Un Trago Amargo 1º

Locura a todo dar

23 de septiembre del 2021

 

En estos momentos de mi vida es cuando tengo que tomar la decisión mas importante. A qué universidad quiero ir. Me encuentro en la sala de mi casa con mi padre, mi madre y mi abuela. Y si se preguntan si mis padres regresaron la respuesta es NO, así de grande. Solo que papá viene a platicar con mi mamá cuando nos portamos mal, cosas de la escuela u otras situaciones que requieren su presencia.

 

  • Asistirás al Tecnológico de Monterrey de aquí de Culiacán.
  • ¡Papá! Pero…
  • Pero nada, Montserrat.
  • Es que, las universidades aquí ninguna me gusta - es así como le nombro todas las universidades habidas y por haber de mi ciudad. Así como le agrego que no me gusta de cada una.
  • No, ya dije que iras ahí.
  • Pero siempre sé a dicho que iría a estudiar a Guadalajara.
  • Pues fíjate que cambie de decisión.

 

Dándome por vencida que no llegare a ningún punto, me cruzo de brazos y hago mi cara de fastidio. Mis padres siguen hablando, al igual que mi abuela.

 

Me despido de mi padre. Cenamos las tortas con cochinilla que mi abuela hizo. Y al darle un a mordida gimo de placer. Esta re buenas. Siempre e dicho que entre mas vieja es la persona que cocine más rico, porque entre la comida de mi abuela y mi nana (bisabuela), mil veces la de mi nana. Es como el dicho “Entre mas arrugada la pasa mejor”, pero aquí yo lo aplico para el sazón.

 

(…)

 

Me levanto y checo en mi teléfono que hora es, la una de la mañana. Tuve un sueño donde yo decidía por una universidad del extranjero. Me gusta la idea. Busco en mi teléfono la Universidad de Harvard, Oxford, Yale, Berkeley; de esta universidad leí en un libro de Wattpad que tiene hermandades, esta super cool esa idea. Columbia, etc.

 

Alcanzo a llenar de una de ellas los datos. Me gana el sueño y me quedo dormida. Caigo en los brazos de Morfeo.

 

Me levanto cuando los rayos del sol entran por mi ventana. Vuelvo a tomar mi teléfono y sigo buscando lo que deje a medias en la madrugada. Sonrió cuando lleno varias formularios. Mientras bajo las escaleras mi mamá ve muy sonriente.

 

  • ¿Y eso que andas muy sonriente?
  • Estoy aplicando para universidades extranjeras - yo sonrío y la suya decae.
  • ¿Ya le preguntaste a tu papá? - niego y así mi sonrisa decae -. Pregúntale si te deja.
  • Esta bien, yo le marcare.

 

Al día siguiente después de regresar de clases decido que es hora de marcarle a mi padre. Presiono su nombre, empieza a escucharse el tono de llamada, la llamada esta apunto de mandarme buzón cuando me contesta.

 

  • Buenas noches, hija - dice mi padre en cuanto me contesta -. ¿Cómo estas?
  • Bien, papá - digo con los nervios a flor de piel -. ¿Usted cómo esta?
  • Bien, hija. Dime ¿Qué pasó?
  • Papá, quiero preguntarle si ¿me deja hacer documentación en universidades extranjeras?
  • Si, hija. Tienes mi permiso - guarda silencio un momento y prosigue -. Pero no me gustaría que fueras a Estados Unidos, la gente ahí esta muy perdida.

 

Sé porque lo dice, claro en cierta parte mis primas tienen que ver; ellas salieron embrazadas jóvenes y la otra parte es que hay muchachos que se drogan y fuman. ¿Cómo lo sé? No es difícil deducirlo, mi padre trafica droga allá y yo e viajado muchas veces a Estados Unidos.

 

  • No se preocupe papá - le digo para tranquilizarlo -. Yo más que nada quiero ir a Inglaterra.
  • ¿Pero?
  • Pero si no me aceptan en Inglaterra entonces será en Estados Unidos.
  • Esta muy bien, hija. Luego me avisas que te dijeron.

 

Cuelgo y empiezo a brincar de la emoción. No me lo puedo creer, ¡Me dejo iniciar la documentación!

 

Voy hacia el cuarto de mi madre feliz. Entro sin tocar y brinco en la cama. Okay se que es demasiado de niña de 5 años pero no se puede juzgar estoy demasiado emocionada.

 

  • Montserrat, deja de brincar, ya estas grande - me reprende.
  • Es que, ¡ahh!

 

Ana hace una cara de no saber que me tienes así de chiva loca, achica sus ojos queriendo analizarme. Yo dejo de brincar y me tiro a lado de ella para así contarle. Inhalo y exhalo, me siento en modo indio viéndola.

 

  • Mamá - ella deja de ver la novela y me pone atención -. Acabo de hablar con mi papá.
  • ¿Y que te dijo?
  • Le pregunte si podía aplicar en universidades extranjera - la veo seriamente -. Me dijo que sí, solo que Estados Unidos no se le hace una idea muy buena.
  • ¿Te dijo que si? - dice mi padre sorprendida.
  • Así es, señora ama de casa. El señor padre dijo que sí.

 

(…)

 

28 de noviembre de 2021

 

Estoy en clase de Legalidad, no me gusta esta materia. La maestra me cae super bien por si piensan que es por ella, pero nah es la materia. Mientras escribo lo que dice estoy escuchando un corrido. Sí, un corrido; esos donde hablan de la vida de un narcotraficante. Pero bueno cuando uno crece con este estilo de vida ya es demasiado normal.

 

Mucha gente dice que cuando uno crece en el mundo malo, esa persona también es mala. Pero véanme aquí, queriendo salir del país, esperando la llamada de Oxford que fue a la única universidad que mande el ensayo. Queriendo tener otra vida. Por eso siempre e dicho “La familia de una persona, no la define”.

 

Por mis audífonos suena el corrido de Don Arturo:

 

La decisión fue tomada,
Y Don Arturo era de palabra,
Iba a pelearles, estaba claro,
Al puro estilo, Badiraguato,
Que se entregara, nunca hizo caso…




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