Un temeroso y melodramático encuentro ^^

“La Llamada Oculta”

Mientras Kael y Benji continuaban su operación de reanimación emocional sobre Tadi, Nashua se deslizó fuera de la sala. Dejó su taza de café en la encimera y se dirigió a su habitación. Era un espacio sencillo, a diferencia del glamour exagerado de Tadi, y el único lujo era un teléfono fijo privado que guardaba celosamente.

Cerró la puerta, asegurándose de que el volumen de las quejas de Tadi no traspasara. Sacó de un cajón una pequeña libreta desgastada donde tenía solo dos números. Marcó el primero, un número que había marcado incontables veces a lo largo de las décadas.

Dejó que sonara una vez. Dos veces. Justo antes de la tercera, una voz grave y conocida contestó.

"¿Sí?"

"Dasan o como te dicen ahora, el Terror de los Wičháša" saludó Nashua, con un tono lleno de complicidad y afecto antiguo.

Hubo un pequeño silencio al otro lado, y luego una risa baja y seca, algo que Dasan jamás permitiría que Kange o cualquier miembro de su tribu escuchara. Era la risa de un hombre que se permite un momento de pura diversión.

"Nashua o como te dicen ahora, el Padre del Melodramático," replicó Dasan, el tono igualmente cálido y familiar. "Esperaba tu llamada."

"¿Lo esperabas?" Nashua se dejó caer en el borde de su cama, su expresión de padre cansado cambiada por la de un viejo amigo. "¿Qué hiciste para que mi hijo viniera a casa con cara de haber visto a un espíritu ancestral? Y, de paso, ¿qué hiciste para que ahora se desmayara con solo escuchar tu voz por teléfono? No exagero, Dasan, está en el suelo de mi casa mientras sus amigos le abanican con una revista de lo que parecía ser de jardinería o algo así."

La risa de Dasan se hizo un poco más profunda. "Él vino buscando el peligro, Nashua. Y yo se lo di."

"¿El peligro de ser inexpresivo?"

"No, el peligro de la verdad. Le di la mirada. La mirada que tú y yo aprendimos a dar desde que éramos niños en la escuela, cuando el otro bando nos miraba con recelo. Solo que, esta vez, yo soy el 'otro bando' y él es el invasor. Simplemente estaba sentado, lo miré y le recordé, sin una sola palabra, que él es Wičháša Yáta Wakpá y yo Waŋyéya Wakpá."

Nashua soltó una carcajada, cubriendo el micrófono con la mano por un momento. "¡Eres un sádico! Sabes perfectamente que el chico está loco por tu hija y que su sangre hierve con ansiedad en situaciones sociales normales, imagínate con ese conflicto tribal."

"Ese es mi encanto y es su prueba," continuó Dasan, con un matiz más serio en su voz. "Si no puede soportar la presencia silenciosa de un viejo amigo de su padre... ¿cómo va a soportar la vida con Kange? Ella es una versión más joven y más bonita de esa misma severidad. Necesita demostrar que su ridícula persistencia es real."

"No es ridícula. Es heroica, considerando que lo único y primero que ha conseguido de Kange es un 'cállate'," bromeó Nashua. "Pero ya se desmayó. Ahora mis muchachos y yo estamos planeando una cena. Una cena en mi casa. Pasado mañana por la noche. Tú, Kange, Tadi y yo. Sin tribalismos, solo comida, ¿qué dices?"

Hubo una pausa calculada al otro lado de la línea. "¿Una cena? Eso es... audaz. ¿Sabes lo que eso significa para la comunidad si se enteran?"

"Significa que dos viejos amigos están tratando de evitar que sus hijos se maten por la ansiedad, o que se escapen de casa a las montañas por el miedo. ¿Vienes o no, viejo? Si no vienes, Tadi lo intentará de nuevo por su cuenta, y esta vez, el drama será peor que el desmayo."

Dasan soltó un bufido de resignación. "De acuerdo. Pero si tu hijo menciona la palabra 'calcetines de la suerte' una sola vez, juro que lo lanzo por la ventana. Confirma la hora y dile a tu muchacho que se aliste porque lo observare con el mismo rostro de piedra."

"Hecho. Y trae a Kange, ella es lo único que puede calmar el histrionismo de Tadi. Un abrazo, Dasan."

"Un abrazo, Nashua. Y dile a tu hijo que el bisonte ya ha sido cazado; solo tiene que sentarse a la mesa."

Nashua colgó con una sonrisa.

Al menos, ahora, el bisonte tenía una fecha y una hora.

Con la confirmación volvió a la sala para comunicar al los demás.

"¡La cena está en marcha, chicos! Pasado mañana a las siete. Y Tadi, si te vuelves a desmayar, te abanicaré con un contrato de matrimonio, a ver si eso te reanima," anunció Nashua.




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