenías claro que desde un inicio la chica te ignoraba. Kange te miraba como si fueras un mosquito molesto."

"Ella no me ignoraba," protestó Tadi con la voz amortiguada por la tela. "Ella solo era... selectiva con su atención."

"No, Tadi. Ella te ignoraba," corrigió Kael sin rodeos. "Recuerdo la primera vez que intentaste hablarle en la floristería. Le ofreciste una peonía y ella te preguntó, con esa voz de hielo, si querías que te la cobrara por peso o por tallo."

"Y tú seguías y seguías," continuó Benji, gesticulando con entusiasmo. "Ella no te daba ni la hora. Le mandabas poemas, le dejabas sándwiches caros en su mostrador, la seguías a las presentaciones de arte que ni siquiera entendías, y ella ni pestañeaba."

Tadi suspiró. "Ella estaba procesando la información. Es una pensadora profunda."

"Ella te estaba eludiendo como un rayo de sol esquiva la sombra. Y tú persistías," insistió Kael. "Eras un disco rayado, Tadi. Un cachorro melancólico con demasiado gel para el cabello. Pero nunca te rendiste."

Benji se recostó, la nostalgia por la gesta romántica de su amigo llenándole los ojos. "Y al final, lo lograste. Después de tres meses de asedio persistente y una serenata desafinada en medio de la plaza, ella finalmente te miró."

Tadi asintió, una sonrisa de orgullo tonto cruzándole el rostro mientras recordaba el momento de su victoria.

"Sí. Me miró fijamente con esos ojos negros, como dos pedazos de obsidiana, y me dijo: 'Cállate'," terminó Tadi, con una emoción genuina en el tono. "Y luego, me preguntó si quería ir a tomar un café. Fue la cosa más hermosa que he escuchado."

"Exacto," dijo Kael, dándole un codazo. "Tú has vencido el muro de hielo de Kange. Tú has aguantado el desprecio tribal disfrazado de indiferencia. Dasan es solo la siguiente capa de esa armadura. Y si pudiste hacer que la chica que solo te dijo 'cállate' sea tu novia, puedes sobrevivir a una cena con su padre. Ahora levanta ese trasero dramático del sofá y vamos a planear cómo le vas a decir a Dasan que no tienes intenciones deshonrosas para su hija."

Tadi se levantó, su miedo todavía palpable, pero su determinación por Kange un poco más fuerte. Se alisó el cabello. "De acuerdo. Pero si me mata, quiero que mi funeral sea temático de Star Wars, y quiero que quemen esa camisa de 'calcetines de la suerte' en una pira ceremonial."

"Trato hecho. Ahora, ¡a la guerra con Dasan!"