Un Trago Amargo 1º

¡¡¡¡Ayuda!!!!

   3º  Capitulo

  • ¿Me vas a negar tu numero otra vez? -preguntó
  • Si - conteste - y te vuelvo a repetir que tengo novio

 

Aunque sea mentira la clásica “tengo novio” siempre funciona, pero esta vez no, él es   terco al parecer y se va acercando cada vez más, doy dos pasos hacia atrás y tengo miedo que me llegue a tocar.

 

A lo lejos escucho como le gritan que se aleje y de una suelto el aire que no sabia que estaba reteniendo.

 

  • ¡Te esta diciendo que no te lo va a dar! - escucho a Orlando gritar

 

Es un muchacho chaparrito, piel blanca, gordito, ojos cafés oscuros al igual que su cabello. Le tengo mucho cariño aunque sé que le gusto y yo no lo veo más que un amigo, él lo tiene claro y no tiene problema con ello.

 

Pero a pesar de que no lo acepto como otra cosa me está protegiendo en este preciso momento, me miró en problemas y no dudo en ayudarme y defenderme.

 

  • Montserrat, ve con los demás tengo que platicar con el -me susurró para que no escuchara la otra persona

 

Yo solo asiento y salgo disparada de ahí.

 

Visualizo a los demás y voy corriendo hacia ellos con unas lagrimas en los ojos que no sabia cuándo habían salido.

 

Cuando Gabriel unos de los chicos moreno claro, de mí misma estatura, ojos color cafe oscuro y cabello azabache, me observa me toma de los hombros y me observa, ya que escucha mis sollozos.

 

  • Ey, ¿qué pasó? - pregunta asustado

 

Como ve que no puedo contestar, voltea atrás de mí y sé que es hacía Orlando. El cual le cuenta lo sucedido y Gabriel solo asiente.

 

Ellos para dejarme pasar el mal rato me cuentan unos chismes del rancho y sí que funciona, porque de un momento a otro ya estoy riendo a carcajadas.

 

De un momento a otro me dicen que ya está el sushi, así que me adentro de nuevo al lugar pero esta vez el muchacho ya no esta y lo agradezco para mis adentros.

 

  • Hola, vengo a recoger - digo al momento de entrar a la cocina
  • Si, Montse, ya están listos

 

Pague, agarre las bolsas y me dirigí a salida, me subí a la cuatrimoto y me dirigí a la casa.

 

Al llegar a la casa, aparque la cuatrimoto, la apague y me baje con las bolsas.

 

  • Ya llegue - dije cuando entre a la casa

 

Deje las bolsas en el comedor y mientras los demás se acercaban, sacaba los sushis de la bolsa y los ponía en la mesa.

 

Mis hermanos y mi madre se acercaron y nos pusimos a comer.

 

(…)

 

Papá volvió a desaparecer pero esta vez por tres días, yo no sabía que hacer encontraba a mi madre llorando, como no sentirme triste si es la persona que me dio la vida, aunque no le cuente nada de lo que realmente me atormenta, ya que no hay la confianza pero la sigo queriendo.

 

  • Mamá -le hablo- ven levántate, vamos con mi nana

 

La animo, por suerte decide levantarse y nos dirigimos con al rancho de mi nana. Como es costumbre en mi familia materna juntarnos todos y jugar lotería o baraja los que sabían.

 

En ese lugar tengo muchos recuerdos con toda mi familia desde tristes hasta los mas divertidos.

 

Estamos toda la familia reunida, desde mi bisabuela hasta los bisnietos que viven en la ciudad.

 

Mis primos y yo teníamos la costumbre de entrar en la bodega que mi tata tenia en la casa en la cual estábamos reunidos, aquí mi abuela y sus hermanos crecieron y se criaron.

 

En esa bodega se encontraban muchas cosas para caballos y ganado, desde sillas, cuerdas, cuartas y más.

Una prima y yo salimos con la cuerda en las manos y cuando nos vieron con ella proponen jugar a saltar la cuerda.

 

Todos nos turnábamos cuando uno perdía desde los mas grandes hasta los más chicos”

 

Al llegar a casa de nana nos dicen que están haciendo tamales, entonces nos pusimos a ayudar para terminar más rápido.

 

Mientras los tamales están mi tía Cipriana dice que se va a ir a vender machaca, pero como a todos nos gusta ir a acompañarla vamos con ella para ayudarle también, lo inesperado fue que mi abuela dijo que iría.

 

Llegamos a una casa en la cual nos bajamos todos del carro, mi abuela y mi tía empezaron a platicar con unos señores que viven ahí y como mis primos y yo nos aburrimos decidimos ir a un kínder que se encontraba en ese rancho.

 

Nos brincamos la barda poder entrar y así poder divertirnos un poco en los columpios, y en él sube y baja.

 

Cuando menos acordamos pasó un carro similar al de mi tía, decidimos regresar.

 

Al llegar a la casa de la que partimos no encontramos su carro

 

  • Disculpe -dice mi prima- ¿mi abuela ya se fue?
  • Si, tiene rato que se fueron
  • Gracias

 

Salimos de aquella casa, todos preocupados porque se olvidaron de nosotros. No sabíamos si teníamos que regresar al rancho de nana caminando ya que se encuentra a kilómetros de nuestra ubicación y pensando que hacer nos sentamos debajo de un árbol frondoso.




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