Kate.
–Sí, papá, ya compré el pan y la leche –contesté por segunda vez, sosteniendo de mejor manera la canasta de la compra, ya que pasé rápido al supermercado a petición de papá.
–Muchas gracias. Olvide por completo comprarlos cuando venía a casa –se disculpó, haciéndome reír.
–No hay problema, papá. Ahora voy a colgar, para pagar esto e ir a casa. Nos vemos más tarde –me despedí, colgando la llamada, para guardar mi celular en la bolsa.
Hace unos diez minutos salí de trabajar, un poco más tarde, porque hicimos el inventario del día, porque aun con la demanda, los señores Kim quieren seguir trabajando. Hasta ahora no hemos avanzado mucho, pues Michael en realidad no tiene mucho con que trabajar, sin embargo, Hyun se ofreció a ayudar, así que se tendrán noticias pronto. Con ese pensamiento optimista, fui a pagar a la caja, sonriéndole a la persona que atendía, pues teníamos ya un poco de confianza, ya que la tienda estaba cerca del restaurante.
–Hola, Eun Sang. ¿Cómo estas hoy? –pregunté amable.
–Muy bien, gracias por preguntar, Kate –respondió con una sonrisa, escaneando los productos, porque compre algunas golosinas –. ¿Quieres una bolsa?
–No, gracias, tengo la mía. ¿Cuánto es?
Eun Sang me dijo el total, pero no le preste atención, ya que no encontraba mi bolsa de compra. Me parecía raro, ya que siempre la cargaba por casos como estos, nunca la sacó, a menos que cambie de bolso, hasta que una clase de ser místico me iluminó, dándome un golpe en la frente. Olvidé la bolsa con mi cartera en el mostrador del restaurante, ya que saqué la libreta que estaba en el fondo, y debido a las prisas, no me asegure que las metiera de nuevo.
–¿Pasa algo? –preguntó Eun Sang.
–Olvidé mi bolsa y cartera en el restaurante.
–Oh, pero puedes pagar con tu teléfono y te doy una bolsa.
–No, mejor voy por ellos, tengo algunas cosas que necesito. Vuelvo enseguida –anuncie, saliendo de la tienda.
El sonido de un trueno llamó mi atención, y ese fue el único aviso que recibí, antes de que la lluvia llegara de golpe. Pensé que algo así pasaba en las películas, pero no, también en la vida real. Sacaría el impermeable que suelo traer doblado en su funda como un llaverito, pero, ¿adivinen qué? Se quedó amarrado en la cartera. Decidí echar a correr hacia el restaurante, tratando de cubrirme un poco, para que las gotas de lluvia no fueran un obstáculo, hasta que me detuve en un costado del restaurante.
Era una especie de callejón, donde la luz estaba hasta el final, pues ahí es donde estaba la puerta trasera, por donde salíamos a dejar la basura en el contenedor. En ese callejón logre apaciguarme del agua, sacudiendo mi cabello y temblando un poco. ¡Sí! Logré mi cometido, mojada, pero lo logré. Disfrutando de mi victoria, comencé a buscar las llaves en mi bolsa, cuando un golpe seco en el contenedor detrás de mí me asustó de muerte.
Instintivamente me agaché, gracias a Dios, sin lanzar un grito, imaginando muchas cosas que podría ser, hasta que escuche unas voces hablando.
–P-por favor… b-basta… –jadeó una voz masculina, quejándose de vez en cuando de dolor.
–Me detendré, cuando me des lo que queremos –dijo otra voz masculina muy gruesa, daba miedo, de seguro era una clase de matón.
–Y-ya les dije que aún no terminó, es un proceso muy complicado.
–Claro, y por eso nos pediste con tanta insistencia el adelanto, ¿no es así? Ibas a largarte con nuestro dinero, no lo niegues, tengo fuentes confiables sobre ello.
–No, yo no… –quejidos y chillidos se escucharon de repente, lo que me erizó la piel.
Estaban golpeando y amenazando a una persona, yo soy testigo de eso, aunque ellos no se hayan dado cuenta, al menos todavía. Lo primero que hice, fue sacar rápidamente mi celular, poniéndolo en silencio y bajando el brillo. He visto muchas películas de terror, suspenso y policiacas, en situaciones como estas, el teléfono sonando de repente es tu peor enemigo. Lo segundo que hice, fue acercarme lo más silenciosamente que pude al contenedor de basura, ayudándome de la oscuridad del corazón, para pasar desapercibida.
Lo tercero y más importante, fue activar la grabadora de audio, tratando de captar la voz de estos sujetos. No sé si iban a identificar sus voces, pero al menos quedaría un registro de un acoso y abuso hacia una persona, podría servir para algo, para hacerse justicia y esto no pase por alto, o eso es lo que espero.
–Detente ahora, podrías matarlo y eso no nos sirve.
En ese momento, cuando escuche esa voz, se me detuvo el corazón. ¿Es cierto lo que escuché? ¿La voz que escuchó? ¿No serán alucinaciones mías?
–¿Entonces? ¿Lo dejó sin castigo?
–No dije eso, sólo que sería una complicación para nosotros. Amigo, por tu bien espero que nos digas la verdad, de lo contrario, no vamos a dudar en cumplir aquellas cláusulas que te dimos al inicio. Lo recuerdas, ¿verdad? Si no es así, haz memoria, y con eso en tu cabeza, ven mañana al sitio de siempre, a entregarnos nuestro pedido a las once de la mañana, de lo contrario, podría pasarte un accidente y no quieres eso, ¿verdad? Así que no nos hagas perder el tiempo, o esto se pondrá feo para ti.