Un Toque Dulce.

Capítulo 6. Dudas y preguntas.

Jin.

–Gracias por recoger a Rosie de la academia, no creí que la sesión se alargaría tanto –me agradeció Meredith, acercándome un vaso de jugo de naranja.

–No es nada, no tenía nada importante que hacer hoy –agradecí, tomando el jugo, mientras estaba sentado en el sofá de su casa.

–Bueno, aprovechando que ahora Rosie duerme su siesta, ¿quieres hablar sobre porque Kate parece molesta contigo?

–¿Cómo sabes eso?

–Anya lo comentó ayer.

–Y luego esa niña dice que no es chismosa –murmuré, dejando el vaso de jugo en la mesita del centro.

–Sólo está preocupada por ti, o eso es lo que creo, tal vez sólo está buscando una manera de molestarte.

–Pueden ser ambas –suspiré, dejándome caer en el respaldo del sofá.

Meredith es una buena chica, de buenos sentimientos y aura maternal que te hace sentir protegido. Intuyo que eso se debe a que ha cuidado de Rosie, y aunque es menor que yo, es más madura de carácter. Ella parece conocer mejor a Kate que yo, así que puede ayudarme a saber cómo estar cerca de ella sin lastimarla, o eso espero.

» Tal vez haya sido cortante y seco con ella, y puede que eso la haya hecho molestar –contesté.

–Debiste ser muy grosero, Kate no es de las que pierden la paciencia fácilmente.

–Probablemente.

–Mira, no sé con certeza que es lo que sucede entre ustedes, pero no creo que sea suficiente razón para molestarse de ese modo.

–¿Por qué debería pasar algo entre nosotros? –cuestioné a la defensiva.

–Oye, tampoco es para que te pongas a la defensiva. Ustedes se agradan, todos nos hemos dado cuenta de ello, ¿por qué quieres negarlo? –preguntó confundida.

–Porque no hay nada. No hay ni habrá nada entre nosotros, no hay necesidad de colocar una etiqueta que no existe –Meredith me miró con el ceño fruncid, como si mis palabras la hubieran ofendido.

Perfecto, volví a echarlo a perder. Ah, estoy harto de este mal humor que hace que pierda la cabeza.

–He notado que algo está sucediendo contigo. ¿Quieres hablar de eso conmigo?

–No me sucede nada –negué rápidamente.

–No estoy ciega, Kim SeokJin. Has estado de mal humor, distante y bastante pensativo, y esos son señales de que algo está molestando tu mente. Sé que no tenemos tanta confianza, pero, puedo escuchar que es lo que te sucede y tratar de darte un consejo, es mejor que explotar cada vez que algo te irrita, aunque sea mínimo –ofreció ella.

La miré un poco, pensando en sus palabras. Sí, no he querido hablar con los chicos, porque no quiero preocuparlos, hemos pasado por demasiadas cosas fuertes, demasiados cambios, y no quiero que algo como esta sensación inexplicable, termine por alterar a alguien, cuando puede no ser nada. Hablar con Meredith puede ayudar, ella no está involucrada al 100% con el grupo, puede ayudarme a sentirme un poco menos solo.

–No me he sentido bien últimamente. Me siento estancado, perdido y frustrado –solté, cerrando un poco los ojos –. He intentado buscar la fuente de este desanimo en mí, pero no logró encontrarlo, no existe una respuesta que me satisfaga y me haga saber, que es lo que sucede conmigo.

» He querido mantener un perfil bajo con los chicos, porque no quiero preocuparlos. No pienses que no les tengo confianza, es que… ¿cómo puedo hablar de algo que ni yo entiendo? Es algo que me molesta, me irrita y no me hace dormir bien. Algo perdí en el camino, puede ser mi pasión, mis esperanzas o deseos, no lo sé, pero ya no es como antes, ya no –suspiré, porque hablar en voz alta de ello, es más duro que sólo pensarlo.

Por unos momentos, ella no dijo nada, sólo estuvimos en silencio, lo que me ayudó a calmar un poco mi mal humor. Tal vez no fue buena idea expresarme así, pero ya está hecho, no puede cambiarse. Seguí con los ojos cerrados por otro par de minutos, hasta que sentí unas leves palmadas en mi mano, haciendo que abriera los ojos. Meredith me miraba con empatía, lo que me hizo sentir algo… cálido.

–Entiendo perfecto el sentimiento. Pasé por ello, cuando mis padres fallecieron, cuando de pronto, tenía que hacerme cargo de Rosie las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, los doce meses del año. Sentía que no existía nadie que comprendiera mi dolor, mi pena y mi falta de esperanza en vivir, y así estuve mucho tiempo.

» No sabes en que momento, llegaste a hundirte tanto, que ya no puedes salir tan fácil. Es una sensación silenciosa, cautelosa, que te va a arrastrando de a poco, y que puede orillarte a cometer otro tipo de cosas para hacerte sentir bien, pero nada lo hace, y eso sólo te genera más frustración de la que ya tienes.

–¿Y qué hiciste? –pregunté, ansioso de una respuesta que podría ayudarme.

–No hice nada, sólo me dejaba llevar. Confieso que no fui muy buena persona, hubo ocasiones donde me embriagaba hasta perder el conocimiento, para ver si de ese modo, podía lidiar con el dolor en mi corazón.

–¿Qué? ¿De verdad hiciste eso? –pregunté horrorizado, pensando en la seguridad de la pequeña.

–Tranquilo, no lo hacía con Rosie presente. Cuando eso sucedía, le pedía a Young Mi o Chung Hee que la cuidarán, ella nunca me vio así –aclaró de inmediato, calmando mi corazón.



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En el texto hay: esperanzas, amor, bts

Editado: 02.02.2021

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