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**Capítulo 1:
El despertador sonó a las 6:00 a. m., pero Han Jiho no se molestó en levantarse enseguida. Se quedó mirando el techo de su pequeña habitación, escuchando los ruidos de la casa: el murmullo de su madre preparando el desayuno en la cocina y la televisión en el fondo, probablemente viendo las noticias de la mañana. Suspiró. Otro día igual.
*"Han Jiho, ¿no piensas levantarte? Llegarás tarde a la universidad,"* gritó la voz de su madre desde el pasillo.
*"Voy,"* respondió en voz baja, aunque sabía que ella probablemente no lo había oído. Arrastró los pies hasta el baño, lavó su rostro y contempló su reflejo en el espejo. La misma expresión cansada de siempre. *"No importa,"* pensó. *"Nadie se fija en mí de todos modos."*
Se vistió rápidamente con jeans y una sudadera gris que le quedaba algo grande. Comió en silencio el desayuno que su madre había preparado: tostadas y un huevo frito, nada fuera de lo común. Su madre le dirigió algunas palabras de ánimo mientras recogía los platos, pero Jiho apenas asintió antes de tomar su mochila y salir por la puerta. En el fondo, sentía un peso constante en su pecho. No era tristeza, tampoco rabia. Era algo más. Algo que no sabía describir.
**En el camino a la universidad**
El recorrido a la universidad no era particularmente emocionante. Jiho caminaba las mismas calles todos los días, cruzando el parque donde los niños jugaban y los adultos se sentaban en bancas con tazas de café. A veces envidiaba lo fácil que parecía la vida para esas personas, aunque sabía que probablemente no era tan simple como parecía.
*"¿Por qué no puedo sentirme así?"* pensaba de vez en cuando. A veces se sorprendía mirando el cielo, con nubes que parecían casi pintadas, y se preguntaba si en algún lugar del mundo alguien se sentía como él. Si alguien más tenía esa sensación de estar desconectado, como si su vida solo avanzara por inercia.
Un pensamiento diferente cruzó su mente por un instante, como si viniera de un lugar desconocido: *"Tal vez esto no será para siempre. Quizás un día todo cambiará."* No lo creía del todo, pero la idea le dio un destello de algo que no sabía que necesitaba: esperanza.
**En la universidad**
El campus universitario estaba tan lleno de vida como siempre, pero Jiho no se sentía parte de ella. Caminaba rápido, con la vista fija en el suelo, evitando los grupos de estudiantes que se reían y conversaban como si el mundo fuera suyo. En la cafetería, se sentaba en una esquina, solo, con sus auriculares puestos, aunque la música ni siquiera estuviera sonando. Simplemente quería evitar que alguien intentara hablar con él.
En clase, Jiho era el típico estudiante silencioso que se sentaba al fondo, tomando notas meticulosamente pero sin interactuar con nadie. Su profesor de literatura, el único que alguna vez había intentado entablar una conversación con él, se había rendido después de recibir respuestas breves y evasivas. *"Él simplemente no quiere hablar,"* probablemente pensaba.
**Momento inesperado**
A la salida, mientras tomaba su mochila y se dirigía a la puerta principal, un pedazo de papel cayó al suelo desde su asiento. Era un marcador de página de colores vibrantes, con una frase escrita en letra cursiva:
*"Incluso la noche más oscura termina con la luz del amanecer."*
Jiho lo recogió lentamente, observando las palabras. ¿Quién lo había dejado ahí? Miró alrededor, pero el aula ya estaba vacía. Guardó el marcador en la bolsa de su mochila, sin saber por qué, pero algo en esa frase resonaba dentro de él.
**Regreso a casa**
El camino de vuelta fue tan monótono como siempre, pero esta vez, Jiho notó cosas que nunca había visto antes. Las hojas del árbol gigante al final de la calle parecían brillar con un toque de luz dorada, y el sonido distante de la fuente en la plaza parecía más relajante de lo usual. No era que el mundo hubiese cambiado; era como si, por primera vez en mucho tiempo, Jiho estuviera realmente observándolo.
Sin embargo, mientras se acercaba al callejón cerca de su casa, esa misma sensación extraña lo envolvió. Un aire frío rozó su piel, y el entorno pareció guardar silencio por un momento. Jiho se estremeció y miró alrededor. No había nadie. **O al menos eso pensaba.**
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