Un Toque Dulce.

Capítulo 3. Eventos inesperados.

Kate.

Algo sucede con Jin.

Ese pensamiento no se va de mi cabeza desde ayer. Está ocultando algo lo sé, pero, ¿qué exactamente? Hay algo en su aura que me llama la atención, algo triste, algo que necesita ser resuelto, antes de que se convierta en algo grave, que pueda afectar más su vida. Estoy en casa desde hace algunas horas, sentando en mi cama, pensando y analizando cada detalle de la conversación que tuvimos hace un rato, de sus gestos y su actitud.

¿Qué haría feliz a Kim SeokJin? ¿Qué cosa o situación lo harían sonreír con sinceridad? Rascó mi ceja, y de pronto, tengo una idea. Claro, ¿cómo no lo pensé antes? Bajé de la cama, poniéndome las pantuflas, para bajar a la cocina. Ya ahí, buscó los ingredientes que voy a necesitar. A Jin le encanta la comida, ¿por qué no levantar su ánimo con ella? Decidí hacer algo dulce como unas galletas de chispas de chocolate, algo sencillo, pero que cumplirá con el objetivo impuesto.

No necesito ver ningún recetario, tengo muy buena memoria, la suficiente para aprender una receta con hacerla o verla una vez, además, me agrada más usar mi creatividad e ingenio, poniéndole un ingrediente extra que puede causar un efecto sorpresa. Amarré mi cabello, poniendo algo de música en la bocina que tenía en la sala, para comenzar con mi odisea. Una música alegre y pegajosa comienza a escucharse, así que me muevo al ritmo de ella, mezclando los ingredientes en un recipiente hondo.

Estaba tan concentrada en mezclar bien los ingredientes, que casi paso por alto una llamada, y al ver el nombre en la pantalla, deslizo el dedo para contestar, poniéndolo en altavoz, para no interrumpir mi tarea.

–¡Bahar! –saludé a mi mejor amiga en turco, pues, aunque ella sabe ingles a la perfección, nos comunicamos mejor por este idioma.

–Hola, Kate. Pensé que no ibas a contestar –saludó en medio de una risa.

–Me disculpo, estoy cocinando algo.

–¿Bocadillo de media noche? Porque sólo a ti se te ocurre cocinar cuando tienes hambre, o vas a regalarle algo a alguien –me reí ante sus suposiciones, cualquiera de las dos, podría ser cierta.

Bahar ha sido mi mejor amiga desde la preparatoria, porque fui a Estambul a vivir con mis abuelos, ya que tenía curiosidad de conocer una parte de mis raíces. Bahar es una preciosa mujer de cabello negro, ojos marrones oscuros, sonrisa coqueta y piel ligeramente morena. Muchos hombres están detrás de ella, y aun cuando coquetea con ellos, puedo decir con seguridad, que ella está en la espera de un hombre que sepa complacerla y conquistarla, porque tiene una vena romántica en ella, aunque o niegue.

–¿Cómo has estado? –pregunté, echando un poco de nuez moscada en la mezcla.

–Bien, he estado saliendo un poco, de hecho, conocí a un hombre hace una hora, es realmente atractivo y caballeroso, podría ser el ideal para mí –suspiró.

–¿Cómo estas tan segura de que puede ser el ideal? –cuestioné.

–No lo estoy, sólo le doy el beneficio de la duda, al menos por lo que vi hoy. Mañana quedamos en salir a comer, así que te llamaba, para que me ayudes a escoger un buen atuendo.

–Podríamos hacer un video llamada cuando terminé –ofrecí.

–Perfecto. ¿Qué te hizo cocinar ahora? ¿Clayton te hizo enojar?

–¡No lo invoques! –pedí, desesperada –Todo el día se la ha pasado llamándome –me quejé, poniendo las galletas en la charola, para meterlas en el horno.

–¿No por eso habías cambiado tu numero? –preguntó confundida.

–No sé cómo lo consiguió, pero es fastidioso estar escuchando mi celular sonar cada diez minutos.

–Kate, cariño, no puedes dejar que siga haciendo eso. ¿Qué pasa si te hace daño? Es un loco obsesivo, pon una denuncia, por favor.

–No creo que sea tan grave.

–Querida, debes hacerlo, no quiero recibir una llamada, donde se me avisa que te pasó algo.

–No lo harás.

–Ojalá y no, o iré y lo golpearé.

–Que ruda –bromeé, dejando las galletas en el horno, para ir a sentarme al sofá –. Oye, ¿cuál es la mejor manera de hacer sonreír a alguien?

–Siendo coqueta y amable –respondió de inmediato.

–No es para seducir.

–Ah. ¿Contando un chiste?

–No ayudas –me quejé.

–¿Y cómo podría saberlo? La experta en felicidad, eres tú.

–Mi cerebro está seco, no tengo ideas.

–Espera –interrumpió –, ¿estamos hablando de un chico, o una chica?

–Chico.

–¿Y no vas en plan de conquista?

–No.

–Ese no es mi territorio, querida. ¿Le sucede algo, cómo para que quieras hacer eso?

–Eso creo, aun no estoy segura.

–Averigua y planea, así no darás pasos en falso.

–Oh, eso es buena idea –la felicité.

–¿Verdad? Suelo ser creativa cuando me lo propongo –aseguró, haciéndome reír.



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En el texto hay: esperanzas, amor, bts

Editado: 02.02.2021

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