Grecia
Cuando despierto con la alarma de mi teléfono, observo la hora y aún era un poco temprano, pero me levanto para preparar todo. Entro al baño y me ducho, seco mi cabello y lo peino, antes de vestirme con un vestido, que era un suéter largo color rosa, y unas botas que llegaban hasta mis rodillas negras.
Bajo y observo a mis padres en el comedor. Tomo asiento mientras espero que sirvan mi desayuno. Mi padre revisa el periódico y las revistas, mientras mamá habla por teléfono y mezcla su desayuno. Esta era una típica comida cuando están por las mañanas, no podía quejarme, a pesar de que no teníamos la relación más cercana, sé con certeza que se preocupan por mí.
-Hablamos después- dice mi madre luego de observarme fijamente.
Llega la señora del servicio y deja mi plato sobre la mesa.
-Gracias- digo.
-Recuerda que mañana viene tu novio o novia- dijo mi madre y reí.
-Novio- corregí.
-Por cierto, cariño, Anna te mandó esto- dice mi padre.
Tomo el folder y es el contrato. Todo está listo. Como en silencio y en unos minutos, mis padres se van. Lavo mis dientes y retoco mi maquillaje. Subo a mi habitación. Tomo mi bolso y un bolígrafo. Firmo ambos contratos y dejo uno en la oficina de mi padre. Veo por la ventana y Andrea ya se encuentra allí. Escucho mi teléfono sonar y bajo inmediatamente. Andrea abre la puerta de copiloto con un leve sonrojo en sus mejillas. Sonreí mientras subía al auto. Cierra la puerta y camina hasta la del piloto. Entra al auto y lo enciende.
-Aquí está el contrato- dije mientras dejaba el folder en los asientos de atrás.
-Está bien- se concentró en manejar y yo revisé mi teléfono.
Muchos comentarios sobre mi relación con Williams se hicieron presentes. Los rumores cada vez eran más estúpidos y comencé a reír. Sentí la mirada de Andrea por un par de segundos y lo observé. Sonrío al ver su perfil. Sin duda no pude escoger mejor a mi novio falso, debo admitir que hace unos años, cuando lo conocí, me sentí atraída por él. Pero luego me di cuenta que probablemente nunca estaríamos juntos y dejé que esa idea se ocultara en el fondo de mi cerebro.
La arquitectura de la escuela comienza a aparecer y pronto estamos estacionados en él. Algunas miradas se centran en el auto, pero son menos que ayer. Salimos del coche y comenzamos a caminar tomados de las manos. El recuerdo de las gradas se hace presente y me sonrojo.
-¿Estás bien?- pregunta Kendall con una sonrisa.
-Sí- respondí.
La mano de Andrea se separa de la mía y lo observo. El rojo en sus mejillas aumenta y sonrío.
-Tengo que ir a clase- asentí y se fue caminando rápidamente.
-¿Qué es lo que pasa entre ustedes?- cuestionó Ken.
-Sólo es un trato- respondí.
-Eso no parece sólo eso- mordí mi labio inferior.
-Créeme que lo es- dije. –Andrea sólo aceptó esto porque quería que Industrias Scott invirtiera en su proyecto y yo no quería que mi madre me mandara a citas a ciegas- su mirada decía que eso no la convencía, pero asintió.
-Por cierto, ¿irás a verlo competir en la Olimpiada de Matemática?- yo no sabía que él concursaría.
-¿Cómo es que tú sabes eso y yo no?- cuestioné.
-Resulta que la persona con la que salgo es amigo de él- dijo rápidamente.
-¿Entonces es en serio lo tuyo?- ella asintió lentamente.
Caminamos a nuestro salón y las clases pasaron lentamente. Finalmente llegó la hora del almuerzo y juntas recorremos los pasillos hasta llegar a la cafetería. En la fila para comprar estaba Andrea, me acerqué a él y sonrió tímidamente.
-Compraré tu almuerzo, ve a sentarte- dijo y asentí. Kendall se quedó formada y yo caminé a nuestra mesa. Algunas de las porristas ya estaban allí y sus novios también.
Luego de unos minutos llega Andrea y niego con la cabeza. Ni de loca comería eso. Andrea sonríe con orgullo mientras se acerca. Deja la bandeja y se sienta. Kendall llega con una rebana de pizza y un agua natural mientras se ríe.
-¿Hace cuando que no comes pizza?- cuestionó.
-Desde que era una niña- respondí mientras intentaba pararme para conseguir comida saludable.
-Dyls, hazlo por mí- sonrió tímidamente.
Mordí mi labio inferior y volví a sentarme. Tomé la rebana y di una pequeña mordida. Andrea sonrió y algunas animadoras rieron. Tomé un poco de la bebida que trajo y reconocí el sabor de una malteada. Su mirada se mantuvo fija en mí, en todo momento. El almuerzo terminó y mi estómago estaba lleno. Hoy no había práctica así que tenía que hacer ejercicio. Fuimos juntos a clases y en lo que llegaba el profesor le envié un mensaje a Ken, preguntándole la hora de las olimpiadas. Y me responde que es a la hora de salida. ¿Por qué Williams no lo mencionó?
Las clases pasan y la campana suena, finalizando la jornada escolar. Andrea que se encuentra a mi lado recoge sus cosas rápidamente. Sonrío un poco cuando lo veo nervioso.