Kate.
Llevo mirando mi armario, ¿qué? ¿Diez minutos? Y aun no encuentro algo que me guste. No tengo montañas de ropa, tampoco una miseria, pero quiero verme bien. Observó con fijeza dos vestidos, uno rosa, el otro azul, pensando en cual debería de usar. Pienso y pienso, hasta que al fin me decido: Llevaré el rosa. Me levantó de la cama, tomando el vestido, observándolo con una sonrisa.
Es un vestido corto y ajustado, con mangas hasta el antebrazo y un cuello redondo. Me gusta bastante el diseño, así que me lo pondré. Me quito la bata que me cubría, colocándome el vestido, para luego, ir al tocador y maquillarme. El día de hoy, jugué con mi cabello, haciéndome unas ondas que lo hacían ver bastante abundante. Mi maquillaje es más cargado de lo habitual, dejando mis ojos como el centro de atención, dejando mis labios con un color rosa muy tenue.
Al terminar, me puse las zapatillas doradas, y al mirarme al espejo, me gustó el reflejo que me daba. Me veía preciosa, elegante y despampanante. Este tipo de ocasiones me permitía jugar con este don que tengo para arreglarme y verme fantástica, lo que me divertía bastante. Me gustaba vestirme bien, arreglarme y sentirme bella, y no para nadie más, para mí misma. Tomé mi bolso, ya previamente preparado, mi abrigo y bajé a la sala, donde esperaría que Jin pasará por mí.
Papá no estaba, ya que se reunió con unos colegas del trabajo, pero esta consiente de mis planes, por lo que le enviaré un mensaje cuando ya me haya ido, para que estemos al pendiente el uno del otro. Miré la hora en mi reloj, notando que faltaban pocos minutos para que Jin llegará, o eso espero, porque hoy tuvieron una presentación, que debo decir, fue impresionante. Hay algo más en Jin, algo más energético, juguetón y brillante, algo que te llama la atención, lo que te hace no querer quitarle la vista de encima.
Ya tuve la oportunidad de escuchar el álbum completo, y esta tan lleno de amor, apoyo y consuelo, que casi me echo a llorar de lo hermoso que es. Uno de los temas que más tocó mi corazón, fue la canción que Jin interpretó. El mensaje que transmite es tan… increíble, profundo y real, que mi piel se erizó muy rápido, cosa que se repite, al recordarlo en este momento. Ah, Jin me ha hecho sentir tanto, que me he llegado a preguntar cuál es el límite.
En realidad, nunca tuve un miembro favorito de BTS, de hecho, amo fanáticamente a los siete, pero claro, Jin es alguien tan irresistiblemente atractivo, que me gusto un poco más de la cuenta, y ahora que lo conozco más, ese sentimiento crece, pero, ¿podría gustarle yo? Reaccionó de manera rápida ante la dirección a la que van mis pensamientos. Golpeó de manera leve mi frente, para hacerme reaccionar, riendo un poco.
–No, Kate, no vayas por esos lados –me digo, pero, ¿qué tendría de malo?
Bueno, siempre y cuando se quedé en mis pensamientos, no hay nada de malo, además, aquí el punto importante no es que quiera gustarle, sino, que se sienta cómodo consigo mismo. El timbre escuchándose en la estancia llamó mi atención, así que dejé mis pensamientos a un lado, para ir a abrir la puerta.
Cuando hago eso, me doy cuenta de una cosa: He ido al paraíso.
Jin está frente a mí, luciendo un traje negro con camisa blanca que le queda como un guante de lo perfecto que se adhiere a su silueta, usando una corbata rosa casi del mismo tono que mi vestido. ¿He dicho ya que Jin es muy guapo? Él se ve demasiado sexy, sobre todo, cuando su cabello –sin importar que color sea– está alzando, dejando su frente al descubierto.
No sé qué hice hoy para merecer tanta belleza visual, pero lo agradezco como no tienen una idea.
–Turner, ¿todo bien? –peguntó Jin con interés, porque mi boca se durmió y no quiso dar ni un “hola”.
–Perfectísimo –respondí –. Tengo a hombre más guapo del mundo frente a mí, trató de no babear ante la escena –me sinceré, haciéndolo reír de manera tímida.
¡Oigan! Es la primera vez que lo veo así de tímido. ¿Sienten eso? Es mi corazón que salta de la emoción. Ah, quiero gritar de la euforia, pero eso sería demasiado, ¿verdad?
–No sé porque tus comentarios aun me sorprenden, pero gracias.
–No, gracias a ti por bendecir mi vista y puerta de hogar con tu divina presencia, me inclinaría, pero no creo que el vestido me dejé –él puso un dedo en mis labios, silenciándome mientras me veía con una sonrisa.
–Te voy a detener aquí, porque a pesar de que tus halagos me gustan, siento que, si no te detengo, no llegaremos a la cita.
–Tienes razón –titubeé, pues su dedo no se iba de mis labios, hasta que lo quito –. Sólo voy por mi abrigo y bolso.
–Aquí espero –aseguró.
Entré rápidamente por dichas cosas, y cuando volví, cerrando la puerta detrás de mí, Jin abría la puerta de copiloto del auto, invitándome a pasar primero. Ay, qué bonito y caballeroso, me siento como una princesa. Agradezco su gesto con una sonrisa, entrando al auto, para luego, él ir al otro lado, en el puesto de conductor, encendiendo el auto.
» Por cierto, y antes de que se me olvidé –dijo, girándome a ver, sonriendo con sinceridad –, te ves muy hermosa, Kate –suspiré tontamente, colocando una mano en mi pecho.
–¡Eso fue muy lindo! –exclamé –. Muchas gracias.