Un Trago Amargo 1º

Los amigos si existen

Lunes me levanto como cualquier día normal, okay no, no es normal, ¿Por qué? Porque no puedo hacer fuerzas y digamos que me levanto con cuidado cuando la odiosa alarma me levanta. ¡Quiero seguir durmiendo carajo! Estaba soñando, no sé que cosa, pero estaba soñando.

 

Me quito la faja con cuidado, de igual manera despego el algodón que cubre los puntos. Los veo con cara de horror. No es la primera cirugía que me hacen, de echo cuando tenia 10 años tuve una.

 

  • Montserrat, ve bajando mientras encuentro estacionamiento - dice mi madre, al momento que llegamos al hospital.
  • Okay.

 

Entro y la muchacha de recepción me pide mi nombre, le doy mis datos y a qué vine. En eso llega el otorrinolaringólogo. Me llevan al quirófano después de todo el proceso.

 

  • Ponte estos zapatos - levanto una ceja, a lo que ella responde -, mira, yo también los tengo puestos. Estos se usan en el quirófano son reglamento - asiento y me los pongo. Alzo mi cabeza cuando termino y me indica que entre a una habitación.

 

Observo a los pacientes dormidos que están aquí. Una enfermera se acerca a mí y me habla para tranquilizarme.

 

  • Ellos están aquí para revisión - explica la duda que se estaba formando en mi cabeza -. Cuando se levantan y no tienen efectos secundarios, los llevan a su habitación.
  • Montserrat - me hablan y volteo hacia esa dirección - ¿Te gustaría tener globo o que te inyectemos la anestesia de una? - palidezco cuando dice inyectar. No le tengo miedo a las agujas, solo que estoy acostumbrada a agujas de bebés.
  • El globo está bien - susurro y a la misma vez me ruborizo.

 

El doctor asiente y sale del cuarto. Un paciente se levanta y la enfermera va a su encuentro. En eso me llaman para que entre a donde se llevara a cabo mi operación. Me quedo estática en mi lugar al ver toda la maquinaria que aquí se encuentra.

 

  • Montserrat - me llama el otorrino, volteo hacia su dirección -, ven acuéstate en esta cama - hago lo que me pide para luego decir -, te colocaremos esta mascarilla y tienes que inflar el globo.

 

Lo voy haciendo y cuando de pronto caigo dormida…

 

Sacudo la cabeza ante esos pensamientos, checo la hora en mi celular 5:00, puta madre odio mis viajes astrales de madrugada. Me bajo de la cama en putiza y me deshago de mi ropa, abro la llave para que se tire el agua fría y así salga la caliente. En mi celular pongo música, porque si me gusta bañaran con musica es más cool.

 

Enrollada en una toalla y con mi ropa interior puesta, me dirijo al cuarto de mi madre para que coloque el cambio de algodón, me desinfecte y todo ese proceso. Cuando termina de hacerlo, vuelvo a mi cuarto, cuelgo la toalla, me pongo la faja con cuidado y coloco mi uniforme.

 

  • ¡Rogelio! - le hablo a mi hermano para que me ayude a ponerme los tenis ya que no puedo ponérmelos.
  • Mande.
  • Me ayudas - digo señalando los tenis.

 

Me pone las calcetas y luego los tenis. Puede que no nos llevemos casi, pero en realidad todas lss relaciones que conozco de hermanos son parecidas; en las buenas y en las malas están, pero siempre hay peleas.

 

(…)

 

Ya en la escuela me topo con Jesús y vamos subiendo las escaleras, con cuidado. Cuando llegamos al salón me abraza y los dos lloramos, demasiado dramático. Nos separamos y una sonrisa tira de mis labios, no es una sonrisa de oreja, más bien es como una sonrisa tímida.

 

  • Te dije que me tendrías aquí, enfadándote - digo en un susurró y una lágrima es derramada por mi mejilla. Él la limpia con su mano y le sale una sonrisa igual que la mía.
  • Yo se que sí - dice en el mismo tono que yo. En eso choco con su pecho y siento sus brazos rodearme y yo le respondo el abrazo.

 

Me toco tener al mejor amigo que alguien pudo pedir, porque sí, él es mejor.

 

Seguimos platicando, en eso tocan el timbre anunciando que las clases empiezan. Entra la maestra Mandujano regando ¿Novedad? Nah creo. Deja su mochila, su planeación y más cosas que los maestros siempre se cargan. Tomo mi lugar a lado de Rafa y en el fondo para acabarla de chingas. ¿Por qué? Porque Rafa y yo no nos aguantamos juntos, bueno realmente todo el grupo, pero me encanta molestarlo y él a mí, así nos divertimos nosotros.

  • Buenos días, chicos - saluda la maestra y se hace su tres cabellos hacia atrás. Creo que es una maña, ya que siempre lo hace desde que nos dio clases en primero de secundaría.
  • Buenos días - decimos a unísono.

 

La maestra empieza con su habladora. Estoy que me caigo dormida, tengo mi codo recargado en la mesa de la butaca, volteo hacia Rafael y esta igual. Volteo hacia otros lado y la situación esta de mal en peor. Todos nos estamos muriendo de sueño.

 

  • Nathaly - llamo a mi compañera que se encuentra enfrente de mí.
  • Mande - dice.
  • Hazle platica, todo estamos más allá que acá.
  • Montse, me da miedo hazle tu.
  • Agh, ya que.

 

Espero un momento a que la profe deje de hablar tanto y no me pegue un regañado. Porque si, sus regaños te desesperan, porque nomas habla, habla y habla, y ya no la callas a la chinga vieja.

 

  • Miss - le hablo.
  • ¿Si?
  • ¿Usted cree en Dios? - okay, si, poner el nombre de dios es malo, pero que más da me estoy muriendo de sueño y no quiero clase.
  • Si y ¿tu?
  • No, miss.
  • Pero como no vas a creer en Dios, si es un ser misericordioso. ¿Además no celebras navidad?
  • Sí, pero más que nada por mi familia, yo creo que todo es por ciencias y eso no porque Dios lo haga.




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