Un torneo de aire

4. Mi sueño

Llego a la habitación con Isak pisándome los talones. Mis zancadas son furiosas, apresuradas por llegar a un lugar seguro. Las palabras de Zari me vienen una y otra vez a la mente: "Eliminar a la competencia es un premio." Claro que sí. No la iban a matar a ella.

Sería demasiado fácil.

Me alegro de que haya salvado su vida, pero me duele saber que sus ojos, tan dorados y brillantes, se oscurecerán por la culpa que supone cometer un asesinato a sangre fría.

¿Cómo eligirá a su víctima?

¿De forma calculadora, escogiendo al más fuerte? Demasiado cruel para ella.

¿Al azar? La matará saber que no hay una razón.

¿A un azul, por ser más numerosos? La envidia no es propia de ella.

¿A mí, que ya asesiné a Evelyn? Muy vengativo para su gusto.

Ella es inteligente, pero no la usa para matar, sino para salvarse. Me recuerda a lo que yo podría haber sido si no me hubieran roto en mil cachitos y los hubiesen pegado con el más fuerte de los pegamentos: el dolor. Yo ya no tengo remedio. Pero ella... ella puede llegar lejos y hacer de este mundo al que la suerte abandonó hace mucho un lugar sin miedo.

Uno en el que la única agua no sea la que se escapa constantemente de nuestros ojos demasiado resplandecientes.

Nunca me han interesado la fama y el reconocimiento que mi padre ansía. Nunca he tenido un objetivo más allá del que se me ha arrebatado. Me prometo que desde ahora ella será ese maldito objetivo. Zari Zitha, tu seguridad es la única promesa hecha a mí misma que cumpliré, tras haber roto tantas de ellas.

Y tantos de mis sueños como formas de copos de nieve existen han caído ya al suelo, donde los espera su muerte. La que ya sabían que tendrían cuando caían temerarios desde nubes de esperanza que mi padre se ha asegurado de extinguir.

Atranco la puerta con una silla, átandola a la manija con un mechón de mi propio pelo, ante la falta de cuerdas.

¿No nos dan eso pero sí nos dejan tener una daga?

A lo mejor prefieren las armas a las herramientas. En el fondo las últimas son más peligrosas para ellos.

La siguiente media hora la dedico a taponar la única ventana que hay, el pasadizo y cualquier otro lugar por el que pueda entrar el peligro, cada remedio más estrambótico que el anterior.

Isak intenta aportar ideas, pero prioriza demasiado la belleza. Tiene ese carácter calmado pero cálido que yo nunca poseeré. Mi tranquilidad asusta, en vez de relajar.

Y ahora mismo es él quién está inquieto. Yo me echo en la cama e intento dormir. Las pesadillas no pueden ser peor que la realidad. Esta última supera el límite de mi imaginación.

Tras lo que parecen apenas dos segundos noto una mano en el hombro. Me sobresalto y estoy a punto de rajar a mi compañero, soltando un rugido animal del que no evita reírse.

- Hola, leoncito. Tengo que enseñarte algo. Lo he ocultado mucho tiempo, pero creo que al fin lo domino. Por favor, no se lo cuentes a nadie. Espero tener tu discreción sin tener que... intervenir - se rasca el lóbulo de la oreja, un gesto que he aprendido que delata su nerviosismo.

- ¿Cómo intervendrás? Sabes que no me resultas demasiado amenazante - en mi cara se dibuja una sonrisa sádica y me aproximo a él, apreciando su visible sonrojo.

Me detengo. Si fuese otro, habría jugado con él, habría intentado sacarle información en cuanto comenzase a pensar con su segunda cabeza.

Pero no puedo hacerle eso cuando lo que veo en sus ojos no es lujuria. Cuando me ha perdonado el haber matado a su mejor amigo. Sabe Brígida cuantos chicos harán eso.

Me alejo y le aseguro, llevándome la mano al pecho en una actitud dramática:

- Cuentas con mi silencio. Demuéstrame ese increíble dominio que has conseguido.

El humor, la conversación con él siempre han sido buenos, mejor que con Noah.

- Necesito que me dejes tocar tu piel. La mano, el brazo... Lo que sea.

- Que sepas que descubrí hace mucho que mis intereses no van por el camino que tu transitas.

- ¿Eh?

- Que me he cambiado de acera.

- ¿Eh?

- Chico, que me gustan con el pelo largo.

- Yo tengo el pelo largo.

- Sin palo.

- Ahh. ¿Qué no luchen con bastón de madera?

- ¿Eres tonto? Me gustan las mujeres.

- Entiendo. - lo procesa un momento, se sacude la cabeza como un perro y vuelve en sí- Tanto da ahora mismo. Lo importante es que me des la maldita mano.

En cuanto mi piel toca la suya mi mente ya no sigue en la habitación. Me veo al lado de Zari en una habitación opulenta, frente al hombre de Aguamarina. Él la mira en silencio y ella come de un plato de oro. Veo como su pierna se mueve rápido por debajo de la mesa.

- ¿Cuándo me vas a matar?

- ¿Por qué habría de matarte?

- Dijiste que uno de nosotros no dormiría hoy. ¿Qué podría significar si no en este cruel torneo?

El hombre se levanta de su silla y se acerca a Zari. Le aparta un mechón de pelo de la cara y le hace una coleta improvisada. La chica está paralizada, temerosa.

- ¿Qué haces?

- Prepararte. Hay muchas cosas que se pueden hacer cuando no duermes. - se inclina aun más y le susurra- Algunas muy interesantes.

Una rabia que me nace de la boca del estómago me recorre el cuerpo.

- Pero lo que te toca no será tan bueno. ¿Aun no lo has adivinado? Antes ibas por el buen camino. Tiene que ver con eliminar a la competencia.

- Voy a matar a alguien - no lo dice con voz temblorosa, sino con resignación.

- Muy bien - la felicita de una forma casi siniestra- pero algo lenta. Me decepcionas. Siguiendo con lo de prepararte... Toma un poco de agua.

Tanto yo como Zari saltamos de forma simultánea. Tienen... ¿agua?

Pero su reacción roza más el miedo que la sorpresa.

- ¿Cómo lo sabes?

- Nunca tomas asjun, querida. Ay, Zari Zitha, ¿has visto Negro alguna vez más que el día del reclutamiento? - la chica niega con la cabeza y algo se rompe dentro de mí - Tranquila. Guardaré tu secreto si tú guardas el nuestro. Investigando tanto.... ¿Creerías que no nos daríamos cuenta? Ahora que sabes que en Aguamarina bebemos, pero nosotros sabemos que tú también. Cumple con las pruebas, pero pierde en los octavos, por favor. No te conviene llegar al laberinto.



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En el texto hay: amor, distopico, competición

Editado: 16.08.2025

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