Un toque frío

Capitulo 1

Lucas se acercó al escritorio del gerente, con la cabeza gacha y un nudo en la garganta. La oficina, normalmente un espacio impersonal, ahora se sentía opresiva.

- Necesito una baja temporal, por favor - dijo, con la voz temblorosa.

El gerente, un hombre corpulento de mediana edad, frunció el ceño. No era un hombre de muchas palabras, pero su mirada transmitía una mezcla de impaciencia y curiosidad.

- ¿Qué pasa, Lucas? ¿Te encuentras mal?

Respiró hondo, tratando de controlar las emociones que lo inundaban. La imagen de su madre, pálida y frágil, se le vino a la mente.

- anoche recibí una llamada de mi tío. Mi madre... está muy grave.

El gerente asintió con comprensión. Su expresión se suavizó un poco.

- Lo siento mucho. ¿Qué necesita?¿Cuánto tiempo?

- No lo sé con certeza, pero... mi tío dijo que probablemente no viva mucho tiempo.

Hizo un gesto de pesar. Su tono, aunque firme, era más compasivo - Entiendo. Pero no podemos permitir que te ausentes del trabajo por mucho tiempo. Te doy un mes como máximo. Si no vuelves en ese tiempo, se entenderá que renuncias a tu puesto.

Lucas asintió, con la mirada perdida. Entendía las reglas. Su madre había padecido una enfermedad degenerativa durante los últimos dos años. A pesar de ello, podía seguir con su vida diaria con normalidad. Pero hace un par de meses tuvo una recaída y parecía que no podría recuperarse.

- Gracias, jefe - dijo, con la voz
apagada.

Salió de la oficina, con el corazón apesadumbrado. Se dirigió a su casa, empaqueto algunas cosas y se preparó para el viaje. Sabía que el tiempo se estaba acabando.

Aunque la relación entre Lucas y su madre no fue la mejor después de que él decidió irse del pueblo para ir a la ciudad, ella seguía siendo el único familiar, aparte de la familia de su tío, que tenía. Y la idea de perderla era demasiado fuerte.

Antes ya había comprado un boleto de avión para salir esa noche. Sabía que tenía que llegar a tiempo.

El avión surcó el cielo, dejando atrás las luces de la ciudad como un rastro de polvo. Lucas se aferraba al asiento, mirando por la ventanilla. Las nubes se extendían como un mar blanco, y el sol se asomaba entre ellas, pintando el cielo con tonos rosados y dorados. Pero la belleza del paisaje no lograba calmar la angustia que lo carcomía por dentro.

Su mente se llenaba de imágenes de su madre, débil y enferma, en la cama. Se imaginaba su rostro pálido, sus ojos hundidos, y su respiración entrecortada. El miedo lo atenazaba, un nudo frío en el estómago que se apretaba con cada turbulencia del avión.



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En el texto hay: terror suspenso y misterio

Editado: 01.11.2024

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