Un trato con el nerd

Capítulo 27

Grecia

Han pasado ya dos años desde que lo vi por última vez, su ausencia se siente en pocos momentos, especialmente cuando la noche llega. Por eso, mantengo mi mente ocupada. Saliendo de la Universidad voy a la empresa de mi padre, que gracias al cielo ya está estable, y después veo a Keith. Aquel lugar se convirtió en un refugio para mí también. Cuando me coloco aquella chaqueta y esa peluca pelirroja, me olvido de todo. Los primeros meses sólo apoyaba a Hamilton, entonces un día me regaló una motocicleta, me enseñó a manejarla y en tan sólo un mes comencé a participar en las carreras.

Keith Hamilton:

Te veo hoy a las 9 en el mismo lugar.

Reviso la hora y aún tengo tiempo suficiente para arreglarme. Entro al baño y abro las llaves de la ducha, cuando termino comienzo a secar mi cabello. El sonido de una llamada resuena en toda mi habitación y deslizo mi dedo aceptándola.

-Grecia- reconozco el acento francés de mi amigo y sonrío.

-Étienne, ¿qué pasó?- respondo.

-No quiero ser muy insistente, pero en verdad, tienes que verla- me siento en la cama y suspiro.

-No quiero hablar de esto, por favor- digo.

-Pero tienes que hacerlo. No puedes pasar el resto de tu vida ignorándola- alza su voz.

-Puedo intentarlo- digo en un susurro.

-No sé por qué sigo insistiendo en esto. ¿Sabes qué? Haz lo que quieras con tu vida. Si quieres perder a las personas más importantes de ella por Hamilton, hazlo- cuelga y me siento culpable.

Kendall y yo hemos discutido, ella dice que me he alejado de ella por Keith, pero no es así. No quiero que ella conozca esta parte de mí, porque aunque es mi refugio, no me agrada mucho hacerlo. No quiero que ella forme parte de esto. Y sé que ella siempre estuvo a mi lado para lo que quisiera, pero no puedo dejar que me vea en este mundo.

Humecto mi piel y me maquillo, más de lo que suelo hacerlo. Peino mi cabello en un moño y suspiro al verme en el espejo. Tomo mi ropa que consiste en un pantalón ajustado color negro y una playera corta de color rosa. Me coloco la chaqueta de piel y tomo unos lentes de sol. Bajo las escaleras y salgo de mi casa, camino hasta una cuadra después y veo a Keith. Me acerco a él y deposito un beso en sus labios. Se coloca su casco y me subo, tiende el otro casco y me lo pongo, me abrazo a su cintura y comienza a manejar. Luego de unos minutos estaciona frente a su casa. Entramos y me coloco la peluca, me monto en mi motocicleta y juntos manejamos rumbo a aquel lugar.

-Hola, Dylan- saluda Amy.

-Hola, ¿cómo estás?- cuestiono.

-Bien. Hoy competirás contra Wendy- Wendy era una de las mejores y eso me puso un poco nerviosa, pero lo oculté. Las personas comienzan a hacer el círculo alrededor de nosotras y Keith se acerca a mí.

-Te estaré esperando aquí- asiento y deja un beso en mi mejilla.

Mi celular suena anunciando un nuevo mensaje. Lo saco de mi bolso y es de un número desconocido.

Cuida tu espalda, Grecia Scott.

Mi corazón late rápidamente y los nervios invaden mi cuerpo. Guardo mi teléfono y me acerco. Me preparo para arrancar, entonces aquella mujer aparece, mueve la bandera y acelero. La velocidad a la que iba, superaba los límites de velocidad. El circuito era sencillo, así que, definitivamente, podría ganar. Incremento la velocidad aún más y mi corazón late todavía más rápido. Bajo un poco para pasar la curva perfectamente, entonces alguien me alcanza. Reconozco la motocicleta de Wendy, pero decido ignorarla. Incremento la velocidad y ella hace lo mismo. Cruzamos más curvas y mantenemos la misma distancia. A lo lejos veo la meta y sonrío. Pero entonces pasa. En la última curva, bajo la velocidad, Wendy acerca su motocicleta a mí y pierdo el control. El miedo invade cada partícula de mí, cuando soy incapaz de controlarla. Logro recuperar el equilibrio y giro, de repente, veo a una persona en medio de mi camino y al dar la vuelta rápidamente, pierdo el equilibrio y escucho el metal raspando con el asfalto. Sin poder controlarlo, caigo de la motocicleta. El sonido del casco contra el piso es el último que escucho. Mi vista se vuelve borrosa y todos los demás sonidos lejanos. A lo lejos veo la silueta de Andrea, todo pasa frente a mis ojos. Todos los momentos a su lado. Y entonces veo todo negro.

 

Abro mis ojos lentamente y la luz blanca me hace volver a cerrarlos, repito ese movimiento hasta que puedo ver claramente. Reconozco la habitación del hospital del doctor Miller y veo a mi madre. Me observa y las lágrimas comienzan a caer. Sus brazos me rodean y mis costillas comienzan a doler. Mi padre ve mi expresión y retira a mi madre de mí.

-¿Por qué haces esto, Grecia?- grita. –Estuve a punto de perder a tu padre, no puedo perderte a ti- mis ojos se cristalizan en intento levantarte de la camilla, pero el dolor incrementa.

-Mantente recostada- dice mi padre con voz firme.

La puerta se abre y por ella entra Kendall, me busca con la mirada y cuando nuestros ojos se encuentran se acerca a mí. Delicadamente, me sujeta entre sus brazos. Comienza a sollozar y, sin poder evitarlo, hago lo mismo. El miedo se va. Todos los demás, entendiendo que necesitábamos un momento a solas, dejan la habitación. Intento acariciar su cabello, pero el dolor me impide hacerlo.




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